La pandemia en Neuquén
Coronavirus: más pobres y más hambre
La Pandemia pega y daña en la salud, también hace estragos en el entramado social. La CEPAL dice que aumentará pobreza extrema y el hambre. Neuquén se hace fuerte en su prototipo COPADE.Mientras debatimos las medidas que se toman semana a semana en el marco de la lucha contra el Coronavirus y, de vez en vez, se genera alguna discusión por decisiones políticas tomadas en el seno del gobierno nacional, hay otra gente, en otros lugares del planeta, que ocupa su tiempo analizando el contexto futuro que dejará esta Pandemia. Y cuando entramos a interesarnos en ese escenario, uno concluye en que, al menos yo, por lo visto, oído y leído, estamos muy lejos de los temas que realmente interesan al mundo y su futuro. Hace una semana se conoció el resultado de un trabajo que realizaron profesionales de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). El diagnóstico impactó en todos los gobiernos del continente. El informe en cuestión advierte que, hacia fines del 2020, la pandemia del COVID-19 dejaría en la pobreza extrema a 83,4 millones de personas. También advierte sobre el alza en los niveles de hambre que se registrarán en los próximos meses/año. Las personas que caigan en la pobreza extrema tendrán serios inconvenientes para hacerse de los alimentos, por ende, la crisis que se avecina es de proporciones inimaginable.
La receta de la FAO
En su documento, la CEPAL y la FAO sugieren algunos puntos con las medidas que habría que adoptar para hacer frente a la falta de alimentos. Se pone mucho énfasis en la capacitación y promociones de la producción hortícola, agropecuaria y también en la elaboración de alimentos en pequeña y mediana escala. Los técnicos advierten sobre el aumento en el número de pobres extremos y también sobre cómo la pandemia está golpeando en las franjas medias de la sociedad de América Latina. La caída en el PBI a nivel regional es el dato que se toma para bajar las consecuencias, de dicha caída, sobre los sectores más vulnerables. Según indicaron a diciembre de este año el Producto Interno promedio regional habrá sido de (-5,3%), el peor registro en las últimas 10 décadas. Las consecuencias de la caída de las economías en toda américa ya se hacen notar. El desempleo aumenta en sintonía con el incremento de nuevos pobres. El consumo ha bajado y como consecuencia directa los alimentos de calidad están por las nubes o desaparecieron de las góndolas. En los próximos meses, según el diagnóstico, habrá serios inconvenientes para garantizar dietas alimenticias equilibradas y a precios razonables. La CEPAL y la FAO advirtieron a los gobiernos sobre la situación que se avecina pero también ofrecieron una serie de programas para poder hacer frente a la próxima pandemia: el hambre. Las sugerencias forman parte de una cartilla que ya circulan por internet y que apunta a lograr aumentar la producción de verduras, frutas, carnes y la elaboración de alimentos en pequeña y mediana escala. Sería una especie de gran Arca de alimentos para enfrentar el peor de los momentos de los últimos cien años.
El modelo neuquino
La advertencia ya fue tomada por los gobiernos de cada país americano. Mientras sus autoridades se debaten en la pelea contra el Coronavirus, los técnicos de las áreas de promoción social comenzaron a involucrarse en la post pandemia. En Neuquén, hace varios años se viene trabajando sobre la necesidad de promocionar la horticultura, ganadería y agricultura a pequeña y mediana escala. El modelo está desarrollado y hay algunas experiencias para mostrar como ejemplo de lo que se debe hacer. Lo que debe cambiar es el eje de la política de promoción. Mientras desde el COPADE y algunas otras áreas del gobierno se promocionó e inculcó los formatos de huertas familiares y/o cria de ganado a pequeña escala; hubo miles de millones de pesos que se destinaron a grandes proyectos de inversión que cayeron en pocas manos. Las circunstancias del momento, quizás, lo justificaron; pero en el tiempo por venir el destinos de esos fondos deberán estar orientados a paliar el déficit de trabajo y de alimentos que están planteando la CEPAL y la FAO.
¡Vacas vivas!
Se hace imprescindible e inmediato que los gobiernos de la provincia, de las comunas y la sociedad dejen de mirar si Vaca Muerta se despereza o seguirá echada por algún tiempo más. La actividad petrolera no se activará ni generará beneficios, como lo hizo hasta hace dos años, por lo menos, por el resto de lo que queda de este año y los próximos 30 meses. Mucho tiempo para quedarnos paralizados observando cuándo encenderá sus luces, nuevamente, el faro energético del país. Una situación similar aparece para el sector turístico. El diagnóstico es lapidario y va en sintonía con la CEPAL. Va a haber más pobres, el consumo caerá a valores catastróficos a tal punto que las franjas sociales medias y altas, estarán atadas y limitadas en la programación de sus actividades de ocio o esparcimiento. La foto no es atractiva. Las mismas limitaciones tendrá el gobierno nacional. La urgencia pasará por la contención de millones de argentinos sin trabajo y otros tantos que aceran en la extrema pobreza y el hambre. Por eso es que cada tanto, Alberto Fernandez ha dicho que Vaca Muerta no es prioridad. Para reactivarla demandará miles de millones de pesos en promociones o subsidios a la inversión, situación que ni por asomo el gobierno central está en condiciones de asumir. En los próximos dos años las urgencias estarán orientadas a preservar, mantener y, en lo posible, aumentar lo poco que los argentinos y neuquinos podamos mantener en pie. El cómo, cuándo y desde dónde son cuestiones que escapan a usted y a mí. Es el desafío que tienen por delante los gobernantes de turno que deberán abandonar los sacos por el overol. Se vienen tiempos de sacrificio y mucho esfuerzo. Habrá que ver si la dirigencia, toda no solo los oficialismos, está a la altura de las circunstancias.