Ricardo Centurión lo hizo otra vez. El talentoso mediocampista argentino, que supo brillar en Racing y Boca, volvió a estar en el foco de la polémica por una actitud extrafutbolística que generó fuertes críticas. Esta vez fue en Bolivia, donde juega para Oriente Petrolero, aunque no fue convocado para el encuentro ante Independiente Petrolero. Desde la tribuna, Centurión fue captado fumando un cigarrillo electrónico durante el partido, en una imagen que rápidamente se viralizó.
El exfutbolista de la selección argentina, hoy con 32 años, vivió el encuentro desde las plateas del estadio Patria de Sucre, mientras su equipo caía por 1-0. Más allá del resultado, la imagen de Centurión vapeando provocó un nuevo repudio generalizado y volvió a poner sobre la mesa el eterno conflicto entre su calidad futbolística y su actitud fuera de la cancha.
Con un pasado repleto de episodios similares, el jugador que estuvo a un paso de disputar el Mundial de Rusia 2018 se ha convertido en un ejemplo de cómo el talento, sin disciplina, puede quedar en nada. En 2023, sin club y con su pase perteneciendo a Vélez, ya se lo había visto en una transmisión de Instagram fumando y tomando alcohol con una camiseta de Boca. Ahora, en plena actividad con Oriente Petrolero, reincide.
A pesar de estos hechos, en lo estrictamente deportivo, Centurión parecía estar recuperando algo de su nivel. Llevaba 14 partidos jugados en Bolivia, con cuatro goles y una asistencia, e incluso se lo había notado más enfocado en entrevistas recientes, donde hablaba de reencontrarse con su mejor versión y de “salir de su zona de confort”.
Sin embargo, la escena de este fin de semana contradice ese discurso. Lejos de mantenerse en silencio, Centurión viene dando señales de que aún no logra escapar del mismo círculo que lo alejó de los grandes escenarios del fútbol argentino. En Boca, Racing, San Lorenzo y Vélez fue noticia tanto por sus jugadas como por sus desplantes, indisciplinas o decisiones erráticas.
Tras el partido, que marcó el fin del invicto de Oriente en la Copa Bolivia, la atención quedó en su gesto en la tribuna. Un nuevo capítulo en una carrera que pintaba para crack, pero que sigue siendo un caso testigo de cómo el talento, sin profesionalismo, no alcanza.