Una decisión oficial que busca modificar el esquema de trabajo dentro del Ministerio de Salud de Río Negro encendió la alarma entre sus trabajadores. La eliminación del sistema de horas extras a partir de septiembre fue el detonante de una protesta que se activará desde este lunes, con asambleas y cese de actividades entre las 11 y las 13.
La resolución se tomó en una masiva asamblea realizada en la sede central de la cartera sanitaria, donde el clima fue de desconcierto e indignación. El anuncio del reemplazo de las horas extra por adicionales fijos no convenció al personal, que aún no recibió precisiones sobre los nuevos criterios: quiénes serán alcanzados, desde cuándo y bajo qué condiciones se implementarán los pagos.
El impacto no es solo económico. Los trabajadores sostienen que la medida pone en tensión el funcionamiento administrativo del sistema de salud, tanto en los hospitales públicos como en los privados. El temor es que lo que comenzó en la sede central se replique progresivamente en otras áreas, con consecuencias operativas en toda la provincia.
El gremio Asspur, que participa de la Mesa de Salud, ya había expuesto el reclamo días atrás frente a autoridades provinciales. La respuesta fue tajante: la decisión estaba tomada y no se daría marcha atrás. Sin embargo, la falta de diálogo real y la ausencia de detalles sobre el nuevo régimen encendieron las alarmas.
En paralelo, Asspur convocó a un nuevo plenario de delegados que se realizará también el lunes por la tarde, como parte del estado de asamblea permanente. Allí se debatirá la continuidad del plan de lucha y posibles acciones para los días siguientes. El clima entre los trabajadores es de alerta.
Desde el Gobierno, el argumento esgrimido apunta a un reordenamiento interno que permita delimitar con mayor claridad la jornada laboral. La conducción del ministerio asegura que el nuevo modelo será más transparente y eficiente. Pero la tensión está instalada, y el personal exige certezas antes de que los cambios entren en vigencia.