Carlos Alberto “Chupilca” Bustamante, uno de los delincuentes más reconocidos de Allen por ser mano derecha del narco asesinado "Cacha pelada" Ayala, volvió a fugarse. Esta vez, lo hizo en pleno régimen de salidas transitorias mientras cumplía una condena de 25 años en la cárcel Federal de Roca. El interno estaba monitoreado con una tobillera electrónico y nunca regresó. Fue su pareja la que denunció una pelea y que desapareció,
Bustamante tenía permiso para salir del penal porque ya había cumplido una parte importante de la condena. Estaba bajo el cuidado de su esposa, quien había asumido el rol de garante: debía asegurar que el condenado respetara las condiciones impuestas por el juez. Pero todo se desmoronó tras una discusión entre ambos. Desde entonces, no se volvió a saber nada de “Chupilca”.
El dispositivo de monitoreo por GPS, que debía registrar sus movimientos, fue localizado por la Policía abandonado en una zona descampada. No hubo señales de sabotaje: simplemente se lo sacó y lo tiró. Eso basta para confirmar lo que ya nadie duda: Bustamante se volvió a fugar.
No es la primera vez que logra burlar al sistema. En 2012 se escapó del Penal 1 de Viedma y estuvo casi un año prófugo. Lo recapturaron por accidente, cuando cayó al canal Principal de Riego durante una huida tras cometer otro robo. Además de esa vez, se le atribuyen al menos dos fugas más en su historial.
Chupilca es el mismo que, en febrero de 2010, fue condenado por el brutal asesinato de Leonel Manríquez, un adolescente de Cipolletti que, junto a dos amigos, había ido al barrio Colonizadora de Allen a canjear un auto robado por droga. El intercambio terminó mal: hubo una discusión, disparos y el joven recibió un balazo que resultó mortal. Sus amigos lo cargaron en el Fiat Duna, intentaron escapar, pero lo abandonaron a la altura de Fernández Oro, ya sin vida. Bustamante era mano derecha del narco Luis Miguel "Cacha Pelada" Ayala, asesinado en 2013.
El juicio por aquel crimen fue uno de los más recordados de la época. La condena a Bustamante incluyó no solo el homicidio, sino una unificación de penas por una larga lista de delitos anteriores, entre ellos el robo a una reconocida joyería.
Por su peligrosidad y la extensión de su condena, “Chupilca” fue trasladado a la Unidad 5 de Roca, una cárcel Federal para internos con buena conducta. Allí cumplía su pena hasta que el régimen de salidas le permitió volver a pisar la calle. Y la aprovechó.