EDITORIAL NEUQUINA
La "coima cero" en la Neuquén de la tercera etapa
La política de la gestión Figueroa ganará en intensidad y agresividad, apuntando al año electoral próximo.Apropiadamente, en el noveno mes de gestión, Rolando Figueroa atraviesa dolores de parto, con toda la esperanza y a la vez el sufrimiento que implica esta metáfora decididamente femenina, en tiempos de confusiones de género y liviandades ideológicas. Enfrenta, con energía, el frente de combate interno, que se provoca desde la propia estructura estatal, dueña de una inercia difícil de vencer, llena de burocracia y palos indeseados que aparecen, con independencia de la voluntad del gobernante, entre las ruedas de la gestión. Al mismo tiempo, busca enfocarse en el "afuera" del Estado, allí donde la sociedad debate sus contradicciones.
El gobierno acepta que ha entrado en la etapa de la "redistribución". La referencia es a la renta estatal, esa que proviene centralmente de las regalías de los hidrocarburos que aporta Vaca Muerta. Figueroa ha logrado equilibrar las cuentas públicas, incluso con un pequeño superávit. No es poco para un Estado que se había acostumbrado al déficit crónico. En el actual contexto político nacional, es, sin duda, un merecimiento que distingue a una gestión ideológicamente enfrentada con la nacional de Javier Milei. Enfrentada aunque no enemiga: "Con el gobierno nacional nos llevamos bien", insisten en afirmar los funcionarios neuquinos que suelen protagonizar gestiones directas.
Sin embargo, no se puede reducir la magnitud de los problemas a números equilibrados de un presupuesto. El gobierno neuquino trabaja esos números para el presupuesto 2025, que presentará más temprano que tarde en la Legislatura. Allí proyectará mucha gestión en obras con financiamiento propio o de organismos de crédito internacionales. La batalla interna no es tanto por la planificación de cómo y en qué gastar, sino en romper la inercia. En los últimos días, Figueroa reiteró y machacó acerca de lo que los funcionarios políticos deben hacer (y lo que NO deben hacer), tanto como volvió a las críticas a la gestión anterior del Estado, con muchas alusiones a mecanismos perversos, entre los que descuellan aquellos organizados para quedarse con coimas y demás modalidades de retorno. Frente a una atenta multitud de funcionarios, Figueroa remarcó que su política de gestión es "coimas cero". Insiste en esto porque sabe que hay un funcionamiento "automático" dentro del Estado acostumbrado a meter la mano en la lata.
Para adentro, esa parece ser la batalla principal. Hacia afuera, el tema es conseguir hacer la mayor cantidad de cosas en beneficio de la ciudadanía al tiempo que se mantiene bajo control el gasto. Aquí es donde aparece esa "buena relación" con el gobierno nacional, que curiosamente pasa no por pedir plata, que Milei no está dispuesto a conceder, sino por hacerse cargo de lo que necesita la provincia sin auxilio directo del Estado nacional. Esto es un cambio sustancial de la "doctrina Sapag", que siempre predicó que había cuestiones que solo Nación podría abordar, y no la provincia con sus limitados fondos. De alguna manera, es recuperar una práctica que supo aplicar Jorge Sobisch en obras concretas, como la multitrocha a Centenario y el puente Centenario-Cinco Saltos: Se le carga contablemente a Nación si es materia nacional, pero no se espera a que lo haga el Estado nacional, sino que Neuquén anticipa y gestiona, y, en todo caso, carga en la cuenta de sus acreencias.
Es lo que va a suceder con el tramo de unos 15 kilómetros de la ruta 7, vital para el petróleo, que Nación no terminó de hacer. Según le confirmó el ministro de Infraestructura, Ruben Etcheverry, al programa "Ahora o Nunca", en 24/7 Canal de Noticias, Vialidad provincial se hará cargo y finalizará ese tramo vital, que actualmente es un peligro para la seguridad del tránsito en una comunicación vial muy intensa y con mucho transporte pesado. Neuquén también quiere para su propia administración el mantenimiento de otros tramos de rutas nacionales, en las rutas 40, 22 y 237. Aplicará allí el peaje para sustentar esos gastos, y lo único que espera del gobierno nacional es celeridad para permitir que la provincia se haga cargo de lo que Milei no quiere hacer, embanderado en el déficit cero, creyente fundamentalista de lo que las "fuerzas del cielo" (liberales) predican.
Como sea, el gobierno de Figueroa no solo acrecentará su gestión en obras públicas, sino que también avanzará en la construcción política rumbo a las elecciones nacionales del año próximo. El "Neuquinizate" estará más vigente que nunca, así como una destrucción científica de adversarios que pretendan enfrentarlo desde lo poco que ha quedado del "viejo" MPN. La consigna de "coima cero" no es solo aplicable al gobierno, sino a la "vieja política", y en esa volteada hay una legión de apellidos ilustres, que sienten el peso amenazante de una espada de Damocles menos virtual que verdadera.
Por eso, la "tercera etapa", la de la "redistribución", será más agresiva: la presión política del gobierno de Figueroa no se apaciguará, sino todo lo contrario. En esta característica se consumirá lo que resta de un año que ha mostrado aciertos y errores, en un contexto en el que ha prevalecido la mayoritaria decisión social de alcanzar cambios reales.