PAZ PARA LOS VECINOS

Echaron al "fiestero" de un edificio en el bajo neuquino

Optó por irse de noche, se llevó todo en una camioneta, con la ayuda de un amigo. Luego de un año de total tortura, los vecinos van a poder descansar.
jueves, 19 de agosto de 2021 · 10:44

Luego de varios reclamos y quejas, los vecinos lograron que echen de un edificio del bajo de la ciudad de Neuquén, en Barrio Mariano Moreno, a un joven que se había convertido en una real pesadilla. A pesar de haberse mudado en plena pandemia, las fiestas, los excesos y el descontrol eran una constante en las noches gracias a este muchacho. Este miércoles finalmente abandonó el vecindario, tras las innumerables denuncias de los inquilinos. 

 

Desde agosto del 2020 cuando se mudó, los vecinos aseguraban que no podían dormir tranquilos. El pasado jueves, a las 0:30 el joven en cuestión ingresó al edificio visiblemente drogado: "Todo bien amigo, me fumé un re churro, ya estoy en casa", decía casi a los gritos mientras hablaba por teléfono. Pero, había un detalle que no se percató debido al estado en que se encontraba... Se equivocó de piso, él vivía (no por mucho tiempo), en el 4to y estaba en el pasillo del segundo piso. 

 

Acto seguido, cortó la llamada e intentó abrir la puerta del Depto "B", que claramente no era su casa. Adentro estaban los inquilinos, una pareja, que al escuchar que este "personaje" intentaba abrir su puerta, le comenzaron a decir que se vaya a su piso, y balbuceando como podía se les ría y les seguía faltando totalmente el respeto. Los jóvenes llamaron a la policía, que claramente, cuando arribaron el "inquilino desubicado", ya se había retirado, como pudo. Sin embargo orinó al lado del ascensor antes de bajar a su correspondiente piso. 

 

 

Pasaron más de 12 meses en los que el muchacho no respetaba los códigos de convivencia, no solo ingresando más gente de la debida por los protocolos del Covid, si no también dañando constantemente las instalaciones del edificio.

 

Todos los meses los vecinos mandaban quejas y reportaban dichas situaciones al encargado, que respondió sancionándolo monetariamente sólo una vez por hacer una fiesta hace dos semanas atrás, un día de semana, gritando y con música fuerte hasta las 4 de la mañana. Tuvo que ser escrachado por las redes para que el consorcio le de el ultimátum hasta fines de este mes, para que desaloje el departamento. 

 

Optó por irse de noche. Ubicó una camioneta en la entrada y con la ayuda de un amigo se llevó todo. Luego de un año de total tortura, los vecinos van a poder descansar. Aunque, ahora, alerta a los otros barrios. Un intolerante anda suelto. 

 

 

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