POLÍTICA

“Hay que hacerse el boludo”, Solá tiene un discípulo en Neuquén

El diputado Carlos Sánchez destila falta de compromiso con la comunidad, con sus referentes y también con sus aliados. Se esconde.
domingo, 17 de julio de 2022 · 19:53

Alguna vez, no hace tanto, el dirigente menemista y luego kirchnerista, Felipe Solá resumió en una frase la razón de ser de quienes usan la política en beneficio propio. Dijo que para permanecer en el poder “hay que hacerse el boludo”. Y le fue bien, a punto tal que entre otras cosas fue secretario de Agricultura de la Nación (con el riojano), gobernador de la provincia de Buenos Aires (2002-2007), diputado nacional y, más acá en el tiempo, canciller en el gobierno de Alberto Fernández.

En Neuquén esa forma de valerse de la política parece tener, al menos, un cultor. Carlos “el Chino” Sánchez es el jefe de una Pyme electoral que le ha tributado muy buenos resultados a él y a su familia. Fue candidato a diputado provincial en 2003, después ingresó a la Legislatura en 2007, y luego fue diputada su esposa, Fernanda Esquivel. En 2015 regresó Sánchez, fue reelecto en 2019 y ahora (sin posibilidad de reelección) busca que Esquivel encabece una de las colectoras del MPN, para conservar de ese modo la banca unipersonal de la familia. Sánchez tiene una forma muy beneficiosa de interpretar y ejecutar la alternancia en el poder; beneficiosa para él y para su esposa, claro está.

Diputado provincial por Unión Popular y aliado del MPN, Sánchez se presenta como el embajador del Frente Renovador y por ende de Sergio Massa en Neuquén. Siempre se lo ve en las buenas (es gran aplaudidor), pero nunca está cuando lo necesitan. No pone el pecho. Se hace el Solá, podría decirse. Es un buen discípulo del bonaerense, podría agregarse.  Se esconde, podría afirmarse. No se lo ha escuchado responderle a la intendenta de Plottier, Gloria Ruiz, cuando lanza cuestionamientos al gobierno provincial al que él acompaña con su voto en el recinto. Es decir, no defiende las políticas que apoya. Sánchez es oriundo de esa ciudad, pero ni siquiera se preocupó en  reaccionar cuando Ruiz les exigió públicamente “más compromiso” a sus vecinos legisladores. Lo escracharon y se hizo el Solá… Y a las pocas semanas concurrió mansamente a una reunión a la que había convocado la jefa comunal.

Tampoco se le conoció respaldo público a Massa, cuando éste intentó ganar espacios en el complejo tablero de ajedrez del Frente de Todos gobernante. Fue hace apenas unas semanas, en oportunidad de la renuncia del ahora ex ministro de Economía, Martín Guzmán. Quizá esa crisis haya encontrado a Sánchez, metido de lleno en lo suyo: su Pyme.

A simple vista, el compromiso de Sánchez con el MPN se agota en el mero hecho de levantar la mano en el recinto, cosa que también podría hacer alguien con más empatía por las necesidades de la comunidad. Las gestiones legislativas de Sánchez han sido lisa y llanamente misérrimas, a punto tal que no se le conoce ni uno sólo proyecto en beneficio de la provincia o de sus habitantes. Pero debe reconocérsele, eso así, la habilidad de la que dio cuenta Solá. Tan bien la ejecuta que en su afán de multiplicar la matriz productiva de su Pyme electoral, logró que su esposa también fuera concejala de Plottier.

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