PANORAMA INTERNACIONAL
Qué hay detrás del plan "imposible" de Trump para Gaza
Su irrealizable propuesta de tomar el control de Gaza, sacar a sus habitantes y convertirla en un centro "turístico y económico" podría esconder un objetivo más concreto.La insólita propuesta de Donald Trump para resolver el conflicto de Gaza, transformándola en una "Riviera de Medio Oriente", parece deliberadamente imposible. Por eso solo se podría justificar su análisis si se piensa que detrás de haber planteado que Estados Unidos tome el control del territorio y lo desarrolle como un proyecto inmobiliario, haya un objetivo estratégico.
Al presentar una propuesta extrema que rompe todos los paradigmas tradicionales, Trump quizás esté buscando que aparezcan nuevas. La idea excluye intencionalmente elementos que siempre se consideraron fundamentales: la política, la diplomacia, la religión y la participación palestina. Reduce todo a una simple "transacción inmobiliaria". Quienes se oponen, prácticamente todos los actores regionales y gran parte de los que siempre tuvieron algo que decir sobre Medio Oriente, deberán proponer alternativas, pero ya no podrán recurrir a las mismas fórmulas que fracasaron siempre.

Trump está decidido a romper con cincuenta años de intentos fallidos de paz en Medio Oriente. El nuevo escenario regional tras la masacre de Hamas del 7 de octubre exige repensar todas las aproximaciones conocidas. Trump ve una oportunidad en este momento de crisis y de reconfiguración regional para establecer una hoja de ruta pragmática, aunque sea a través de una propuesta que no solo parece, sino que es inviable.
Las reacciones a la propuesta revelan las profundas tensiones regionales. La extrema derecha israelí la recibió con entusiasmo, aunque Trump advirtió específicamente que su plan no debe interpretarse como luz verde para una ocupación israelí permanente o nuevos asentamientos.
Arabia Saudita, actor clave en cualquier solución regional, reaccionó con particular preocupación. A pesar de que Trump los señaló como socios esenciales en la implementación de sus planes, el reino se apresuró a rechazar la propuesta. El Ministerio de Relaciones Exteriores saudí emitió un comunicado negando específicamente que abandonaría su apoyo a un estado palestino como condición para normalizar relaciones con Israel.
Egipto y Jordania también expresaron su rechazo, preocupados principalmente por la reacción de la "calle árabe". El desplazamiento masivo de palestinos podría generar protestas masivas en estos países, donde la causa palestina genera fuerte respaldo popular.
La propuesta también amenaza la frágil tregua entre Israel y Hamas. El grupo terrorista, excluido completamente del plan de Trump, podría endurecer su posición y detener la liberación de rehenes si no recibe garantías de participación en futuras negociaciones.

Trump insiste en que su plan no requeriría tropas estadounidenses en el terreno. Ya avisó que será Israel quien le "proporcionará" Gaza a Estados Unidos después de que "no haya nadie allí". Eso lo dijo para dejar en claro que no habrá necesidad de movilizar tropas de Estados Unidos y que su país se limitaría a proveer seguridad y desarrollo una vez que el área esté "vacía". "Lo veríamos como una transacción inmobiliaria. Seremos un inversor en esta parte del mundo. No hay apuro por hacer nada", dijo Trump, reduciendo un conflicto de décadas a términos puramente comerciales.
La propuesta, aunque probablemente irrealizable, ya está cumpliendo su objetivo de sacudir el debate. Después de décadas de intentos fallidos basados en negociaciones directas y con intermediarios, consideraciones políticas y religiosas y planes de dos estados, Trump fuerza a todos los actores a propuestas radicalmente diferentes.