Nido Blando

Algún poema tiene que haber

Este grupo de mujeres lectoras y escritoras, militantes de la palabra, ponen el cuerpo y la voz leyendo poesía para visibilizar la escritura de las mujeres en Patagonia.
lunes, 8 de abril de 2019 · 13:32

Por María Marta Martinez

“La Colectiva empezó como un juego” cuenta la escritora Carina Medina, integrante de este grupo de mujeres vinculadas desde distintos lugares a la actividad del libro (escritoras, bibliotecarias, docentes, libreras, diseñadoras, periodistas y más). Ellas son La Poderosa Colectiva de Escritoras Patagónicas, una organización independiente que desde enero, a través de un canal de Youtube llamado “Algún poema tiene que haber”, se vuelven booktubers que leen y dan de leer en tiempos donde se cree que ya nadie lo hace.

Las une la confianza ciega en la palabra como medio transformador, desde una mirada feminista, pro-aborto, inclusiva, horizontal y con un pensamiento estético que pretende visibilizar a las escritoras patagónicas, delineando una región literaria, más que una literatura regional.

¿Cómo nació “Algún poema tiene que haber”?

En los primeros días de enero, charlando con unas escritoras de Fiske Menuco (nombre original de la ciudad rionegrina de General Roca) sobre un poema de Sharon Olds, una poeta norteamericana contemporánea, muy grosa, surgió grabarnos y mandarnos videos con lecturas  de entrecasa con nuestras apreciaciones sobre sus poemas. Una grabó un poema, otra grabó otro y lo subimos a Facebook etiquetándonos. De golpe nos empezaron a llover mensajes de gente con mucha experiencia lectora o gente acostumbrada a la difusión de la literatura. En el medio, teníamos conversaciones en un grupo de Whatsapp con 15 poetas de Patagonia en el que también fuimos compartiendo poesía. Entonces, hablando de los videos que habíamos subido, surge elegir a una poeta y hacerle un mimo, porque desde el principio nos rigió la lógica del cuidado y el gesto amoroso. Así, jugando, todas leímos a Liliana Campazzo, una poeta de Viedma y lo subimos a Facebook como una sorpresa para Liliana. Veníamos en esos días de #miracomonosponemos y dijimos: “bueno, mirá como nos leemos” y nos dimos cuenta de que leer poemas de otras era re divertido. Y de nuevo, muchos mensajes, mucha emoción, gente poniendo cosas copadas y de pronto gente que quería sumarse y que nos pregunta cómo se llama el juego. Y el juego no tenía nombre.

¿Por qué lo llamaron así?

Con otra escritora y amiga, Romi Olivero, y por propuesta de nuestros hijos adolescentes (risas), decidimos armar un canal de Youtube para subir las lecturas. Al canal le teníamos que poner un nombre sí o sí. Luego de compartir algunas charlas sobre el tema, digo “basta, algún poema tiene que haber que nos diga el nombre”. Y nos miramos.  

“Algún poema tiene que haber” es la mitad de un verso de un poema de la escritora Liliana Lukin (Buenos Aires). Uno de sus libros se llama “Cartas” y en la carta 2, el primer verso dice: “Mi querida, dije, algún poema tiene que haber en estos días en que las metáforas se cumplen”, cuenta Carina.

El juego comenzó en enero, entre 4 mujeres. Hoy son más de 50 y llevan publicadas 6 lecturas de escritoras patagónicas. ¿Cómo se organizaron frente a esa expansión?

A la semana que hicimos lo de Liliana Campazzo elegimos leer a Graciela Cros una joven poeta de Bariloche, de 74 años, que tiene más de 20 libros publicados. Ahí ya éramos 20 leyendo a Graciela. Y en la última lectura éramos 56 mujeres de todo el país leyendo a escritoras patagónicas. Entonces tuvimos que darnos algunos debates y poner algunos criterios. Estamos eligiendo políticamente ser un grupo de mujeres, que incluimos a las compañeras con cuerpos disidentes que se auto perciban como mujeres. Leemos patagónicas porque no se leen nunca. Somos pañuelo verde y decidimos que aquellas compañeras que entren en conflicto con ese paradigma, no están invitadas. Porque así como decidimos dejar afuera a los compañeros poetas muy queridos, decidimos también dejar afuera a mujeres que no compartan la misma idiosincrasia.

Foto: Liliana Campazzo junto a Carina Medina, ambas integrantes de la Colectiva.

¿Cómo se lleva adelante el juego?

Se propone y se vota una poeta. Cada una elige un poema de esa autora y se auto filma. Puede haber muchas leyendo el mismo poema pero con su propia resignificación. Algunas lo hacen más teatrales, otras leen en el mar, otras en el patio de una tía de Córdoba, otras en la orilla del río Limay. Las subidas son cada 15 días y la extensión es de acuerdo a cada texto pero ninguno supera los 2 minutos. También dimos consignas estéticas como grabar adentro para proteger el sonido, y con un fondo claro para que se vea la persona que está leyendo.  

¿Cómo y cuándo se conforman como un colectivo de mujeres?

