Un corazón solidario vale más que mil palabras. Esa es la premisa bajo la cual trabajan en la ONG "Menos Bla y Más Amor", que revolucionó las noches en la ciudad de Neuquén. En una "Kangooneta",-nombre que le pusieron a los vehículos de distribución-, reparten comida, abrigo, atención médica y ¡hasta masajes y peluquería! a los indigentes repartidos en las calles.
Por noche alimentan a más de 100 personas en sus camionetas móviles que van equipadas con todo lo necesario para abordar a personas en malas condiciones: "No solo llevamos un plato de comida, vamos con enfermeros y hacemos curaciones o derivaciones a hospitales", explicó Alejandro Riffos, presidente de la ONG en La Primera Mañana por AM550. Además aseguró: "Sumamos masajes para personas que están durmiendo en el piso y también llevamos peluquería gratis para que hombres se corten la barba y mujeres que se acondicionan".
Para coordinar las actividades es que los voluntarios se organizan bajo un gacebo que funciona en la Vuelta del Obligado. Allí no solo eligen la ruta de las dos camionetas que reparten, sino que también cocinan y organizan los alimentos a distribuir.
Además de la asistencia social también suman compañía y escucha a las personas. La camioneta no solo traslada la comida o elementos necesarios, también lleva una mesa portátil para que puedan sentarse y tener una cena cómoda y tranquila. "Las personas se quedan media hora con nosotros donde además de comer charlamos con la gente, lo que le da un sentido más lindo de poder compartir", explicó.
Drogas en la calle, la principal preocupación
Para Riffos el principal problema de estas personas es su adicción a las drogas, lo que catalogó como "algo que no pueden dejar". Aunque no se ha cruzado con personas violentas, si le preocupa la situación: "Necesitan salir de la calle con oportunidades laborales, hay muchos chicos que le dedican su plata al consumo".
Es por eso que, a modo de premiación, desde la ONG eligen a las personas que atienden en la Kangooneta y dejan de lado a quienes ven más comprometidos con la droga y pueden alterar la tranquilidad de su actividad. Sin embargo también se encuentran con historias particulares que le permiten derribar mitos: "La mayoría son respetuosos y educados, uno va tachando creencias previas que tenía y se da cuenta que no es tan así".
Todo a pulmón. Así coordinan las actividades de la organización. "Nos bancamos entre nosotros, somos todos laburantes que ponen plata de su bolsillo", explicó Riffos y aseguró: "También hay gente que nos dona y colabora y estamos muy agradecidos". Este trabajo lo replican también en cárceles, refugios y comedores.
"Menos Bla y Más Amor" no solo alimenta cuerpos, sino que también alimenta el alma de la comunidad, invitándonos a todos a reflexionar sobre cómo podemos contribuir a un cambio real, sin más excusas ni indiferencia. En un mundo que muchas veces da la espalda a los más vulnerables, su trabajo es una invitación a recuperar la empatía y el compromiso con el bienestar común.