Decenas de miles de participantes salieron a las calles de la capital de Hungría para desafiar la prohibición de la policía húngara del Desfile del Orgullo, un retroceso sin precedentes para los derechos LGBTIQ+ en la Unión Europea (UE). La coalición gobernante del primer ministro Viktor Orban modificó las leyes y la constitución a principios de este año para prohibir la celebración anual, justificando su represión de los derechos LGBTIQ+ durante años con argumentos de "protección infantil".
El líder nacionalista húngaro evitó imágenes de represión violenta: descartó cualquier intervención de las fuerzas del orden. Sin embargo, al tiempo, amenazó a los homosexuales, lesbianas y transexuales con consecuencias legales después de los hechos. El viernes declaró que, si bien la policía no "dispersará" la edición número 30 de la marcha del Orgullo, quienes participen deben ser conscientes de las "consecuencias legales".
Sus críticos ven esta acción como parte de una campaña más amplia para restringir las libertades democráticas antes de las elecciones nacionales del próximo año, cuando el experimentado primer ministro, cuyo partido ha liderado la política húngara durante 15 años, enfrentará a un opositor fuerte.
"El mensaje es claro: no tienen poder sobre nosotros", declaró el alcalde de Budapest, Gergely Karacsony, en la manifestación y celebró la asistencia récord: "Gracias, Viktor Orban, por promover una sociedad más tolerante", bromeó en Facebook.
"Estimamos que la asistencia estuvo entre 180.000 y 200.000 personas. Es difícil estimar la cifra exacta porque nunca ha habido tanta gente en el Orgullo de Budapest", declaró a la AFP la presidenta del evento, Viktoria Radvanyi.