El alerta de Unicef Argentina
Los niños y su salud mental frente a la pandemia
Con los repentinos cambios en nuestra cotidianeidad, los niños y niñas pueden estar sufriendo mucho más de lo que pensamos. Ellos no están exentos de sufrir las angustias y el estrés que acarrea este panorama tan adverso.Todo el tiempo estamos escuchando que no son vacaciones y que hay quedarse en casa, pero esto tiene consecuencias que usted seguro está comenzando a notar. Y es sencillamente porque los seres humanos somos animales de hábitos; prácticas cotidianas como ir al trabajo, tomar un café o una cerveza con amigos, salir a trotar o simplemente ir al almacén, de repente se vieron modificadas drásticamente, o directamente canceladas de un momento a otro. Esto nos puede provocar desde insomnio hasta irritabilidad; y el contexto de miedo generalizado no nos colabora demasiado. Bueno, con los niños también sucede lo mismo pero con la diferencia de que a ellos se les hace mucho más difícil controlar esos cambios emocionales.
Unicef Argentina, lanzó un comunicado en su sitio web donde alerta sobre las consecuencias emocionales y psíquicas de la cuarentena en los bajitos, acompañado por algunas recomendaciones.
Primero están los más chiquitos, los que aún no han alcanzado la edad escolar y aunque son los menos vulnerables por su incomprensión del mundo y porque el pensamiento mágico hace que todo a su alrededor sea una fantasía, también pueden sufrir algunos cambios en el comportamiento que son producto de que su rutina ha sido modificada. Sus compañeritos de preescolar ya no están, los mimos de la abuela cuando mamá o papá los retan tampoco están, los papás ya no los dejan ver Pepa la Cerdita porque ahora está puesto todo el día algún canal de noticias, son todos cambios agresivos de su día a día y nos encontramos con un niño realmente insoportable que se manifiesta golpeando cosas que hacen ruido, revoleando el gato, o si está callado seguro nos encontramos con que vació la crema de enjuague en el inodoro. Todo esto, no es otra cosa que su forma de decir “Estoy acá, dame bolilla y no me voy a entretener con los malditos autitos de juguete”.
La solución para estos casos no es otra que jugar con él y procurar cansarlo. Podemos sentarnos en el piso a jugar con los autitos, a armar una casa con sus ladrillitos o a cambiarle la ropa a las muñecas. Antes de que nos demos cuenta, él mismo nos va a pedir que le devolvamos sus juguetes y solito se va a concentrar procurando imitar lo que estábamos haciendo nosotros. No nos va a insumir más de media hora cada vez que lo hagamos. Básicamente se trata de generar una rutina lúdica en la que pueda liberar las tensiones que está acumulando.
Con los niños en edad escolar, la cosa se pone un poco más difícil. Ellos tienen un peligroso acceso a la información vía internet y en un contexto de temor generalizado, los conceptos de muerte, enfermedad y peligro comienzan a sonar con fuerza en sus cabecitas y generarles temores que pueden llegar a ser traumáticos. Es vital que pongamos mucha atención en ver que información consumen, pero no con un fin represivo, sino con la misión de explicarles sin amarillismos y con cautela, que es lo que está sucediendo. Ante la duda de si saben o no que es lo que está pasando, es preferible pensar que sí lo saben, y es muy importante que entiendan que no les va a pasar nada y que los adultos nos estamos cuidando para que nada malo pase.
Seguramente van a notar que en sus juegos hacen alusión al coronavirus, ya sea jugando al hospital, a la casita o que, con muñecos, relatan una historia que a simple vista nos puede parecer dantesca. NO SE ASUSTEN NI LOS CASTIGUEN, ellos no son adultos y por lo tanto no hay perversidad en sus pensamientos, no se están mofando de los muertos. Aquí es muy importante que los observemos para detectar que información están recibiendo incluso de nosotros (recuerden que cuando los adultos estamos hablando ellos están escuchando, incluso cuando creemos que están distraídos). Cabe recordar que los niños fijan el conocimiento de mediante los juegos, así que si vemos que están jugando al coronavirus, no les digamos que eso no se hace, simplemente están aprendiendo y eso es muy saludable. Hablen con ellos, háganlo siempre que puedan, y no sólo de lo que está pasando, también hay otros temas que son de su interés; si les preguntamos, nos vamos a enterar. Jugar a dibujar y pintar también puede ser una herramienta para conocer como están procesando sus cabecitas todo esto, además de que ayuda a liberar tensiones.
Para todos los casos, incluso para los adultos, es necesario salir un poco al aire libre en la medida que podamos. La luz del sol y respirar aire fresco ayuda mucho al organismo. Así que, si podemos ir al patio a jugar con el perro o simplemente merendar afuera, podemos ayudarnos mucho. Es cierto que no se recomienda salir ni a la vereda, pero si al menos abrimos bien las ventanas para que entre la luz y se renueve el aire, además de ventilar la vivienda como sugieren las autoridades vamos a poder cumplir con este objetivo.
Para más información podemos consultar en la página www.unicef.org