HISTORIA Y SEXO

La poco conocida carta "porno" de Carlos III

No te la van a enseñar en la escuela, pero el monarca del siglo 18 escribió una antológica descripción de sus afanes amatorios.
sábado, 25 de septiembre de 2021 · 11:36

Carlos III de España, el rey que gobernó en el siglo 18 ese país, Nápoles, y Sicilia, fue conocido como "el Político", por sus habilidades reales; gobernó desde 1759 hasta 1788, año en el que murió; pero tuvo otras habilidades además, poco frecuentes para la época, como por ejemplo, el talento para describir en una carta ¡a sus padres! la primera noche de amor de su casamiento, con lujo de detalles.

Se casó en 1738 con María Amalia Walburga de Sajonia. Ella tenía solo 14 años, y Carlos la conoció primero por un retrato que le hicieron llegar, como se estilaba entonces, en época de matrimonios arreglados. Ella era una princesa alemana de familia rica; el matrimonio, obviamente, tuvo un interés político. Pero, a diferencia de otros ejemplos históricos, ellos se cayeron bien entre sí. Se casaron por poderes en el Palacio de Dresde, en Sajonia, el 9 de mayo de 1738 y la boda propiamente dicha se celebró en Nápoles el 9 de junio de ese año.

Carlos era entonces un príncipe muy obediente de las instrucciones de sus padres. Para todo. Estas incluyeron, al parecer, consejos sobre el desempeño sexual de un monarca. Así que, tras el casamiento, no tuvo problemas en describir su primeras (y fogosas) noches con su esposa adolescente.

El que sigue es el texto (fragmento) de esa carta:

“Para obedecer a las órdenes de VVMM [Vuestras Majestades] contaré aquí como transcurrió todo. El día en que me reuní con ella en Portella, me puse primero con ella en la silla de postas donde hablamos amorosamente, hasta que llegamos a Fondi. Allí cenamos en nuestra misma silla y luego proseguimos nuestro viaje sosteniendo la misma conversación y llegamos a Gaeta algo tarde. Entre el tiempo que necesitó para desnudarse y despeinarse llegó la hora de la cena y no pude hacer nada, a pesar de que tenía muchas ganas. Nos acostamos a las nueve y temblábamos los dos pero empezamos a besarnos y enseguida estuve listo y empecé y al cabo de un cuarto de hora la rompí, y en esta ocasión no pudimos derramar ninguno de los dos; más tarde, a las tres de la mañana, volví a empezar y derramamos los dos al mismo tiempo y desde entonces hemos seguido así, dos veces por noche, excepto aquella noche en que debíamos venir aquí, que como tuvimos que levantarnos a las cuatro de la mañana sólo pude hacerlo una vez y aseguro a VVMM que hubiese podido y podría hacerlo muchas más veces pero que me aguanto por las razones que VVMM me dieron y diré también a VVMM que siempre derramamos al mismo tiempo porque el uno espera al otro”.

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