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Jueves 24 de Abril, Neuquén, Argentina
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Hugo Gatti: Un loco que se atajó todo bajo la nieve de Kiev

El partido en el arco de la selección argentina, el 20 de marzo de 1976 contra Unión Soviética acaso fue el mejor de su vida. Las hizo todas, hasta tomar whisky para enfrentar el frío.
Domingo, 20 de abril de 2025 a las 19:28

Ese primer domingo de otoño de 1962, en La Plata, un pibe de 17 años, oriundo de Carlos Tejedor, un pueblo ubicado en el noroeste de la provincia de Buenos Aires, debutaba en el arco de Atlanta. Su inicio no fue el ideal, el 'Bohemio' cayó por 2 a 0 ante Gimnasia La Plata. A los 8 minutos del primer tiempo, Alfredo “Tanque” Rojas hizo que Hugo Orlando Gatti fuera a buscar por primera vez un balón dentro del arco jugando en la primera división del fútbol argentino. También a los 8 minutos, pero del segundo tiempo, volvió a sacar la pelota dentro de su valla tras un remate de Oscar Gómez Sánchez. Pero su presencia no pasaría inadvertida a pesar de la derrota del equipo dirigido por Osvaldo Zubeldía.

“El fútbol que se le ofrece al público es muy triste y me siento en la obligación de alegrarlo haciendo algunas cosas raras que al público lo divierten”, dijo alguna vez para justificar cada una de las “locuras” que este showman futbolero hacía dentro del campo de juego: como hacer rebotar la pelota contra el travesaño, saliendo del área para gambetear rivales porque como dijo sentía “como si un enano” lo empujara a salir, a mezclarse en el partido, barrer el área con una escoba que le había tirado la hinchada de Boca en un partido jugando para River; hasta patentar “La de Dios”, una jugada en la que poniendo el pecho y con los brazos abiertos achicaba un mano a mano contra el delantero…

Gatti confesó que en ese partido tuvo una petaca de whisky escondida detrás de un palo. 

Su paso posterior por River, remplazando al gran Amadeo Carrizo en el arco Millonario, Gimnasia La Plata, Unión de Santa Fe y Boca Juniors, lo convirtió en uno de los mejores arqueros argentinos de todos los tiempos. Esa condición lo llevó a ser citado por el director técnico César Luis Menotti para la selección argentina.

Ese pibe que tuvo que soportar dos goles en su debut, catorce años después se lucirá defendiendo el arco de la selección nacional en un partido jugado en un clima muy particular.

 

“El fútbol que se le ofrece al público es muy triste y me siento en la obligación de alegrarlo haciendo algunas cosas raras que al público lo divierten”, dijo Gatti alguna vez para justificar cada una de las “locuras”

 

 

El sábado 20 de marzo de 1976, en el Estadio Central de Kiev, la capital ucraniana, bajo una intensa nevada, la selección argentina disputó su primer partido amistoso de una gira internacional por Europa contra la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), considerado uno de los mejores del continente, conformado, en su gran mayoría, por jugadores del Dynamo de Kiev, ganador de la Recopa Europea un año antes, liderados por Oleg Blokhin, un talentoso puntero izquierdo ucraniano. El frío era intenso y la nieve no paraba de caer y desplegarse por el campo de juego a pesar que previamente se encendieron una serie de motores para quitar el hielo del campo de juego y un grupo de jóvenes dejaba en los costado la nieve acumulada en el césped convertido en marrón del barro mezclado con el blanco de la nieve.

El sábado 20 de marzo de 1976, en el Estadio Central de Kiev, bajo una intensa nevada, la selección argentina disputó su primer partido amistoso de una gira internacional por Europa contra la URSS. Gatti tuvo un partido excelente.

Los más de 32 mil espectadores, acostumbrados a resistir el frío y la nieve, no dejaban de observar con sorpresa la especial vestimenta del arquero que en las canchas argentinas usaba bermudas y vincha. Gatti entró al campo de juego con un pantalón largo –algo inusual por entonces en un arquero-, las medias por encima de éste, un gorro de lana con un pompón  y una petaca de whisky que colocó detrás de uno de los palos del arco y así “mantener el calor del cuerpo”. Junto al arquero, se dispusieron en el campo nevado, Alberto Tarantini, Rubén “Tolo” Gallego, Leopoldo Luque, Mario Kemkpes, Marcelo Trobbiani, Ricardo Bochini, Daniel Killer, el capitán Jorge Carrascosa. En Buenos Aires, el partido fue visto por millones de argentinos en sus televisores blanco y negro a quienes les costaba visualizar las líneas de la cancha por la nieve, todo era un paisaje blanco. En el segundo tiempo, el estado del campo hizo estragos en los futbolistas argentinos que no podían dominar la pelota mientras los soviéticos atacaban una y otra vez pero se enfrentaron a Gatti que hizo recordar al legendario Lev Yashin, “La araña negra” soviética que se hacía gigante bajo los tres palos.

