Este jueves, el Senado italiano aprobó el polémico decreto impulsado por el gobierno de Giorgia Meloni que redefine el acceso a la ciudadanía por sangre. Con 81 votos a favor y 37 en contra, la medida cambia las reglas para quienes nacieron fuera de Italia y tengan otro pasaporte, impactando de lleno en países como Argentina, donde millones tienen ascendencia.
A partir de ahora, no basta con ser descendiente para acceder al pasaporte italiano. La nueva normativa establece que solo podrán obtener la ciudadanía los hijos o nietos directos de italianos nacidos en Italia, excluyendo automáticamente a quienes provienen de líneas familiares más lejanas.
Según la reforma, si un ciudadano italiano se naturalizó en otro país mientras su hijo era menor de edad, ese hijo pierde el derecho automático a la ciudadanía. Este cambio altera el espíritu de la Ley 555 de 1912 y complica los trámites para quienes descendían de italianos que emigraron a América Latina, especialmente a la Argentina.
El canciller Antonio Tajani celebró la votación afirmando que la ciudadanía “debe basarse en un vínculo auténtico con Italia, no solo burocrático”. Además, sostuvo que el nuevo sistema busca “evitar abusos” y “reforzar la seriedad del compromiso cívico y cultural”.
Quienes tenían previsto iniciar el trámite deberán revisar con lupa la historia migratoria de su antepasado. La clave ahora está en demostrar que el familiar no se naturalizó antes de que su hijo alcanzara la mayoría de edad según la ley vigente al momento.
En Argentina, el primer paso es solicitar en la Cámara Nacional Electoral el certificado que indique si el antepasado obtuvo otra nacionalidad y cuándo. Esa fecha es crucial para determinar si la ciudadanía sigue vigente por derecho de sangre o si la cadena se rompió.
No alcanza con el árbol genealógico: se necesita más evidencia documental
Además del certificado, conviene revisar registros migratorios, partidas de defunción o matrimonio, y archivos históricos. Algunos documentos pueden contener información inadvertida sobre la naturalización que ahora se vuelve determinante.
Si se confirma que el antepasado perdió la ciudadanía cuando su hijo aún era menor, la solicitud puede ser rechazada. En esos casos, se recomienda explorar vías alternativas para residir en Italia o Europa, como permisos de trabajo, estudios o programas especiales para descendientes.