LA CUARENTENA INTERMINABLE

Sin escuelas y con sufrimiento: los niños de la pandemia

Entrevista con el director del Laboratorio de Neurociencias y Educación de la Asociación Educar, Roberto Rosler.
sábado, 22 de agosto de 2020 · 00:00

Cómo impactó la pandemia, y, en consecuencia, la cuarentena, en el sistema educativo, es un análisis que se debe hacer disgregando los distintos sectores que implica la educación. Así lo explicó el doctor Roberto Rosler, neurocirujano y director del laboratorio de Neurociencias y Educación de la Asociación Educar.

En argentina y toda Latinoamérica no hay un escenario homogéneo, hay sectores que pudieron mantener una educación, no óptima, pero que “tiene sus virtudes”.

Más allá de las limitaciones y dificultades en cuanto a lo tecnológico, esa posibilidad de concretar la enseñanza virtual tuvo complicaciones también “por déficit de los docentes, en formación, en disposición. He conocido casos en los cuales estaba la infraestructura tecnológica, estaba la conexión al wi-fi y los docentes no han querido, no es que no han podido, no  han querido  especializarse, cambiar, porque la resistencia al cambio en el ser humano es muy grande” afirmó Rosler.

El factor fundamental para analizar la educación es la edad de los alumnos. Y aquí el problema es cómo abordarlos para que transformen su rutina educativa en este contexto de encierro. Los adolescentes antes tenían el gran problema del sueño, remarcó el neurocirujano, y ahora en pandemia duermen peor, además buscan excusas para no estar frente a la pantalla, haciendo que se dificulte la comunicación con ellos.

En cuanto a los niños del nivel inicial, se debe tener en cuenta que los padres se convirtieron en auxiliares de sala sin tener la formación y la pedagogía, y eso transforma y dificulta el proceso de aprendizaje.

Sobre las emociones el doctor Rusler explicó que el encierro provocó la pérdida de las “claves ambientales”, en cuanto a la ubicación en tiempo y espacio de acuerdo a las actividades realizadas. Hoy estar en el “encierro” significa pasar una gran parte del tiempo frente a la “luz azul” a la pantalla, “es lo peor que nos puede pasar” afirmó ya que “altera nuestras emociones y nuestro ritmo de sueño”.

Todos estos cambios actúan sobre la amígdala cerebral, “que tiene la función de controlar constantemente si desde el medio ambiente vienen estímulos peligrosos o no”. No se puede manejar conscientemente y “si vienen estímulos peligrosos, empieza a descargar la respuesta de estrés o de ansiedad, por lo tanto es lógico que muchos niños estén ansiosos o que estén tristes o tengan miedo” explicó el especialista.

Esto se debe trasladar a la vuelta al aula, “va a haber un rebrote, y eso es obvio” afirmó Rosler, pero hay que informar el porcentaje de mortalidad de este virus con respectos a otros, “informar con la verdad”, “con números en la mano”. “El virus no se va a ir, va a seguir”, y la vuelta a clases va a tener que ser organizada en base a otras experiencias, como el aula burbuja y las clases virtuales y presenciales combinadas.

Para que ese regreso sea sin miedo hay que acompañar, sostuvo y aclararles cuál es el panorama.Es necesario dimensionar la situación, que puedan ver la realidad que estamos viviendo, no restarle importancia a la Covid. “Es un problema grave, sí, pero cuando se ve en estadísticas se tiene que analizar en conjunto la situación a la que nos enfrentamos como sociedad".

 

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