Tras un revés de la Corte Suprema, un oficial de la Policía de Río Negro fue detenido y empezará a cumplir condena por tortura, vejaciones y abuso de autoridad contra dos jóvenes delicnuentes. Pese a que fue condenado en 2022, Cristian Caumillán permanecía en libertad y realizando tareas administrativas en una comisaría de Valle Medio. A partir de ahora empezará a cumplir los 8 años de prisión efectiva a los que fue sentenciado.
El oficial cumplía tareas en la Comisaría 45° del barrio Anaí Mapu de Cipolletti y fue el primero que ingresó al templo de la calle Perón al 2.600, en el barrio 2 de Febrero, y encontró a dos jóvenes que estarían robando. El policía vivía en un departamento contiguo y, además de pedir refuerzos, su participación no se limitó a reducir a los sospechosos: las víctimas fueron golpeadas, vejadas y sometidas a abusos brutales. Las pericias médicas confirmaron que uno de ellos sufrió lesiones compatibles con torturas, y se verificó que el oficial introdujo su tonfa en el ano de una de las víctimas.
A pesar de este fallo, no es la primera vez que Cuamuillán quedaba en la mira por su accionar. Su trayectoria en la policía acumulaba 34 sanciones por faltas de servicio, incumplimientos, desobediencia y actos irrespetuosos. La condena en su contra incluyó inhabilitación perpetua para ejercer en las fuerzas de seguridad. No obstante, mientras la sentencia no estaba firme, continuó cumpliendo funciones administrativas en una dependencia policial de Valle Medio.
Finalmente, tras la confirmación del fallo y la negativa de la Corte a su apelación, Cuamuillán fue detenido anoche en Lamarque y trasladado al Establecimiento de Ejecución Penal II de Roca, donde deberá cumplir su condena de nueve años de prisión efectiva. Este caso no solo expone las falencias dentro de las fuerzas de seguridad, sino también la lentitud de la justicia ante episodios que requieren acciones inmediatas.