EDITORIAL
Ni una menos
Resulta vergonzoso constatar la bifurcación existente entre el discurso y la realidad, entre lo que decimos que somos y lo que realmente somos. Deliberadamente no señalamos el nombre de la colega porque también sería una manera de sumarnos a la lapidación que se intentó consumar y hacernos cómplices de una conducta que desde lo conceptual repudiamos. Por eso elegimos titular del modo en que lo hicimos. Ni una menos.
El cierre de listas para las internas municipales del Movimiento Popular Neuquino puso de manifiesto cuanto machismo hay conviviendo entre nosotros; y estamos hablando de machismo y no del machismo de los hombres, no hay en esta conducta una cuestión de género. Los hechos se desataron cuando apareció el nombre de una colega como probable candidata a concejal del Movimiento en un lugar expectante. Con los primeros rumores se desató la caza de brujas y de verdad causa vergüenza ajena ver como gente con años en el negocio de la política se subió a esta marea. Todo tipo de descalificaciones, agravios gratuitos y acusaciones infundadas ocuparon el espacio de la política partidaria para dar lugar al chisme barato y falaz. Se acabó el discurso de la democracia interna, del disenso y de la convivencia que hizo grande al MPN. Parece como qué 60 años de historias fueron jaqueados por una mujer que llegó desde afuera de la militancia partidaria y llegaba a las listas para usurparle el espacio a aquellas que si habían hecho el cursus honorum. Adiós al discurso de la renovación, adiós al discurso del recambio generacional, adiós en definitiva al discurso marketinero que le viene dando tantos resultados al MPN.
Más allá del resultado final donde se impuso el criterio renovador ha quedado expuesto como es el comportamiento individual y colectivo ante el conflicto de intereses. Muchos dirigentes/as partidarias se comportaron como lobos enfurecidos ante la posibilidad que ese espacio expectante no fuera para alguien de la burocracia partidaria o de la militancia histórica. Fuera de lo que señalamos como una conducta gutural hay también para analizar sobre qué se habla cuando se habla de militancia política, militancia partidaria o política profesional. ¿De qué hablamos cuando hablamos de política? Podría ser el título de este artículo y cuajar perfectamente en el tema. Pero resulta más aleccionador asociar la realidad con el discurso que anda dando vueltas en espacio de la política vernácula y se refiere al universo sexista que acosa a la mujer en los diversos ámbitos donde le toca actuar. Y aquí conviene señalar el déficit de la política que como actividad rectora de la vida social no ha escapado a las generales de la ley que se pueden observar en la vida cotidiana. Resulta vergonzoso constatar la bifurcación existente entre el discurso y la realidad, entre lo que decimos que somos y lo que realmente somos. Deliberadamente no señalamos el nombre de la colega porque también sería una manera de sumarnos a la lapidación que se intentó consumar y hacernos cómplices de una conducta que desde lo conceptual repudiamos. Por eso elegimos titular del modo en que lo hicimos. Ni una menos.
Los mitos y los mitómanos
También en esta semana se escuchó más que nunca el relato de cómo se han arreglados las cuentas políticas entre el MPN y el intendente de la ciudad capital, Horacio Pechi Quiroga. Existe desde hace tiempo la creencia que la municipalidad de Neuquén no está en manos del partido que gobierna la provincia desde hace medio siglo porque existe la decisión política de que así sea. Y a raíz de esto es posible escuchar relatos del tipo "al Movimiento le resulta muy caro tener el municipio y además sería un quilombo” creencia o mito fundado en un razonamiento de tipo economicista. Otros mitos sostienen que "Quiroga y Sapag cerraron esto en las elecciones generales y está arreglado para que Pechi siga”, mito o creencia que se funda en un acuerdo político. Este acuerdo político tendría su lógica en que durante un momento de la campaña para la gobernación y viéndose superado por Ramón Rioseco Pechi Quiroga habría intentado "bajarse” de la candidatura a la gobernación lo que hubiera ocasionado un importante trasvase de votos hacia el candidato del Frente para la Victoria con el consiguiente riesgo para formula del MPN. Según esta especie el intendente y el gobernador habrían acordado que aquel siguiera la marcha de su campaña y éste le habría garantizado la continuidad en la intendencia.
El tercer mito señala que el Movimiento no quiere la intendencia porque desataría una demanda imposible de responder y que ello arrastraría ala perdida del gobierno de la provincia. Según este relato "Sapag es muy vivo y tiene en claro que las cajas principales de la provincia están en GyP, el Instituto (ISSN) y Vaca Muerta (SIC) y que si agarra el municipio lo único que tiene que hacer es poner plata y que nunca la gente va a estar contenta y a la larga eso es como tirarse al agua con ropa…al final terminas hundiéndote”.
