SALUD

El WiFi y sus riesgos para el embarazo

Que dice la ciencia sobre la exposición a las ondas que genera un router.
domingo, 2 de febrero de 2020 · 15:55

La vida cotidiana ha cambiado mucho durante este siglo, la tecnología hoy ocupa un rol fundamental en muestra vida diaria, tal es así que no podemos imaginar un día sin acceso a internet, o sin usar nuestros Smartphone, sin ver televisión en los nuevos y modernos SmartTv, o simplemente sin ver una serie en Netflix. ¿Pero que genera en nuestros organismos estar expuestos a este tipo de ondas?

Aunque pienses que en nada te puede afectar la conexión a internet, estudios recientes, que investigan el impacto de estas ondas en el embarazo, están llegando a conclusiones que estar expuesto a este tipo de señales puede afectar el desarrollo de un bebé.

Pero ¿Cuáles son los riesgos del WiFi durante el embarazo?

Lo cierto es que por mucho que nos esforcemos en evitar que el WiFi está encendido en casa o en el trabajo, para evitar estar sobreexpuestos a este tipo de ondas. Las redes de banda ancha que se utilizan para tener Internet inalámbrico están en todas partes, de modo que debemos ser muy conscientes de cuáles son los riesgos potenciales de estas en el caso de estar embarazadas.

Algunos estudios sugieren que las ondas WiFi pueden ser un riesgo para la mujer embarazada, si bien pueden llegar a afectar incluso al bebé. 

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) siempre ha dicho que no hay peligro para las mujeres embarazadas expuestas a este tipo de ondas.

Mientras que la Asociación Santé Environnement France (ASEF) publicó recientemente un informe contradictorio a la OMS, en el que explica de qué manera las tecnologías inalámbricas serían especialmente perjudiciales para las mujeres embarazadas y los niños pequeños. La OMS nunca confirmó estos hallazgos hasta ahora, pero el Centro de Investigación del Cáncer (CIRC) dijo que “es probable que estas ondas sean cancerígenas de la misma manera que lo son el plomo o el combustible”. 

Por su parte, un estudio realizado por el Instituto de Salud Pública de Noruega publicado en la revista “BMC Public Health” en 2017, reveló que el uso del teléfono celular durante el transcurso del embarazo no provoca efectos adversos sobre el desarrollo neurológico del feto. Aunque también remarcan que “Nuestros hallazgos no apoyan la hipótesis de que se produzcan efectos adversos en las capacidades lingüísticas, de comunicación y motoras a causa del uso del teléfono celular durante el embarazo”, esgrimió la investigadora. Por lo que, aun hoy es muy no hay certezas de cómo repercute este tipo de ondas en los bebés.

Entonces con tantas afirmaciones contradictorias puede que te preguntes ¿a quién tenemos que hacerle caso? Honestamente, lo mejor sería usar la tecnología con un poco de precaución, evitando la sobreexposición o uso excesivo de nuestros aparatos electrónicos.

Por ello, es importante tratar de mantenerse –si una está embarazada- lo más alejado posible de los routers (de hecho se recomienda que todo el mundo lo apague por la noche, al margen de tener a alguien en la familia cursando un embarazo), además de no mantener siempre el teléfono o tablet en la mano, si bien podemos optar por usar la función de manos libres para de este modo limitar al máximo el contacto de los dispositivos digitales a nuestro cuerpo. Tampoco se recomienda tener el ordenador portátil sobre las piernas y mucho menos sobre la zona abdominal.

¿Cuáles son los riesgos?

Según diversos estudios realizados por Asociación Santé Environnement France (ASEF) y Centro de Investigación del Cáncer (CIRC), existen evidencias que la sobreexposición a este tipo de ondas, el organismo puede padecer desde un glioma, un tumor maligno que afecta al cerebro o a la médula espinal, hasta el daño a los espermatozoides masculinos (con una disminución relativa de la fertilidad), en el caso de los hombres.

Por otro lado, cuando se exponen a Smartphones y ordenadores, es más probable que los niños desarrollen problemas de comportamiento, aprendizaje e incluso hiperactividad. Obviamente, todas son consecuencias extremadamente variables en cada caso y con un porcentaje muy bajo de incidencia, aunque los expertos no descartan que dicho porcentaje aumente progresivamente de la misma manera que lo hace el uso constante de la tecnología en el ser humano.

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