INFORME INTERNACIONAL

El interés estratégico de Estados Unidos en las Islas Malvinas

Los motivos y los antecedentes que permitieron la instalación de la base de la OTAN en las islas del Atlántico Sur.
lunes, 11 de julio de 2022 · 10:05

La guerra de Ucrania puso de manifiesto la batalla sin cuartel que libran Estados Unidos y China en el tablero mundial. La OTAN confirmó su asistencia económica, técnica y armamentística a Ucrania frente a los soldados de Putin que no dan término a las ansias expansionistas de su jefe, Vladimir Putin. Ahora, ¿Qué pasaría si la OTAN tiene una presencia más prominente en el conflicto? Eso permitiría desembocar en una Tercera Guerra Mundial y facilitaría visualizar posibles frentes de batalla: allí entraría Argentina ya que cuenta con una base de China en Las Lajas y una base de la OTAN en las Islas Malvinas. En este último punto es necesario detenerse porque mucho se habló acerca de la administración de Gran Bretaña en dicho archipiélago, de hecho eso es verdad. Sin embargo, el análisis apunta a la importancia que le dio Estados Unidos en la historia a las Islas Malvinas y el rol clave que jugó antes, durante y después de la Guerra de Malvinas suscitada en 1982.

 

El rol de Estados Unidos en la ONU

Es importante destacar la función que cumplió Estados Unidos en el tratamiento de la soberanía de las Islas Malvinas en la ONU en lo que fue la antesala de la Guerra de Malvinas. En esos aspectos, y en muchas de las votaciones, Estados Unidos ejerció la postura de una supuesta neutralidad a la hora de tomar una opinión con respecto al reclamo que ejerció Argentina por el archipiélago.

Durante muchos años, las potencias colonialistas lograron un sistema multipolar afianzado que permitió distribuirse todos los territorios que sean ricos en recursos naturales y claves en el desarrollo geopolítico. A partir del proceso de descolonización que se llevó adelante en 1960, el aspecto jurídico se modificó y se empezó a considerar a los pueblos que tienen el derecho libre a la autodeterminación por lo que podrán determinar su condición política, económica, social y cultural. A su vez, establece que todo atentado a la unidad nacional y a la integralidad territorial es incompatible con los principios de la Carta de las Naciones Unidas. Luego de eso, en la ONU buscaron definir el status de las Islas Malvinas que, de acuerdo a la terminología jurídica utilizada por la diplomacia argentina, es un territorio sometido a una administración ilegítima que el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte ejerce sobre una parte integrante del territorio nacional ocupado por la violencia. Por su parte, para el Reino Unido, las Islas Malvinas constituyen una colonia y que son dependencias de dicha colonia los territorios de las Islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur. 

Posteriormente a eso llegó la Resolución 2065 que permitió iniciar las negociaciones por la soberanía de Malvinas por parte de ambos países y a la vez informar a los organismos pertinentes sobre dichas negociaciones. A partir de ahí, Gran Bretaña, en complicidad con Estados Unidos, iban a llevar adelante una fuerte estrategia jurídica y de dilación para que Argentina no salga ganando en el reclamo.

Justamente, estos países son considerados potencias dado que su poder se encuentra diversificado en cada uno de los aspectos militares, educativos, jurídicos, económico, conocimiento y científico. Lo reprochable también por el lado argentino es que no hubo una consistencia ni estrategias adecuadas para persuadir al gobierno británico para que lleguen a  un acuerdo, a sabiendas de que la primer ministra Margaret Thatcher y el premier más contemporáneo David Cameron utilizaron a las Islas Malvinas como una cuestión proselitista y para esconder los índices de pobreza y desocupación que hubo en ese momento.

El 30 de abril de 1982, los Estados Unidos anunciaban su apoyo político y material a Gran Bretaña, contra Argentina en plena Guerra de Malvinas, y la suspensión de la asistencia militar y económica al país austral que se había transformado en un aliado estratégico en América Latina.

Para Gran Bretaña, las Islas del Atlántico Sur, no constituyen una simple colonia de tantas que ha poseído alrededor del globo con fines mercantiles, sino viene a ser un punto clave en su defensa mundial, al cual los Estados Unidos se hallan ligados militar y jurídicamente, por la Organización del Tratado del Atlántico Norte y la Organización del Tratado de Asia Sudoriental, ya que las Malvinas garantizan una estación de abastecimiento aérea y naval entre el Atlántico y el Pacífico, en tiempos de paz y de guerra, y una vía de comunicación entre América y Oceanía.

Antes del desencadenamiento de la Guerra de Malvinas, el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, trató de persuadir a Leopoldo Galtieri para que no envíe fuerzas militares a las islas. Sin embargo, esto no pudo ocurrir porque el mandatario argentino se mostró molesto y consternado por la falta de diálogo y la poca voluntad de negociar y entablar diálogo por la soberanía de las Islas Malvinas. En esa línea, Galtieri destacó el trabajo a destajo en los diversos organismos como la ONU e interamericanos para lograr el apoyo y negociar la soberanía de las Malvinas. Estados Unidos sabía del potencial militar y estratégico de Inglaterra asi como también de la experiencia profesional de sus soldados.

