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El milagro de Layla: a los 2 años estuvo muerta 34 minutos y desde los 4 vive con un riñón donado

"Es un milagro caminando", dice la madre sobre su hija de 8 años que estuvo un mes en coma y en febrero de 2020 recibió el órgano que necesitaba para vivir.
Jueves, 21 de noviembre de 2024 a las 20:56

Cuando Carina Salvatierra cuenta la historia de su hija Layla, reconoce que su pequeña de 8 años es un milagro caminando. El 22 de febrero de 2020 recibió el trasplante de riñón que necesitaba. Sin embargo, su lucha por sobrevivir, antes de recibir ese órgano, fue tal que desafió a la misma muerte y volvió tras estar un mes en coma.

Layla y su familia viven en Roca. Los problemas de salud comenzaron cuando tenía un año y su madre la llevó al hospital por una hinchazón en sus piecitos. Sin embargo desde el centro de salud la derivaron a una clínica de Neuquén donde se enteró que su hija sufría de insuficiencia renal crónica. En menos de una semana la pequeña dejó  de orinar.

Su mamá Carina contó la lucha de su hermosa hija.

“Nos enviaron al hospital Garrahan en Buenos Aires. Allí comenzaron los tratamientos de hemodiálisis”, contó Carina durante el diálogo con Mejor Informado. La contención de los médicos y psicólogos fue clave para la familia.

El día que estuvo 34 minutos muerta y regresó del coma

En 2018, cuando tenía 2 años y cuatro meses, Layla tuvo complicaciones y terminó en el quirófano de un hospital donde sufrió un paro cardíaco que duró 34 minutos.

“Vi cómo intentaron reanimarla esos siete médicos y 10 enfermeros. Pero cuando me dijeron que no podían hacer nada, ingresé dentro de la sala y le tomé la mano”, recordó muy emocionada. “Le dije, está Dios y en vos si te querés ir. Se me partía el alma”, contó Carina.

A los dos minutos ocurrió el primer milagro y la pantalla mostró que su corazón volvió a latir. Sin embargo ella había quedado en coma y no despertaba.

Layla disfruta ir a la escuela y jugar con su compañeros.

“Pasó un mes y ella no reaccionaba, no había vuelta atrás me dijeron los médicos y me entregaron los documentos para que autorizara desconectarla”, relató.

Cuando Carina le contó a su familia todos dijeron la animaron para que no perdiera la fe. En ese momento se le ocurrió una idea y le pidió a su esposo que viajará al Garrahan con los hermanos de Layla para que la acompañaran.

Los psicólogos los prepararon para que supieran el estado de su pequeña hermana. Cuando comenzaron a acompañarla, ella empezó a tener pequeñas mejorías.
 
Luego de estar más de un mes en coma empezó a despertarse de a poco. “Fue una alegría muy grande poderla tocar y abrazar. Estoy muy agradecida con Dios, creo que los milagros si existen”, aseguró.

Los médicos también reconocieron que no había una explicación lógica ante la reacción de esta pequeña. “Es creer en los milagros o reventar me dijeron”, recordó Carina.

El ángel que le donó a Layla su riñón

Cuando los tratamientos no la ayudaban como al principio y se le bajaba mucho la presión, Layla ingresó a la lista de espera del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai) el 18 de diciembre de 2019.

El 21 de febrero de 2020 la madre de una adolescente de 15 años que había fallecido, dio el sí para que los órganos de su hija fueran donados. Allí surgió una nueva luz de esperanza para esta pequeña luchadora y recibió el riñón que tanto necesitaba. La operación se realizó al día siguiente y fue todo un éxito.

Es una estudiante muy aplicada.

“Los padres de Sofi decidieron donar sus órganos. Ese ángel le salvó la vida a tres personas: una mujer de Buenos Aires recibió el trasplante hepático y sus riñones lo recibieron Layla y una compañera de ella que también tenía insuficiencia renal”, contó Carina.

Tiempo después Carina buscó a la madre de la adolescente que le donó el riñón a su hija. A través de Facebook consiguió algunos datos y consultó en el Incucai. Desde el organismo finalmente le confirmaron que era ella la madre de la donante y que era de Buenos Aires.

“Empezamos a hablar por WhatsApp. Le di las gracias porque gracias a que ella dio el sí, mi hija puede disfrutar su niñez y no tiene que estar conectada a una máquina”, contó.

En noviembre del año pasado pudieron encontrarse. “La abracé y le hice sentir el lugar donde ahora está el riñón de su hija, en el cuerpo de mi  hermosa Layla”, detalló.

Sus hermanos la acompañaron todo el tiempo en que estuvo internada.

Hoy esta madre solidaria también está muy pendiente de los cuidados de la pequeña luchadora. 

La nueva vida de Layla 

Hace cuatro años Carina regresó a su hogar en Roca con su hija. Desde entonces Layla disfruta la vida, va a la escuela, sale a jugar con sus amigos y le encanta ir al río.

Su papá es camionero y juntos viajan a realizar los controles médicos a Buenos Aires.

“Ella es feliz, está rodeada de sus seres queridos, está con sus hermanos, sus tíos, sus padrinos, es un milagro del cielo”, dijo con sus ojos húmedos. 

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