¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Miércoles 16 de Julio, Neuquén, Argentina
Logo Am2022

¡No llores, Muñeco! Lo que hay detrás de la cláusula anti-River de Maravilla Martínez en Racing

Cuando el fútbol acostumbra a convertirse en un negocio y las billeteras pesan más que el corazón aparece un futbolista chapado a la antigua. Una verdadera Maravilla. 

Por Redacción

Miércoles, 16 de julio de 2025 a las 08:26
PUBLICIDAD

Adrián “Maravilla” Martínez no solo renovó su contrato con Racing hasta 2028. También blindó su presente, su futuro y hasta su legado. Lo hizo con una cláusula de rescisión de 122 millones de euros, una cifra sin precedentes en el fútbol argentino. Pero detrás del número hay mucho más que economía: hay un mensaje. Un límite. Una advertencia. Y, sobre todo, una respuesta elegante a los códigos rotos.

La historia de esta renovación es también la historia de un jugador que, a los 31 años, eligió quedarse donde es feliz. En un fútbol donde las ofertas seducen, donde la lógica mercantil a veces opaca el sentido de pertenencia, Maravilla eligió pertenecer. Y, aunque nunca lo dijo con esas palabras, eligió no vestir nunca la camiseta de River.

Una cláusula sin precedentes

Racing firmó con Maravilla una cláusula de rescisión por 122 millones de euros, la más alta en la historia del fútbol argentino. Una cifra que no solo protege al club de futuras salidas inesperadas, sino que marca un precedente en la defensa institucional de sus activos deportivos.

La decisión fue estratégica: proteger a su máximo goleador en un contexto donde los clubes grandes —y especialmente River— han usado herramientas legales para desarmar proyectos ajenos. Lo hicieron recientemente con Maxi Salas, también delantero, también de Racing, ejecutando su cláusula sin diálogo previo y generando un profundo malestar en Avellaneda. El “Salas-Gate”, como se bautizó en redes, todavía resuena.

Maravilla se queda... y se retira en Racing

Al renovar, Martínez no solo extendió su contrato: anunció que se retirará con la camiseta de Racing, un gesto que pocas veces se ve en un fútbol volátil como el argentino.

“Cuando me retire, voy a ser de Racing igual que toda mi familia”, dijo con naturalidad, como quien reafirma una verdad íntima, no negociable. “No sé ni quién juega en River. Dicen que soy hincha de ese club, pero nunca miré un partido”.

La frase resonó en los pasillos de Núñez como un golpe seco. Pero más que una provocación, fue una declaración de amor. Un gesto de identidad. De esos que valen más que mil goles.

¿River lo quiso?

Sí. River estuvo interesado en fichar a Maravilla. Tras la salida de Salas, y con la mira puesta en el próximo Mundial de Clubes, el club de Núñez apuntó al goleador de Racing como reemplazo inmediato. Las versiones periodísticas hablan de sondeos directos, e incluso de contactos cercanos al jugador. Pero en el Cilindro ya estaban preparados.

La dirigencia de Racing, encabezada por Diego Milito, no dejó margen: cerró la renovación con una cláusula de otro mundo. El mensaje fue claro: acá no se toca a nuestros referentes sin consecuencias.

Un contrato con sentido de pertenencia

Lo de Maravilla no es solo un número. Es un acto político y emocional. Es un contrato que incluye:

  • Duración hasta diciembre de 2028,

  • Mejora salarial importante,

  • Blindaje anti-fugas,

  • Y, sobre todo, la convicción del jugador de terminar su carrera en Avellaneda.

Pocas veces un jugador fue tan claro en sus gestos. Y pocos contratos fueron tan simbólicos. En un fútbol acostumbrado a la volatilidad, este acuerdo representa una trinchera emocional.

Tensiones con River: cuando el silencio dice más

El cruce entre Racing y River no es nuevo. Pero en los últimos meses, las formas se rompieron. El pase de Salas, ejecutado sin previo aviso ni diálogo institucional, abrió una grieta. Y aunque River actuó dentro de la legalidad, lo cierto es que en el fútbol hay otras leyes: las de los códigos, el respeto y la ética no escrita entre clubes grandes.

Racing sintió que River actuó de manera unilateral, sin consideración deportiva ni institucional. Y desde entonces, algo cambió. Las relaciones, ya tensas, se congelaron. Los pasacalles en Avellaneda que decían "Gallardo ortiva, volviste peor que antes" reflejaron el sentir popular.

La dirigencia de River, lejos de descomprimir, respondió con tecnicismos y justificaciones contractuales. Pero en Racing no se olvidan: la herida todavía está abierta.

Sin nombrarlo, lo dijeron todo

La cláusula de Maravilla es un límite. Un mensaje sin destinatario explícito, pero con una carga simbólica evidente. En la trastienda del fútbol, todos entendieron: es una cláusula anti-River. Una forma de decir: "Hasta acá llegaste."

Y Maravilla, con su estilo simple, lo resumió en una frase que dejó sin aire a más de uno en Núñez:

“No sé ni quién juega en River…”

Cuando los valores pesan más que la billetera

"Yo tengo mucho respeto por quien me da de comer a mi y mi familia, creo en la lealtad y en el agradecimiento", avisó el goleador en una entrevista. En una época donde los contratos se firman y se rompen como si fueran papel, lo de Maravilla Martínez es un gesto revolucionario. No se trata solo de goles ni de euros. Se trata de pertenencia, de amor por la camiseta, de decir "no" cuando muchos dirían "sí".

Mientras algunos clubes apuestan por romper proyectos ajenos, Racing elige construir desde adentro, proteger lo propio y cultivar el sentido de pertenencia. Y cuando un jugador como Maravilla elige quedarse y retirarse en casa, el mensaje es claro: hay lugares donde el fútbol todavía se juega con el corazón.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD