Con sólo preguntar en cualquier cárcel de la región por Luis Mario Pino Vinet alcanza para dimensionar su peligrosidad. Si bien hace 13 años que esta preso, no se escapó y su conducta es impecable, su pasado da miedo. El mismo que tienen sus víctimas. El mismo que sienten las mujeres que están cerca de él.
Pino Vinet, o el Domador como lo conocen saldrá en libertad definitiva el próximo sábado sin haber recibido ningún tratamiento por parte del gobierno rionegrino. Si bien tuvo intención de salir antes, desde la Justicia le negaron el beneficio, pero no pueden retenerlo más en prisión porque cumplió la condena.
Los informes de conducta son los mejores, pero los psiquiátricos son espantosos con un alto riesgo de que vuelva a atacar a las mujeres. Padece un Trastorno Disocial de la Personalidad y esa patología, además de otros recursos que posee como mostrarse simpático y seductor.
Seres fríos, que no sienten empatía por los demás, no sufren remordimientos y las normas son sólo palabras y texto escrito a su manera de entender
Se caracterizan por ser "seres fríos, que no sienten empatía por los demás, no sufren remordimientos y las normas son sólo palabras y texto escrito a su manera de entender", coinciden los numerosos informes de los profesionales.
Pino Vinet tiene 61 años y estuvo preso en varias oportunidades siempre por violencia hacia las mujeres, aunque nunca cumplió condena porque siempre escapó antes.
Muros adentro de los penales de la región sus historias se repiten permanentemente. Hombre de campo, acostumbrado a dormir a la intemperie donde lo encontraba la noche, rodeado de sus caballos, con cuchillo en la cintura, y siempre con alguna mujer sometida a su lado.
Estuvo preso en Roca, por algunos delitos de robo de animales, resistencia a la autoridad y maltrato a su novia. Fue en 1995, cuando la mujer fue encontrada dentro de una precaria casa de madera con candado y le había cosido la boca con alambre para que no hable. La persecución fue en su terreno, a campo traviesa por toda la costa del Colorado hasta que se perdieron los rastros. Fue encontrado en un campo tiempo después, en una isla en la zona de Valle Azul.
Estuvo preso casi 10 años. Dos meses antes de cumplir la condena, escapó y no se supo nada más de él, hasta que volvió a aparecer en Ferri, en Cipolletti, a donde bajaba del campo para hacer compras y tener algo de vida social. Allí marcó a una chica de 14 años que unos días después se la llevó por la fuerza con rumbo desconocido. En el juicio se supo que la tuvo sometida 25 días en un campo viviendo a la intemperie y la abusaba cada mañana.
La ataba, le pegaba con el látigo que usaba para domar y hasta le ponía el freno de los caballos en la boca para que no grite. Pese a los intentos de la policía por ubicarlo, solo encontraron a la chica en pésimo estado en cercanías del Arroyón, en Contralmirante Cordero. Cuando la rescataron tenía la boca muy lastimada, le había quitado partes de piel de los labios con una pinza.
Su detención se produce en la casa de su familia en Plottier, en 2006. Pero antes del juicio volvió a fugarse y al año siguiente cayó en el Hospital Castro Rendón donde fue a atenderse con un cuadro de desnutrición avanzado, aunque dio el nombre de su hermano, la policía siempre creyó que había querido entregarse.
Pese a todas las pruebas y el testimonio de la víctima -en presencia de su atacante porque no existía en Río Negro la Cámara Gesell-, en el juicio le dieron apenas 8 meses de prisión, sentencia que fue anulada por el STJ y en un segundo lo condenaron a 13 años de prisión.
Su raid de maltratos a las mujeres no terminó con él preso. Es que cuando obtuvo salidas transitorias, y su hermano lo pasaba a buscar por la cárcel para llevarlo a visitar a su mamá a Plottier, forzó a una mujer a acompañarlo. Dijo que era su novia y que lo visitaba en el penal, lo cierto que la golpeó y ella lo denunció, por lo que perdió el beneficio.
Hace un mes intentó obtener la prisión domiciliaria por la emergencia sanitaria por el coronavirus, sin embargo fue rechazada por considerar que el egreso anticipado puede constituir un riesgo de violencia sexual para la sociedad.
Riesgo que aún continúa, pero ya no hay condena que lo tenga tras las rejas.