Solidaridad
Necesitaba un favor y recibió ayuda en un emblemático kiosco de Neuquén
Virginia no tenía dinero en efectivo para retirar sus estudios médicos y Dina, la dueña del kiosco Alvear no dudó en ayudarla.Ayudar a un desconocido ya no es habitual en estos tiempos donde abunda la desconfianza porque muchos se han aprovechado de las personas. Sin embargo, cuando Virginia necesitó un favor, Dina, la dueña del emblemático kiosco Alvear de Neuquén, no dudo en socorrerla.
Todo comenzó ayer cuando Virginia debería retirar unos estudios médicos en un centro de salud, pero no sabía que debía abonar un plus en efectivo y ella solo disponía de su dinero en forma virtual.
“No me entregaban los estudios si no pagaba”, contó en su cuenta de Facebook.
A partir de allí empezó en ella una preocupación por no disponer del efectivo, salió a la calle a buscar ayuda, sin embargo, a medida que pasaban los minutos no hallaba a ningún samaritano que la socorriera.
“Recorrí varios locales, hasta que llegue al kiosco de la diagonal”, relató.
Allí se encontraba Dina Arcas Manestar, que siempre, con una sonrisa, atiende a cada cliente.
"Hola, necesito un favor" le dijo Virginia a la experimentada vendedora.
Ella con una sonrisa pícara solo respondió: " Justo los viernes no hago favores”.
“Le conté lo que me había pasado. No alcancé a terminar de contarle que ya había sacado la plata. Me dijo ‘toma, tráemelos cuando puedas, no tengo esa aplicación, que te vaya bien en el médico’. Me quedé helada, no me conoce; sin embargo, eligió confiar”, contó la vecina.
El gesto de Dina la conmovió, Virginia no esperaba esa reacción, sin embargo, se dio cuenta de que todavía quedan personas solidarias.
“Cuando fui a la tarde a devolverle el dinero, estaba su hijo. Le dije todo lo que no pude decirle a la mañana. Me salvó las papas, agradecida, es poco, fue una genia”, expresó en su cuenta de Facebook.
“Qué hermoso es encontrarse con gente así”, fueron sus palabras para concluir su hermosa vivencia.
Dina es conocida por todos en Neuquén y lleva toda una vida trabajando en el kiosco ubicado sobre la diagonal Alvear que le dio el nombre al histórico negocio.
Fue en 1967 cuando el kiosco empezó a funcionar, su esposo estuvo al frente muchos años hasta que a causa de un problema de salud, ella debió tomar la posta luego de que él falleciera.
Ayer nuevamente mostró su cariño a la gente y no vaciló en darle una mano a una vecina en apuros.