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Viernes 25 de Abril, Neuquén, Argentina
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Hommie, el muralista que pinta la calle para salir de ella

Pinta coloridos payasos y mimos por toda la ciudad para que la gente que pasa se olvide por un momento de sus problemas.
Sabado, 10 de agosto de 2024 a las 21:27

Firma como “Hommie, una expresión norteamericana que significa algo así como fraternidad o amistad, y su firma se puede ver en los distintos murales con imágenes de mimos y payasos que pintó en diferentes esquinas de la ciudad.  

Color y expresividad son dos de las características que atraviesan sus obras de arte callejero que, desde hace un tiempo, le dan de comer. Sí, porque Rodrigo (así se llama) no la tuvo fácil, y el muralismo amateur, salir a pintar la calle, fue la forma que encontró para salir de ella. 

Tiene 29 años y, junto a su compañera, vive en una humilde casilla que se pudo armar con el dinero que le entró por uno de sus murales a pedido. Luego vino otro y otro, y ahora sabe que tiene que mostrar su arte para que lleguen más. 

Luego de contactarlo a través de su cuenta de Instagram, el joven muralista llega hasta Colón y Avenida del Trabajador en su bici, la acomoda en un poste, y se acerca para charlar con Mejorinformado, mientras miramos el llamativo mural.

 

Los murales están en distintas esquinas de la ciudad.    

 

 

 

Todo comenzó pintando

Rodrigo nació en Neuquén, pero a los seis años lo llevaban “de acá para allá” y vivió en distintas partes. Recuerda que, en ese entonces, dibujaba todo el tiempo y que en la escuela tenía todas malas notas, pero un diez en dibujo. “Se ve que me gustaba”, reflexiona entre risas. A sus nueve años, murió su mamá y la cosa empeoró. Tuvo que salir a laburar siendo un niño.

En una de esas tantas veces que salió a la calle a ver qué hacer, que salió a patear sin saber bien en busca de qué, nace su atracción por el dibujo. “Cuando terminé la primaria me dijeron que tenía que trabajar. Así que me puse a trabajar y cuando volvía del trabajo pasaba por un centro comunitario que decía ´Taller de Pintura en tela´. Yo me imaginaba que era como pintar cuadros y eso, pero no. Eran puras señoras donde pintaban mantelitos. Era un taller para abuelas. Entonces fui a preguntar si tenían dibujo y vi que podía aprender a pintar. Y empecé a ir, y como era tan chiquito, me dejaban ir gratis. Ahí tuve el primer contacto con el pincel y aprendí de los colores, de pinceles, sus nombres”, relata sobre cómo se introdujo en el mundo de la pintura.

Ya siendo más grande, durante mucho tiempo, pintaba pequeños cuadritos que vendía en la calle, para vivir (también hacía malabarismos y, cuando el bolsillo apretaba más aun, hacía todo tipo de changas). Pero, fue cuando empezó a animarse a intervenir algunas paredes escondidas de la ciudad con grafitis y letras gigantes, que llegaron los murales y los payasos que tienen a algo de mimo, ¿o son mimos con toques de payasos?

 

 

Para finalizar, dedica gran parte del trabajo a la expresión del rostro de sus personajes, principalmente en sus ojos y bocas.

 

 

Luz al final del túnel

Hommie había visto mucho muralismo en Mendoza, en Córdoba, y al volver de uno de sus viajes de mochila, en el 2017, se replanteó la actividad. “Tengo que hacer algo", pensaba. "Todo lo que viví me tiene que servir de algo”, se dijo.

“Yo antes vendía cuadritos en la calle, que yo pintaba, y con esos cuadritos quería volver a viajar pero irme de Argentina. Pero cayó la pandemia. También me enfermé en ese mismo momento, tuve dos operaciones de pulmón y eso fue como volver a nacer. Y fue algo interno, digamos, que me movió. Y, aparte, necesitaba trabajar. Y ahí se me ocurrió esto de dibujar una imagen y me salió el payaso de la calle Tucumán. Fui y lo pinté. Hubo un problemón con el dueño de la pared, pero después me dejó, así que lo puede terminar y cuando lo terminé empecé a ver la reacción de la gente que iba pasando. Y fue como: es por acá”.

 

 

Pero claro, está muy lindo pintar, pero también hay que vivir y, según cuenta Hommie, es muy difícil vivir del arte callejero si no te salen laburos. “En ese momento estaba alquilando, pero no podía pagar más el alquiler. Me bancaron un tiempo de onda hasta que me dijeron ´hasta acá´ y me tuve que ir. Andaba por todos lados tratando de buscar un lugar donde vivir y no conseguía. Y es desesperante, la verdad”, relata la dramática situación. Mientras tanto, la Selección Argentina de fútbol estaba haciendo historia en el último Mundial. Ser los campeones del mundo, también fue la gloria para Hommie.