Así funciona la imaginación popular por estas horas, parece que todo está arreglado y que cuando llega una intrusa de afuera puede hacer estallar el sistema. Descripto de esta manera el mágico mundo de la política vendría a ser una especie de "emepelandia” donde quien tiene la sartén por el mango es quien pernocta en la Casa del Río, el lugar donde se fabrican las fábulas y las aventuras que mantienen hechizados a los neuquinos desde hace medio siglo.
Mientras tanto marchamos hacia las internas del MPN, una vez más y todavía sin que se tenga certeza de la fecha de las elecciones municipales. De acuerdo a lo que ha dicho el intendente Horacio Quiroga la fecha más probable es el mes de setiembre entre la segunda quincena y no más allá del primer domingo de octubre. Si seguimos el razonamiento del mito ¿para qué ir a elecciones si ya está puesto el intendente? Es que hay que respetar las formas.
M.E.G.
Más allá del resultado final donde se impuso el criterio renovador ha quedado expuesto como es el comportamiento individual y colectivo ante el conflicto de intereses. Muchos dirigentes/as partidarias se comportaron como lobos enfurecidos ante la posibilidad que ese espacio expectante no fuera para alguien de la burocracia partidaria o de la militancia histórica. Fuera de lo que señalamos como una conducta gutural hay también para analizar sobre qué se habla cuando se habla de militancia política, militancia partidaria o política profesional. ¿De qué hablamos cuando hablamos de política? Podría ser el título de este artículo y cuajar perfectamente en el tema. Pero resulta más aleccionador asociar la realidad con el discurso que anda dando vueltas en espacio de la política vernácula y se refiere al universo sexista que acosa a la mujer en los diversos ámbitos donde le toca actuar. Y aquí conviene señalar el déficit de la política que como actividad rectora de la vida social no ha escapado a las generales de la ley que se pueden observar en la vida cotidiana. Resulta vergonzoso constatar la bifurcación existente entre el discurso y la realidad, entre lo que decimos que somos y lo que realmente somos. Deliberadamente no señalamos el nombre de la colega porque también sería una manera de sumarnos a la lapidación que se intentó consumar y hacernos cómplices de una conducta que desde lo conceptual repudiamos. Por eso elegimos titular del modo en que lo hicimos. Ni una menos.
Los mitos y los mitómanos
También en esta semana se escuchó más que nunca el relato de cómo se han arreglados las cuentas políticas entre el MPN y el intendente de la ciudad capital, Horacio Pechi Quiroga. Existe desde hace tiempo la creencia que la municipalidad de Neuquén no está en manos del partido que gobierna la provincia desde hace medio siglo porque existe la decisión política de que así sea. Y a raíz de esto es posible escuchar relatos del tipo "al Movimiento le resulta muy caro tener el municipio y además sería un quilombo” creencia o mito fundado en un razonamiento de tipo economicista. Otros mitos sostienen que "Quiroga y Sapag cerraron esto en las elecciones generales y está arreglado para que Pechi siga”, mito o creencia que se funda en un acuerdo político. Este acuerdo político tendría su lógica en que durante un momento de la campaña para la gobernación y viéndose superado por Ramón Rioseco Pechi Quiroga habría intentado "bajarse” de la candidatura a la gobernación lo que hubiera ocasionado un importante trasvase de votos hacia el candidato del Frente para la Victoria con el consiguiente riesgo para formula del MPN. Según esta especie el intendente y el gobernador habrían acordado que aquel siguiera la marcha de su campaña y éste le habría garantizado la continuidad en la intendencia.
El tercer mito señala que el Movimiento no quiere la intendencia porque desataría una demanda imposible de responder y que ello arrastraría ala perdida del gobierno de la provincia. Según este relato "Sapag es muy vivo y tiene en claro que las cajas principales de la provincia están en GyP, el Instituto (ISSN) y Vaca Muerta (SIC) y que si agarra el municipio lo único que tiene que hacer es poner plata y que nunca la gente va a estar contenta y a la larga eso es como tirarse al agua con ropa…al final terminas hundiéndote”.
Así funciona la imaginación popular por estas horas, parece que todo está arreglado y que cuando llega una intrusa de afuera puede hacer estallar el sistema. Descripto de esta manera el mágico mundo de la política vendría a ser una especie de "emepelandia” donde quien tiene la sartén por el mango es quien pernocta en la Casa del Río, el lugar donde se fabrican las fábulas y las aventuras que mantienen hechizados a los neuquinos desde hace medio siglo.
Mientras tanto marchamos hacia las internas del MPN, una vez más y todavía sin que se tenga certeza de la fecha de las elecciones municipales. De acuerdo a lo que ha dicho el intendente Horacio Quiroga la fecha más probable es el mes de setiembre entre la segunda quincena y no más allá del primer domingo de octubre. Si seguimos el razonamiento del mito ¿para qué ir a elecciones si ya está puesto el intendente? Es que hay que respetar las formas.
M.E.G.