La Poderosa Colectiva de Escritoras Patagónicas surge después de las primeras lecturas. Éramos un montón de mujeres detrás de las ideas que iban surgiendo, con mucha sed de tener un grupo horizontal donde se vota, donde no importa la actividad que cada mujer tiene vinculada con el libro, donde nadie lleva el liderazgo por más consagrada o inédita que sea. La idea fue horizontalizar todos los criterios.  

Foto: Graciela Rendon de San Martín de los Andes en la marcha del #8m. Lleva la bandera de la Colectiva, ilustrada por Moma Nebbia. Foto de Camila Calderoni.

¿Por qué ser una Colectiva sólo de mujeres? ¿Qué les permite decir esta elección?  

Creemos que la decisión de dejar afuera a los varones, hace que estén muy presentes. Su ausencia marca nuestra denuncia a su presencia eterna en el canon, los últimos 100 años, en la literatura argentina. Tenemos muy buena relación con nuestro poetas, con nuestro editores, tenemos buena relación con nuestros compañeros libreros, periodistas pero es verdad que hay una diferencia numérica y de oportunidades en cuanto a las posibilidades de participación en los festivales, en las ferias, en las mesas más importantes, en los horarios de lecturas, etc. Preferimos conservar este espacio para nosotras, para visibilizar activamente a las compañeras siempre invisibilizadas.

La anécdota de 4 mujeres y 21 varones. Surgió marchar para el 24 de marzo, y decidimos pensar una lectura ad hoc. Una de las poetas más consagradas, Graciela Cros, encuentra uno de los poemas que quería leer en un libro editado en el año 1989 en Casa de las Américas, antologado por un poeta argentino, donde eran 4 mujeres y 21 varones. Esa es la realidad de la mayoría de las experiencias que tenemos las mujeres que escribimos o editamos en Patagonia.

¿Cómo describís la poesía que eligen leer?  

La poesía es poesía. No tiene adjetivo. No necesariamente todas las poesías que leemos están vinculadas con el feminismo, por ejemplo. Nosotras leemos poesía y hablamos de poesía política siempre que le pongamos el cuerpo y la voz a la palabra de una compañera.

Y entre compañeras, ¿qué cosas les pasa con esta nueva forma de vincularse leyéndose?

Compartir la palabra de otra se vuelve doblemente genuino porque es una experiencia que me pasa a mí, y que estoy propiciando que acontezca con otres y eso va armando una ronda, va armando comunidad, recupera vínculos humanos. Además, nos damos cuenta de que somos un montón y que estamos perdiendo el aguinaldo en reenvíos de libros y material (risas). Nos mandamos libros por correo, a la antigua, con cartitas, estamos jugando. Nos encontramos con poetas grandes que quieren juntarse con las más jóvenes y las jóvenes que quieren escucharlas. Somos pibas de 15 hasta de 84 años como Yolanda Garrafa de Viedma. Trascendimos la edad y cuestiones geográficas porque estamos jugando.

Foto: la escritora Graciela Cros.

¿Qué las une?

Definitivamente la confianza en la palabra y el mismo dolor por el contexto histórico que estamos viviendo frente a los 47 femicidios de los últimos 3 meses. Ante estos cuerpos que están siendo lastimados, los nuestros se cargan con la bala de la palabra, como devolviéndole al mundo un cuerpo político puesto en esa voz. Nos une esa confianza y lo que hacemos para nuestras vidas es leer, escribir y dar de leer.

Foto: la Colectiva en la marcha del #8m en Neuquén.

Decís que en épocas donde se dice que nadie lee, ustedes eligen dar de leer. ¿Por qué?

Esa frase se la robamos a Daniel Pennac, un pedagogo francés, porque en épocas donde se dice que nadie lee, que nadie lee poesía, que nadie lee a mujeres y que nadie lee a las patagónicas; que somos el borde del borde, acá estamos nosotras. Porque la lectura nunca cesa, aumenta. Como dice Rafa Urretabizkaya, un amigo poeta y maestro rural de Neuquén, que dar de leer en forma gratuita, sin pedir nada a cambio es un salto de fe, es como plantar un árbol en el patio de otro. No sabés que va a pasar con él, pero vos lo hacés igual. Y este dar de leer también coincide con el final del poema de Lukin con el que empezamos, que dice “mi querida, me dije, algún poema tiene que haber” y finaliza con un verso que dice “donde un poema sería como agua de beber”.

Foto: Carina Medina, integrante de la Colectiva. Foto de Pioja Willhu.

Carina termina la entrevista nombrando a Marisa Godoy, una poeta de San Martín de los Andes. “Ella siempre habla de la Viditancia, alguien que vive militando la palabra. Así como hay gente que anda con la guitarra al hombro, nosotras andamos con libros en las carteras”, concluye riendo, concluye riendo, sabiendo que desde el momento en que se volvieron un colectivo, hay una verdad (tomada de María Cristina Venturini, poeta de San Martín de los Andes): a donde va una, van todas.

Facebook: Algún poema tiene que haber

Youtube: Algún poema tiene que haber

Fedra, la mas chiquita de la Colectiva.


Graciela Cross, una de las más grandes.

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