Amor en tiempos difíciles
Brisa (25) y Ricardo (30) se conocieron de chicos en Bahía Blanca. La vida los llevó por caminos duros, pero siempre juntos. Hace unas semanas llegaron a Neuquén con la esperanza de encontrar trabajo y un hogar. Él, albañil. Ella, con el secundario completo y dispuesta a hacer cualquier changa.
Sin poder costear un alquiler, encontraron un techo temporal en el refugio de la Ciudad Deportiva. Allí, entre mantas, mates y charlas nocturnas, nació una idea que cambiaría todo: casarse, sin esperar “mejores tiempos”.
Una iglesia bajo la carpa
En una esquina del refugio había una pequeña iglesia evangélica improvisada. Con timidez, la pareja preguntó si podían celebrar allí su boda. La respuesta fue un sí rotundo. Desde ese momento, la comunidad entera se puso manos a la obra.
Hubo quienes armaron un arco con flores y una alfombra roja, otros prepararon una mesa de dulces y un brindis sin alcohol. Organizaciones solidarias donaron el vestido, el traje y hasta una noche en un hotel para la pareja. Los anillos llegaron de la mano de la Red Solidaria.
Una ceremonia que unió a todos
El domingo a las 20:30, Brisa caminó hacia el altar acompañada por la secretaria de Emergencia y Gestión de Riesgo, Luciana Ortiz Luna, mientras sonaba Lady Gaga. Entre los invitados había compañeros del refugio, vecinos y hasta los policías que cuidan el lugar.
No quisieron recibir dinero: todo debía surgir del esfuerzo colectivo. Ese gesto, junto con las sonrisas y abrazos, convirtió la noche en un símbolo de que la solidaridad también se viste de fiesta.
Más que un casamiento
Para Brisa y Ricardo, fue el inicio de una nueva etapa. Para quienes estuvieron allí, una prueba de que el amor y una comunidad unida hacen que todo florezca, incluso en los escenarios más duros. En un rincón frío de Neuquén, el calor humano ganó la partida.