 

Gatti entró al campo de juego con un pantalón largo –algo inusual por entonces en un arquero-, las medias por encima de éste, un gorro de lana con un pompón  y una petaca de whisky que colocó detrás de uno de los palos del arco y así “mantener el calor del cuerpo”.

 

Las crónicas deportivas señalaron que en ese partido que el conjunto nacional venció por 1 a 0 con gol de Mario Kempes, ese día Gatti se atajó todo. Descolgó todos los centros que los soviéticos tiraron para empatar el partido, se anticipó en algunas jugadas de la Unión Soviética, rechazó con los puños en los remates que podía traerle dificultades por las condiciones climáticas y el estado del campo de juego y hasta se animó a bajar la pelota con una mano.

Sobre aquel partido contra la URSS, expresó "fue una experiencia extraordinaria que nunca había soñado".

La petaca de whisky junto al palo del arco

Muchos periodistas le preguntaron si había sido el menor partido de su vida, y el Loco Gatti respondía que fue una experiencia extraordinaria que nunca había soñado. Jugar en Europa con nieve le hizo recordar muchas de las charlas que tenía con Amadeo Carrizo, su ídolo de siempre, sobre los arqueros europeos. “Me di cuenta por qué son tan simples y directos”, explicó.

Fue uno de los mejores partidos del Loco Gatti, concentrado en cada ataque de los soviéticos como también en la petaca de whisky que tomaba cada tanto para entrar en calor cada vez que la pelota estaba lejos de su arco. Es que el frío “te asesinaba” y la cancha por la nieve parecía una pista de hielo. Esa tarde en Kiev, Gatti las hizo todas hasta llegó a decir que jugó “en pedo”. 

El itinerario de la gira del conjunto nacional indicaba que cuatro días después debían enfrentar a la selección de Polonia en el estadio Siaski de la ciudad industrial de Chrozow. El mismo día en que a más de 12.700 kilómetros la junta militar que había derrocado al gobierno de María Estela Martínez emitía los primeros comunicados de lo que sería la dictadura más sangrienta de la historia argentina.

A pesar del comienzo del Proceso de Reorganización Nacional que reglamentó una serie de prohibiciones, precisamente o mejor dicho, curiosamente, el comunicado número 23 autorizaba la emisión por televisión del partido (Canal 7 lo dio en directo a las 13.30 hora de Buenos Aires) para garantizar la tranquilidad de la “patria deportiva”: “Se ha exceptuado de la transmisión por Cadena Nacional de radio y televisión la propalación programada para el día de la fecha del partido de fútbol que sostendrán las selecciones nacionales de Argentina y Polonia”, leyó el locutor oficial de aquel entonces, Juan Carlos Mentesana por orden del capitán de Corbeta, Humberto Pascual D’Angelo. En medio de la incertidumbre y del miedo que envolvía a la delegación argentina por la situación del país, la noticia del golpe llegó minutos antes de salid a la cancha, fue victoria por 2 a 1 con goles de Héctor Scotta y René Houseman, a los 17 y 24 minutos del segundo tiempo

"Yo siempre sostuve que no era arquero sino un jugador más dentro del equipo", explicó Gatti.

En la gélida noche de Chrozow, Gatti volvió a atajar con la abrigada indumentaria con la que se había destacado en el partido anterior. Las 60 mil personas que llenaron el estadio de Siaski despidieron a los argentinos con aplausos. Lo de Gatti fue épico en esos partidos, por lo que Menotti decidió que el arquero del Mundial ’78 sería aquel joven de Carlos Tejedor que alguna vez entró a una cancha con una petaca de whisky que devoró. Sin embargo, tras una lesión, perdió la pulseada con Fillol, entonces la historia del Mundial '78 en el arco fue otra. 

 

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