“No se nace violento, se aprende”: una deuda en las políticas públicas
La conmoción por el femicidio de Corina Mabel Mena, ocurrido en Junín de los Andes volvió a poner en agenda una pregunta incómoda: ¿qué se está haciendo para prevenir que los varones ejerzan violencia? Marcos Rodríguez Brizuela, referente del Dispositivo de Atención a Varones (DAV), reflexionó sobre esto en una entrevista con "Entretiempo", que se emite por AM550, donde planteó la necesidad urgente de políticas integrales que aborden también a quienes ejercen la violencia.
“El femicidio es el último eslabón de una cadena que empieza mucho antes”, advirtió. Desde el DAV —que funciona en Neuquén capital desde 2018— sostienen que es clave intervenir antes de que esas conductas escalen: “Muchos de los varones que llegan al dispositivo ya tienen antecedentes de violencia. Nuestro trabajo es evitar que esas prácticas se repitan o empeoren”.
El dispositivo trabaja con varones mayores de 16 años, y su objetivo es claro: ofrecer herramientas para revisar los vínculos, cuestionar mandatos y construir otras formas de masculinidad. Pero el acceso no es masivo: la mayoría llega por orden judicial, y solo un pequeño porcentaje lo hace de manera voluntaria.
Violencia estructural y cultura patriarcal: no alcanza con castigar
“No podemos seguir pensando que la violencia de género es un problema individual. Es una práctica aprendida, estructural, profundamente naturalizada”, explicó Brizuela. En ese sentido, alertó sobre un error frecuente: creer que los varones que ejercen violencia son personas “enfermas”, cuando en realidad se trata de conductas repetidas, socialmente avaladas y sostenidas por mandatos de masculinidad.
“La mayoría de los casos están vinculados a ex parejas. Hay vínculos que siguen, y lo que buscamos es que no se perpetúe la violencia dentro de ellos”, detalló.
Para eso, el DAV implementa talleres grupales en los que se abordan temas como roles de género, crianza, violencia en el noviazgo, paternidades, entre otros.
Más de 700 varones en seis años: cómo funciona el Dispositivo de Atención
Desde su creación y hasta 2024, el DAV atendió a más de 700 varones en 20 grupos distribuidos en distintas etapas del proceso. Actualmente, hay cinco grupos activos y tres en seguimiento. Si bien nació en Neuquén capital, también cuenta con una sede en Villa La Angostura y llega a localidades como Plottier, Centenario, San Patricio del Chañar, y varias ciudades rionegrinas del Alto Valle.
El acceso puede darse por derivación judicial, por solicitud de organismos del Estado o del ámbito privado, y también de forma voluntaria. Para inscribirse, se puede pedir turno al teléfono 299-6030760, o presentarse en Carlos H. Rodríguez 90, planta baja, de lunes a viernes entre las 8 y las 15 horas.
El espacio trabaja desde un enfoque grupal con talleres semanales donde se abordan temas como masculinidades, socialización de género, vínculos afectivos y violencia en el noviazgo. “No es un espacio punitivo, es un lugar para cuestionarse, revisarse y modificar conductas que hacen daño a otros… y también a uno mismo”, señaló Brizuela.
Aun así, su alcance sigue siendo limitado: actualmente hay 60 casos en proceso de admisión, y el trabajo apenas empieza frente a la magnitud del problema. El DAV no trabaja con varones denunciados por abuso sexual o acusados de femicidio.
No alcanza con “decir basta”: la violencia se previene con intervención
Rodríguez Brizuela insiste en que la prevención no puede recaer solo en las víctimas ni en el castigo posterior. “Hace falta una mirada más amplia. Si no trabajamos con quienes ejercen violencia, vamos a seguir lamentando estos hechos”. Por eso, el DAV también recibe derivaciones desde empresas y organismos estatales, incluso en casos donde no hay denuncia penal formal, pero sí situaciones que evidencian maltrato o abuso de poder.
“Necesitamos más Estado, más formación, más espacios donde los varones puedan poner en cuestión esas conductas que naturalizaron. Muchos de ellos también terminan aislados o perdiendo vínculos por su propia violencia”, explicó.
El debate está abierto: ¿seguimos solo reaccionando después de cada femicidio, o empezamos a intervenir antes? Mientras tanto, la estadística más cruda sigue marcando el camino: los varones siguen siendo quienes ejercen la mayoría de las violencias. Y no basta con decirlo. Hay que actuar.