Después de dos décadas, Decathlon vuelve al país con un ambicioso plan de expansión y una fecha definida para su primer local. La cadena francesa de artículos deportivos abrirá en octubre de 2025 su primer megatienda en el complejo Al Río, en Vicente López, provincia de Buenos Aires, con una superficie de 3.000 metros cuadrados y una propuesta que busca competir fuerte en un mercado marcado por la volatilidad económica y la pasión por el deporte.
La apuesta no es menor: el nuevo local estará emplazado entre dos gigantes comerciales como Carrefour y Sodimac, replicando un modelo que la marca ya implementó en Montevideo y Asunción. Allí, su estrategia fue clara: ofrecer toda su línea de productos en un solo lugar, con precios competitivos y una experiencia de compra inmersiva. En Argentina, todo el stock será importado, una decisión arriesgada considerando los costos y la inestabilidad cambiaria.
El regreso es impulsado por el Grupo One, que ya gestiona las operaciones de la marca en Uruguay y Paraguay. Detrás del proyecto hay tres figuras clave: el empresario argentino Manuel Antelo, la heredera francesa Sabine Mulliez —ligada al imperio Auchan y Leroy Merlin— y Pedro Aguirre Saravia, especialista en finanzas internacionales. La sociedad busca consolidar una red de al menos 20 locales en los próximos dos años.
En paralelo a la apertura en Al Río, se espera otro local antes de fin de año, aunque aún no se confirma la ubicación. Entre las opciones suenan los shoppings Abasto y Alto Avellaneda, aunque por ahora las conversaciones son preliminares.
Más allá de la apuesta comercial, el regreso de Decathlon apunta a posicionar a la marca como referente en el consumo deportivo, en un país donde el deporte ocupa un rol social transversal. Según cifras del sector, el consumo de indumentaria y accesorios deportivos creció más de un 30% en los últimos cinco años, empujado por el boom del running, el ciclismo y el entrenamiento funcional.
Pero los desafíos son claros. En diálogo con medios especializados, voceros de la empresa admitieron que el contexto argentino “es más complejo que el de otros países de la región” y que los costos de importación impactan en la estrategia de precios. Aun así, aseguran que el diferencial estará en la variedad, calidad y experiencia de compra.
A futuro, el plan de expansión contempla abrir locales en todas las ciudades con más de 300 mil habitantes, con fuerte presencia en avenidas de alto tránsito y centros comerciales. También se proyecta el desembarco de otras marcas del universo Mulliez, como Kiabi, especializada en indumentaria urbana y casual.
El desembarco en Vicente López será solo el primer paso de una jugada que mezcla logística, visión corporativa y una apuesta por el consumo en un país donde cada movimiento económico es, también, una declaración de principios. Y si algo queda claro es que Decathlon no viene solo a vender zapatillas: viene a disputar un lugar en el corazón del consumo argentino.