RUMBO AL MUNDIAL

Sadio Mané, la estrella que elige no olvidar

A 86 días de Qatar, te contamos la particular historia del delantero del Bayern Múnich y de la selección de Senegal. Una rara avis dentro del fútbol.
miércoles, 31 de agosto de 2022 · 09:12

Por Hernán Di Menna.

Sadio Mané nació en un pequeño y pobre pueblo del sur de Senegal el 10 de abril de 1992. Antes de ser una estrella del fútbol pasó por momentos delicados que lo llevaron a tomar decisiones alejadas del formato de jugador millonario que estamos acostumbrados  a ver.

“¿Para qué querría 10 Ferraris, 20 relojes de diamantes o dos aviones? ¿Qué harán esas cosas por mí y por el mundo? No necesito coches de lujo, casas, viajes ni mucho menos aviones. Prefiero que los míos reciban un poco de lo que la vida me ha dado“, declara cada vez que puede.

Y así acciona. Entre las ayudas a su pueblo natal, Bambali, se destacan la construcción de una estación de servicio y la colocación de una antena de internet 4G para dar conectividad. Además donó más de USD 50.000 para ayudar a su país durante la pandemia del Covid-19. Sumado al reparto de ropa, zapatos y comida para los más necesitados, también le brinda 70 euros al mes a toda la gente de su región para ayudar a su economía familiar.

Foto: Sadio Mané con el presidente de Senegal acordando el inicio de las obra del Hospital que beneficiará a un total de 34 aldeas aledañas a Bambali.
 

Y no termina ahí. En 2017 donó USD 234.000 para la construcción de una escuela secundaria. Y este año comenzó a construir el primer hospital de Bambali, lo que le costará USD 693.000. El futbolista se reunió con el presidente senegalés Macky Sall y supervisó personalmente el proyecto, que incluye consultorios, instalaciones dentales y departamentos de maternidad.

A sus 7 años mientras jugaba descalzo al fútbol en una cancha de tierra, su primo lo fue a buscar porque su padre tenía un dolor estomacal intolerable. En el pueblo no había hospitales, por lo tanto, intentaron salvarlo con una medicina tradicional. Los remedios caseros no funcionaron y hubo que trasladarlo al hospital de Dakar, la capital de Senegal, pero no llegó a tiempo.

“Recuerdo también que mi hermana tuvo que nacer en nuestra casa por la falta de un hospital. Fue una situación muy triste para todos. Ahora construimos uno para dar esperanza a todo el pueblo“, dijo durante el comienzo de las obras.

Foto: Levantando la Copa de África luego de convertir él mismo el último penal de la serie.
 

Su infancia y su sueño

Mané es un fenómeno dentro de la cancha. Hizo más de 200 goles: 192 entre el Metz de Francia, el Salzburgo de Austria y el Southampton y el Liverpool de Inglaterra; 9 por torneos oficiales con la selección de Senegal. Solo con el Liverpool ganó la Liga de Campeones de Europa, la Supercopa Europea y el Mundial del Clubes. A la selección del su país le dio la Copa Africana de Naciones de este año, gracias a un penal decisivo que él mismo ejecutó en la final ante Egipto.

Y en este último mercado de pases fue fichado por el Bayern Múnich por una cifra de USD 32,5 millones, donde ya ganó su primer título: la Supercopa alemana.

Pero sus comienzos en el fútbol no fueron fáciles. Con la muerte de su padre el astro pasó su infancia trabajando en el campo para ayudar a su madre y aportar en el hogar. Y en su tiempo libre, sin calzado y con un balón destrozado, se dedicaba a desarrollar su talento. 

La mayor inspiración de Sadio Mane para convertirse en futbolista provino de la gran emoción de 2002 durante la Copa del Mundo, donde su país, Senegal, llegó a los cuartos de final. Vencer al vigente campeón de Francia en el partido inaugural fue un milagro que nunca olvidaría. Pero sus trabas económicas le impedían viajar a Dakar, la ciudad donde podría dar sus primeros pasos en un club profesional.  Viendo sus dotes para el fútbol, el tío convenció a la madre y sumado a una colecta de vecinos juntaron el dinero para que Sadio viaje a una prueba.

Foto: Visitando las obras que financió para su pequeño pueblo en Senegal.

 

Y así lo recordó en una entrevista con la televisión inglesa: “Cuando llegué a Dakar, vi a muchos chicos siendo evaluados para ingresar al equipo. Nunca olvidaré esto, y es gracioso ahora, pero cuando fui a probarme, un hombre mayor me miró como si estuviera en el lugar equivocado. Me preguntó '¿estás aquí para la prueba?' Dije que sí. Me preguntó, '¿con esas zapatillas? ¿Cómo puedes jugar así? '. Eran malas, realmente malas, desgarradas y viejas. Luego dijo, '¿y con esos pantalones cortos? ¿Ni siquiera tienes unos pantalones cortos de fútbol adecuados? “Le dije que con lo que vine era lo mejor que tenía, y que solo quería jugar, mostrarme. Cuando subí a la cancha, se podía ver la sorpresa en su rostro. Se acercó a mí y me dijo: 'Te elegiré de inmediato. Jugarás en mi equipo'”.

Mane anotó un total de 131 goles en 90 apariciones para el equipo local en solo dos temporadas. Lo que le valió que buscadores de talentos franceses lo recomendaran al Metz. Pero esos dos años en Dakar vivió en la casa de una familia desconocida, a quienes convenció de hospedarlo a cambio de un poco de dinero y promesas de buena conducta.

Pronto haría una maratónica y exitosa carrera que lo lleva hasta hoy. Pero siempre destacándose no sólo por sus goles y sus gambetas desgarbadas sino también por su forma de vivir lejos de los lujos, los aviones privados, los autos de alta gama y las mansiones. Porque elige no olvidar:

“Pasé hambre, tuve que trabajar siendo niño, sobreviví a tiempos difíciles, jugué a fútbol descalzo. Y hoy con lo que gano, prefiero ayudar a mi gente”.

Antes de su traspaso del Liverpool al actual club alemán, le regaló una caja a cada empleado del club, desde el personal de limpieza hasta los guardias de seguridad, que contenía chocolate, una fotografía suya y una carta escrita a mano por el propio futbolista. “No hubiera podido sin ustedes” relataba la misiva.

 

Mantenete informado todo el día. Escuchá AM550 La Primera aquí

Seguinos por la tele, en CN247 aquí

Comentarios