Una vez que Galtieri hizo caso omiso y desató el conflicto, Estados Unidos no tuvo ningún tapujo en alinearse con Gran Bretaña con el objetivo de establecer un enclave geopolítico capaz de establecer una puerta de ingreso para ganar influencias en territorios cercanos al continente antártico.  Además de eso, Estados Unidos fue un gran aliado en términos logísticos, del envío de información secreta a los ingleses con respecto a los planes argentinos para la guerra.

Por lo tanto, el presidente Reagan ordenó la suspensión de todas las exportaciones militares a la Argentina; la suspensión del proceso de certificación (sobre derechos humanos) para (la reanudación) las ventas militares a la Argentina; la suspensión de nuevos créditos y garantías… y la suspensión de garantías… para la compra de productos básicos (argentinos). El presidente Reagan dispuso también que Estados Unidos responda positivamente a petición de suministro de material para las fuerzas británicas. Desde luego no habrá participación militar directa de Estados Unidos. 

Un aspecto en la política exterior estadounidense fueron las medidas impulsadas durante la guerra de Malvinas y en la antesala también. La firma de numerosos pactos y convenios con organizaciones interamericanas, su papel neutral en las negociaciones entre Argentina y Gran Bretaña y luego su apoyo logístico y estratégico a Margaret Thatcher mostró los intereses que tuvo Estados Unidos en el tablero geopolítico.

Se puede decir que la estrategia utilizada por Estados Unidos en esa década comenzó incluso con el Plan Cóndor que tenía como objetivo principal neutralizar y desestabilizar a los grupos subversivos que tenían como idea primordial propagar el comunismo. En esa oportunidad, se le enviaron artefactos para mantener la comunicación entre Estados Unidos y los distintos países del Cono Sur, fue allí cuando aprovechó para hacer espionaje y mandar toda clase de información a Gran Bretaña. 

Esta tendencia fue creciendo a pasos agigantados cuando el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan mantuvo relaciones bilaterales sólidas con Margaret Thatcher. Por ese entonces, la primera ministra le solicitó ayuda para manejar los hilos del conflicto que se estaba avecinando en las Islas Malvinas, una vez que Reagan intentó dialogar con el mandatario argentino Leopoldo Galtieri para evitar una guerra en las Islas Malvinas. Argentina intentó de todas las maneras alcanzar una negociación con Gran Bretaña para discutir la soberanía de las Islas Malvinas y lo único que encontró fue evasivas por parte de Gran Bretaña que aplicó una política dilatoria y además intentó pasar por alto el tema de la soberanía para hablar de otras cuestiones vinculadas con la cooperación como la economía, la comunicación, los viajes marítimos, etc.  

 

El naciente interés por las Islas Malvinas

Junto a eso, Estados Unidos hizo su aparición prominente en la historia de la República Argentina cuando el barco Lexington desembarca en el país para solicitarle al ministro de Relaciones Exteriores de Buenos Aires, Nicolás Anchorena que detuviese al gobernador de las Islas Malvinas, Louis Vernet al considerarlo un ladrón y un pirata. A propósito de eso, Vernet puso en vigor una serie de disposiciones contra la caza de ganado y pesca no autorizada, por lo que no titubeó en ningún momento para detener a tres barcos norteamericanos. Sin embargo, uno de los barcos hizo un trato con Vernet para que los estadounidenses pudieran cazar focas y dividirían las ganancias con el gobernador de las Islas Malvinas. A todo esto, Anchorena no tomó ninguna decisión y eso precipitó que el capitán Duncan y Warren se dirigieron a las Islas Malvinas donde detuvieron a toda clase de “pirata” y promoviendo así una acefalía en la Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas. Una vez que Gran Bretaña se enteró de esto, decidió enviar una flotilla. Esta situación motivó una interrupción de las relaciones diplomáticas entre ambos países por un lapso prolongado. Más de doce años, pues solo re reanudaron formalmente en 1844. El hecho cierto es que la acción de Duncan destruyó la colonia como comunidad de desarrollo y las Islas Malvinas volvieron a caer momentáneamente en un estado de naturaleza, accesibles al primero que llegara. En ese tramo, Gran Bretaña y Estados Unidos entraron en litigio por la concesión de pesca, pero por detrás hubo un claro interés de ceder la Islas Malvinas al Reino Unido. En respuesta a ello, la reacción del Gobierno argentino fue acertada ya que nombró a un nuevo gobernador para establecer una colonia penal, enviaron a las islas una flotilla escoltada por el barco de guerra argentino Sarandí. Los oficiales y la tripulación del Sarandí acababan de restablecer la autoridad, cuando en Puerto Luis (Port Egmont, para los británicos) apareció el Clío, barco de Su Majestad. El Capitán del Clío desembarcó, y comunicó al Capitán del Sarandí que se veía en la obligación de ordenarle que arriara la bandera argentina y que él se hallaba allí a fin de afirmar la soberanía de Su Majestad, el rey Guillermo IV, en las Islas Malvinas. Naturalmente, el Capitán del Sarandí se negó a obedecer. Entonces desembarcó un pelotón de marinos reales, que arriaron la bandera argentina e izaron el pabellón militar británico. Después de protestar por esta acción, el Capitán del Sarandí se embarcó y partió. Al poco tiempo quedó establecida una pequeña base naval británica permanente.

Esto apenas fue el comienzo del interés que tenía Estados Unidos en las Islas Malvinas y que impulsó su apoyo a Gran Bretaña. 

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