“Soy zapalino, viví hace unos en Roca, estoy contento de mi paso por el Instituto Universitario Patagónico de las Artes. Me abrió muchas puertas y oportunidades”. Así se presentó Joaquín Martínez, el joven neuquino de 22 años que emocionó al país con su interpretación de “Amapola” en La Voz Argentina. Su audición a ciegas logró que Soledad Pastorutti, Lali Espósito y el dúo Miranda giraran sus sillas para sumarlo a sus equipos. Finalmente, eligió a la Sole, guiado por su historia personal: “Mis raíces son folclóricas, era eso lo que me atraía de trabajar con Soledad”. La decisión no fue fácil: “Yo creí que se iba a dar vuelta, no lo pensé de Miranda y Lali. Estaba decidido a irme con ella, aunque tuve dudas”, confesó.
Joaquín vivió en Roca donde cursó la Licenciatura en Música Popular en el IUPA. Su vínculo con la música es profundo y familiar: “En mi casa siempre hubo música. Mi viejo con sus hermanas hizo música toda la vida. Mi mamá tocaba la guitarra y cantaba en la iglesia, eso despertó mi curiosidad”. A los tres años ya cantaba con su papá, y a los ocho heredó la guitarra de su madre. “Ahí empezó todo. Muy autodidacta hasta que empecé a perfeccionarme”, recuerda. En 2021 participó del certamen “IUPA Canta”, donde presentó su canción “El Ocaso”, una experiencia que marcó su camino como compositor.
Su llegada a La Voz fue tan inesperada como transformadora. “Fue una locura, no estaba en mis planes este año pasar por un programa como La Voz”, contó. Al ver el casting abierto, se animó: “Me decidí unos días antes y salí desde Roca hasta Bariloche. Un mes después me llegó la convocatoria de Telefe”. Ya en el escenario, la emoción fue total: “Fue una experiencia nueva, fue increíble todo lo previo. Es imponente ese escenario. Traté de tomármelo con tranquilidad a pesar de los nervios. Respiré hondo varias veces para mantenerme tranquilo y disfrutarlo”. Como suele hacer, cantó con los ojos cerrados, sin saber que los tres jurados se habían dado vuelta.
El joven artista valoró profundamente el acompañamiento que recibió desde sus dos hogares: “Fue un abrazo muy lindo de los vecinos de Zapala, para compartir con familiares y amigos. Lo mismo pasó en Roca”. Ahora se prepara para las batallas, la siguiente etapa del certamen, donde competirá con otros integrantes del Team Soledad. “Estoy tratando de disfrutar el proceso y seguir trabajando para ganarlo. El hecho de estar ahí ya es un hermoso premio”.
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