Esta semana se conoció un informe de ACIPAN, que entre otros indicadores arrojó que 1 de cada 6 comerciantes dejó de pagar el alquiler por la pandemia, desde el 1° de junio hasta agosto. Desde el rubro inmobiliario no coinciden: dicen que el alquiler no es la causal de cierre, sino una de las tantas a partir de la baja facturación. Además, se plantea un duro panorama desde el mes que viene, si se cae el Decreto 320 y se actualizan los alquileres. “Los que tienen contrato del 2018 tendrán un aumento de más del 100 por ciento, es inevitable”, opinó Guillermo Reybet, referente del mercado inmobiliario neuquino.
Los alquileres, compra y venta de propiedades es considerado uno de los termómetros para medir la crisis económica actual, acelerada en este caso por la pandemia. Para los inquilinos, particulares y comerciantes, se vienen dos semanas claves, porque el Decreto 320 rige hasta setiembre y es el que permitió, mantener congelados los contratos que se arrastraban desde el 2018 y 2019. Los de este año, en su mayoría fueron acordados con la nueva ley de Alquileres, que sostiene el mismo valor durante el primer año, para luego actualizar, de acuerdo al índice de precios.
En ninguno de los casos, hay chances que el guiño pueda favorecer al inquilino, pero hay situaciones que parecen más graves que otras.
Al respecto, este diario consultó a Guillermo Reybet, de larga trayectoria en el mercado neuquino y propietario de una inmobiliaria. “El valor de los alquileres en la ciudad no baja ni con el cierre de los negocios”, se le comentó, que dicen, los comerciantes. “Uno de cada seis comerciantes de la ciudad dejó de pagar el alquiler, para sobrevivir a la pandemia”, sostiene el informe de ACIPAN. Reybet está en desacuerdo: “A todos los que tenemos alguna actividad comercial se nos incrementaron los gastos de funcionamiento y sobre todo la caída de la actividad. No coincido que los comercios cierren porque no se puede pagar el alquiler, ese es un componente, pero no el único. Los comerciantes tienen que pagar impuestos, sostener los empleados y la facturación bajó por la mitad”, asegura.
Lo cierto es que esta crisis económica, acentuada por 6 meses de cuarentena modificó el mercado: “aquel que vendía bijouterie, ahora se pasó al rubro comida, el oeste de la ciudad se ha convertido en un fuerte polo económico y hay mudanza de sectores, porque en el microcentro hay demasiadas oficinas y en este contexto, poco movimiento”, explicó. Para tener una idea de valores, por ejemplo, un local comercial de unos 80 metros cuadrados se puede alquilar a 40 mil pesos. Esto significa que de base, ese comerciante debe asegurar un ingreso mensual que supere los 130 mil pesos.
“En líneas generales, la demanda de alquileres ha caído. Con los nuevos contratos, se ha pedido un incremento del 20 por ciento, teniendo en cuenta que ese valor se mantendrá durante un año”, expresó Reybet. Ahora, para quienes arrastran alquileres del 2018 y 2019, la realidad es diferente y depende de la vigencia del decreto 320. Ese DNU congeló los valores y frenó los desalojos, pero si no se renueva, los inquilinos generaron deuda y tendrán un incremento de más del 100 por ciento. “Aquellos que tienen contratos en el 2019, a partir de octubre tienen que pagar el alquiler pactado y la diferencia, creo entonces que a los inquilinos le generaron una deuda que no se como se va a frenar (se aclara que se puede pagar esa deuda en 3 y 6 cuotas). Y en el caos de la nueva ley de alquileres puede generar un problema serio, porque si bien el alquiler se mantiene congelado un año, ahora ya vemos un promedio respecto del año pasado, que podría significar un ajuste del 48%”, opinó. Y agregó: “En mi experiencia, cada vez que el Estado ha tomado intervención en los alquileres generó problemas, creo que siempre lo mejor es el acuerdo entre las partes”.
Reybet también se mostró crítico por la falta de políticas públicas para afrontar el actual déficit habitacional que, en los últimos meses, también en este contexto particular, derivó en nuevos asentamientos ilegales. “Neuquén siempre tuvo una fuerte inmigración, desde el ’70 para acá y lamentablemente, el Estado no acompañó este crecimiento. Hay mucha gente que se quedó sin trabajo y es posible que vaya a una toma”, dijo. “La toma de terrenos es una consecuencia. La gente sabe que es ilegal, pero si no tiene trabajo y tiene que comer, deja de pagar un alquiler y busca dónde vivir”, concluyó.