Santiago Maratea volvió a romper el molde. Esta vez no fue con una colecta millonaria ni con un viaje relámpago a Europa: su nuevo proyecto es convertirse en el primer jugador de fútbol del mundo en tener “socios propios”, al estilo de un club, pero con su nombre y su historia como bandera.
La propuesta, llamada “Socios de Maratea”, se presentó en sus redes sociales y ya generó una ola de reacciones. La idea es simple pero ambiciosa: quienes lo apoyen económicamente cada mes no recibirán entradas ni merchandising, sino acceso exclusivo a su vida como futbolista en Colegiales, club en el que entrena con la Reserva.
Dos categorías de membresía marcan la iniciativa. Por un lado, están los “socios creyentes”, que aportarán $2.000 por mes. Por el otro, los “socios convencidos”, con contribuciones de $4.000. A cambio, podrán seguir de cerca el día a día de Maratea en su nueva faceta como deportista, con contenidos sobre entrenamientos, alimentación, desafíos y avances.
El dinero no pasará por el club. Maratea aseguró que él mismo lo administrará, con el aval de Colegiales, para invertir en mejoras concretas para la Reserva: predios, materiales de entrenamiento, entrenadores y alimentación. “Esto también beneficia a los pibes que entrenan conmigo. No es solo por mí, es por todos”, aclaró.
La transparencia es uno de los pilares de este nuevo paso. El influencer anunció que abrirá cuentas en Instagram, Kick y Twitch para mostrar su evolución como jugador y el destino de cada peso recibido. Además, quienes más aporten podrán recibir reconocimientos simbólicos, como camisetas personalizadas o menciones especiales.
El lanzamiento de esta plataforma consolida una nueva etapa en la carrera de Maratea. No solo busca cumplir su sueño personal de ser futbolista, sino también ensayar un modelo disruptivo en el deporte argentino: el del futbolista financiado directamente por su comunidad.
“Yo no quiero seguidores, quiero socios. Gente que me sostenga en este camino, que me motive a seguir creyendo”, cerró emocionado. Y, una vez más, logró lo que mejor sabe hacer: poner el foco donde nadie lo esperaba.