Los resultados de la pericia caligráfica sobre el presunto testamento ológrafo que presentó el encargado del edificio, Melanio Alberto Meza López, ya están en poder del Juzgado Nacional Civil Nº 24, aunque aún no se hicieron públicos. El escrito de puño y letra será fundamental para decidir sobre el destinatario de la herencia que tiene a una prima de 87 años de Viedma como única familiar en la disputa.
El manuscrito, que otorga al portero el departamento de la reconocida ensayista Beatriz Sarlo en la calle Hidalgo al 140, así como la custodia de su gata Nini, está en el centro de una disputa judicial que no deja de sumar capítulos.
Es que la ensayista no tuvo hijos y aún permanecía legalmente casada con su exmarido, con quien se separó en landécda del 70. Por lo que la herencia se disputa entre tres: el encargado, su ex y su prima Ernestina Susana del Río.
La pericia, realizada por expertos en caligrafía judicial, comparó la letra del supuesto testamento con otros documentos escritos por Sarlo, y analizó además elementos que pudieran dar cuenta de su estado cognitivo al momento de redactarlo.
Se convocó para ello a testigos del entorno íntimo de la escritora, con el fin de determinar si estaba en pleno uso de sus facultades mentales durante el último año de vida. Sin embargo, por decisión del exmarido de Sarlo, Alberto Sato, quien inició el juicio sucesorio en febrero, los resultados de la pericia aún no fueron revelados públicamente.
La controversia comenzó cuando Meza López presentó dos manuscritos firmados presuntamente por Sarlo. En uno de ellos se lee: “Yo, Beatriz Sarlo, quiero dejar certificada mi voluntad de que en caso de mi desaparición u otro accidente, mi gata Nini deberá quedar a cargo de Alberto Meza”.
El otro, fechado en agosto de 2024, agrega: “Alberto Meza quedó a cargo de mi departamento después de mi muerte. Y también quedó a cargo de mi gata Nini, que te aprecia tanto como te aprecio y valoro yo”.
Para algunos allegados a la autora de Escenas de la vida posmoderna, la letra podría coincidir, pero advierten que el contenido de los textos deja lugar a interpretaciones. La frase “quedó a cargo” no necesariamente implica una cesión patrimonial, sino más bien una designación de confianza. El alcance jurídico de estas expresiones es, por ahora, materia de análisis legal.
En paralelo, la presentación de Ernestina del Río, arquitecta y prima de Sarlo, introdujo una nueva línea en la sucesión. Aunque hacía décadas que no se veían, Sarlo le dedica un pasaje afectuoso en su último libro Tableros, postales y música. En una carta incluida en el volumen, la ensayista evoca tardes de infancia junto a su prima, a quien llama “una de mis maestras” y reconoce como una influencia clave en su interés por la arquitectura.
“Te recuerdo en el altillo, rodeada de maquetas, hablándome de Le Corbusier y de la Facultad de Arquitectura de La Plata", escribió Sarlo.
La herencia, hasta ahora, no tiene un destino claro. La única certeza es que la gata Nini sigue al cuidado del portero. Mientras tanto, el expediente judicial continúa su marcha bajo la mirada de la jueza Cecilia Kandus, quien asumió la causa luego de que el juez Carlos Goggi fuera apartado.
Goggi había descartado inicialmente la participación de Sato por considerar que la pareja estaba separada desde hacía cinco décadas, pero la Cámara Civil revocó esa decisión y lo reincorporó al proceso.