Los jueves regresaba al Obispado con el corazón oprimido por tanto dolor, lamentaba que gente que llevaba el uniforme de San Martín, y que se decía cristiana, hubiera sido capaz de tantas atrocidades. Así describen quienes estuvieron cerca del obispo Jaime De Nevares ese período en que durante varios meses de 1984 viajaba semanalmente a Buenos Aires para participar en la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), creada por el presidente Raúl Alfonsín el 15 de diciembre de 1983, con el objetivo de investigar la violación a los derechos humanos durante la última dictadura cívico-militar.
También conocida como “Comisión de la Verdad”, De Nevares fue elegido por Alfonsín para integrar la Conadep, que presidía el escritor Ernesto Sábato, junto a distintas personalidades de la política, la cultura y los derechos humanos como Ricardo Colombres, René Favaloro, Gregorio Klimovsky, Marshall T. Meyer, Eduardo Rabossi, Magdalena Ruiz Guiñazú, Graciela Fernandez Meijide, entre otros.
La misión de la "Comisión de la Verdad" era recibir denuncias y pruebas, remitirlas a los jueces, averiguar el destino de las personas desaparecidas y emitir un informe final detallando los hechos investigados.
En apenas diez meses, la comisión constató la existencia de centros clandestinos de detención y se recibieron miles de denuncias sobre desaparición forzada de personas.
Este esclarecedor y detallado informe fue entregado el 20 de septiembre de 1984 al presidente Alfonsín y publicado ese mismo año por la editorial Eudeba en un libro titulado “Nunca Más”, que documentaba la existencia de 340 centros clandestinos de detención y 8.961 casos de desapariciones. La primera edición del libro fue de 40 mil ejemplares y se agotó en dos días.
La gran cantidad de información que reunió la comisión se constituyó en una importante prueba documental que hizo posible que la Fiscalía pudiera en un breve tiempo elaborar y formular su acusación en el juicio a las Juntas Militares que se inició unos meses después en el que se juzgó a nueve miembros de esas como responsables por las graves violaciones a los derechos humanos ocurridas en el marco de la dictadura cívico-militar entre 1976 y 1983. Como también en otros juicios contra personal de seguridad y militar involucrado en esos delitos.
Aquel 20 de septiembre de 1984 Alfonsín recibió de manos del titular de la Conadep el informe en el que se reconstruía la verdad de lo sucedido durante la última dictadura.
El cura Rubén Capitanio, uno de los sacerdotes más cercanos al obispo De Nevares, destaca en su libro "Hombre fiel. El andar de Don Jaime De Nevares" -publicado en 2011- que una vez recuperada la democracia constitucional en la Argentina, no fue extraño, que el presidente Alfonsín en su intento por abordar el drama de las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura que acababa de terminar, convocara al obispo neuquino para ser parte de la Conadep. La primera reunión de la Comisión fue el 22 de diciembre de 1983, exactamente una semana después de que Alfonsín firmara el decreto 187 que conformaba la organización.
“Era Don Jaime una pieza clave en este grupo de trabajo donde, presididos por Ernesto Sábato, un grupo de hombres y mujeres comprometidos en la defensa de los valores democráticos, harían un descenso a los infiernos de la historia argentina para tratar de redimir la verdad de lo ocurrido”, explicó Capitanio.
Agregó que ese grupo de personalidades de diversos ámbitos se puso en la tarea de “intentar encontrar la justicia necesaria para poder luego ir tejiendo la paz cierta de una reconciliación que se necesitaba”, como así también el reconocimiento por parte de los responsables y sus instituciones “de los aberrantes delitos de lesa humanidad llevados a cabo y la aplicación de la justicia a todos los culpables de los mismos”.
El obispo neuquino trabajó incansablemente por hacer de la Conadep "un fruto de bien para la República", aseguró Capitanio. Siempre se recuerda la actitud del obispo cuando se inició la etapa más oscura en la historia de la Argentina, abriendo las puertas de la Catedral "porque alguien podría necesitar refugiarse" para protegerse de las persecuciones y secuestros como también fue un refugio y contención para los familiares de los detenidos y desaparecidos. Esta actitud de Don Jaime, desde el inicio del golpe, mostró su compromiso en defensa de la vida, con los perseguidos y víctimas de la más sangrienta dictadura militar ocurrida en la historia argentina.
Una de las personas que De Nevares conoció en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), organización de la que fue miembro fundador en diciembre de 1975, fue Graciela Fernández Meijide, madre de Pablo, un joven de 16 años que integró la lista de desaparecidos desde 1976. El obispo no dudó en pedir que Fernández Meijide integrara la Conadep. En ese tiempo el obispo afirmaba que "es necesario un examen de conciencia de la Iglesia argentina en relación con su actitud durante la dictadura militar".
De Nevares no quería saber nada ante los intentos de reconciliación con quienes detentaron el poder a través de las armas. "Con esta mafia, con el poder de la fuerza, ¿qué será del país?", planteaba. Por ello fue criticado duramente por algunos miembros de la Iglesia, especialmente los cardenales Juan Carlos Aramburu y Raúl Primatesta, como también por una parte de la clase política y social.
“Fue muy critico ante la claudicación política y ética del presidente Raul Alfonsín cuando cedió ante las presiones de militares y civiles cómplices de estos", describió Capitanio, en alusión a las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, dictadas el 8 de junio de 1987 durante el gobierno del dirigente radical que impedían que se juzgue a los responsables de los delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar. Leyes que fueron anuladas 16 años después, el 2 de septiembre de 2003, por el Poder Ejecutivo, a cargo del presidente Néstor Kirchner.
La tarea llevada adelante por De Nevares en la Conadep lo posicionó como un referente ético para los católicos como para otros sectores sociales de la Argentina.