En tiempos donde la desconfianza suele marcar el pulso cotidiano, un gesto tan sencillo como honesto se convirtió en ejemplo de integridad. Mariano Sacerdote, chofer de la línea 83 en la localidad platense de Melchor Romero, protagonizó un acto de nobleza que rápidamente se viralizó: devolvió una mochila olvidada en su colectivo que contenía cientos de dólares y documentos personales.
Todo comenzó cuando Micaela y su pareja, afectados por un corte de luz, decidieron visitar a unos amigos para cargar los celulares con los que trabajan a diario. Tras pasar buena parte del día allí, tomaron el colectivo de regreso a casa. Fue recién al bajar que notaron lo impensado: la mochila con dinero y documentación había quedado en el micro.
Desesperados, corrieron a la parada más cercana e intentaron obtener alguna pista. Sin respuestas claras, tomaron una decisión desesperada pero lógica: parar todos los colectivos que pasaran para averiguar si alguien conocía al chofer de su unidad.
La esperanza llegó tras varios intentos fallidos, cuando un conductor de la misma línea les aseguró que se comunicaría con su compañero. Minutos después, la noticia que parecía imposible se hizo realidad: la mochila estaba a salvo, en manos del propio Mariano. “Entre lágrimas lo esperé, porque uno no sabe si te van a devolver todo”, confesó Micaela al medio 221.
Pero no solo le devolvió el bolso intacto, sino que además rechazó cualquier tipo de recompensa. “Lo hice de corazón y lo haría todas las veces que fuera necesario”, les dijo el chofer de 33 años, que trabaja hace más de cinco en la empresa Nueve de Julio SAT.
“Me devolvió la mochila intacta con todo lo que tenía adentro. No quiso saber nada de agarrar nada. Le pregunté si podía al menos sacarle una foto para mostrarle a mi familia por redes”, agregó emocionada Micaela.
La historia no tardó en circular por redes sociales y medios locales, destacando un valor muchas veces olvidado: la honestidad. Para Micaela y su pareja, Mariano no fue solo un chofer, sino una muestra viva de que aún existen personas buenas, desinteresadas y con principios. “Que la gente no pierda las esperanzas”, dijo ella. “Aún quedan personas que hacen lo correcto sin pedir nada a cambio”.