NO SE SABE QUÉ HACER
El "violento" del centro neuquino fue preso hoy (un rato)
Es enfermo mental. Y tiene conductas violentas. En la zona céntrica neuquina, es muy conocido. La solución no aparece.Muchos han difundido su nombre, su apellido, aunque la Ley de Salud Mental supuestamente lo impide. Aquí lo llamaremos "T", o lo conoceremos como "El violento del Centro", denominación injusta, pero que se ha hecho popular. Todo el mundo que vive o comercia o pasa por el centro capitalino lo conoce. y algunos, hombres o mujeres, han sufrido sus arrebatos violentos. El hombre en cuestión tiene problemas de salud mental. Es un enfermo, con conductas violentas. Y está, casi permanentemente, en la calle.
El Violento del Centro fue detenido por la policía, este jueves. No es la primera vez, ni la última. El procedimiento es más o menos así: La policía lo detiene, lo lleva a la comisaría, allí lo calman, y lo liberan. Del hecho, casi ni constancia queda. Infidencia de un uniformado a este medio: "Lo llevaríamos al hospital, pero allí ya no lo admiten".
La Ley de Salud Mental establece que los enfermos mentales no serán internados en instituciones especiales, sino, en caso de que amerite la internación, en hospitales públicos "comunes". La internación se desalienta científicamente. O ideológicamente, como se prefiera interpretar. Así, casos como el de "El Violento del Centro", o el señor "T", quedan en el limbo de los imposibles. Este hombre, que merece todo el respeto y el cuidado de su comunidad, se va ganando, en cambio, cada vez más odio, cada vez más intolerancia.
La policía se lo lleva más para protegerlo a él que a quienes podrían ser sus posibles víctimas. Como sucedió este jueves. Mientras se escribe esta nota, es probable que "T" ya esté, nuevamente, en la calle. Ese lugar que ha elegido dentro de su confusión, su padecer, su enfermedad.
No se quiere hablar de "locos", o "enajenados", o "alienados". No se quiere retroceder en el tiempo. Pero no se cura con leyes, se cura con ciencia y, en todo caso, amor. Algo que, en esta historia, no se ve ni se siente.