“Un día, estaba por ir a muraliar en la calle y me llaman por teléfono y me preguntan si yo era el que pintaba los payasos en la calle y cuánto cobraba. Tuve una reunión, era en un gimnasio nuevo de Neuquén, pasé un presupuesto y ahí quedó. De ahí me llaman los chicos de ATE y me pidieron hacer un mural de la selección, a una cuadra de Casa de Gobierno. Y bueno, salió ese y a los días me llamó el del gimnasio y ahí empecé a tener trabajo. Y con esos trabajos pude hacerme una casillita”, relata.

 

Este mural está ubicado en la avenida Olascoaga y Cerros Colorados. 

 

 

 

Payamimos

¿Por qué payasos? ¿O son mimos? ¿O ambas cosas a la vez? Sobrevuela sus murales cierta sospecha de que no hay una respuesta concreta a tales interrogantes, más que la que cada persona quiera interpretar. ¿O acaso la obra no se completa con la mirada de quien la contempla?

(Igual quiero saber) ¿Por qué payasos? “La temática tienen toda una historia. De muy chico, estaba en Mendoza con un amigo, estábamos en un río y de repente apareció una caravana de malabaristas, payasos y mimos. Venían por el medio de la calle haciendo malabares, andando en monociclo, todas esas cosas. Yo quedé impactado, era la primera vez que veía todo ese mundo y me llamó la atención. Después de mucho tiempo empezó a gustarme todo lo que es el malabarismo entonces es como que siempre anduve en este mambo del circo”, explica.

Para hacer sus payamimos, explica que empieza con un boceto en blanco y negro. Luego va por los trazos más gruesos, dando pinceladas que aportan el color, hasta que define las formas. Y, para finalizar, le dedica gran parte del trabajo a la expresión del rostro de sus personajes, principalmente en sus ojos y bocas.

“A algunos, le hice primero un boceto en papel. Ahí veía más o menos de qué forma quería que sonría y el tema de la luz, la sombra y algo de las expresiones. Y bueno, de ahí, la pared misma me va como pidiendo tal cosa, digamos, entonces voy agregando. Pero la mayoría son un 20% diseñado y lo demás improvisado”, detalla Hommie sobre cómo le da forma y expresión a sus dibujos que nos miran y nos interpelan desde sus coloridas esquinas.

 

Firma como “Hommie”, una expresión norteamericana que significa algo así como fraternidad o amistad.  

 

 

Los murales

Los murales de los payasos eran 11 y los hizo entre el 2019 y el 2021. Con el correr del tiempo algunos se fueron deteriorando, otros fueron tapados por los dueños de las paredes, ortos bandalizados. Pero, a medida que iba consiguiendo pintura, los iba restaurando.  

Hoy hay 5 murales de los payasos en distintas esquinas de Neuquén: uno cerca del CAM, en Avenida del Trabajador y Colón, el otro está en Belgrano y Brentana, otro en Tucumán y Alberdi, el cuarto en la avenida Olascoaga y Cerros Colorados, y el otro en Mitre y José Rosa.

 

"Me enfermé, tuve dos operaciones de pulmón y eso fue como volver a nacer. Y fue algo interno, digamos, que me movió. Y, aparte, necesitaba trabajar. Y ahí se me ocurrió esto de dibujar una imagen y me salió el payaso de la calle Tucumán. Fui y lo pinté. Foto: mural de la calle Tucumán.

 

 

Pero, la pregunta que aparece es ¿por qué pinta el pintor? “Porque quería darle color a la ciudad”, dice el muralista. Y, como si fuera a propósito, justo una mujer estaciona con su bicicleta frente al mural del CAM y se caca una selfie. “Bueno, esas cosas me encantan, porque sorprenden a la gente”, reflexiona.

¿Qué te gusta que le pase a la gente cuando vea un mural tuyo?, surge la pregunta. “Que se hagan preguntas, que no solamente vean un mimo pintado, sino que les movilice algo, que sientan algo. Hay personas a las que no le gustan los payasos o los mimos, a otras sí. Pero lo importante es lo que les genera. Mayormente elijo lugares donde está todo gris e intento darle luz. Y que la gente que pasa, que viene de trabajar después de una jornada en la que le puede haber ido mal, o que está cansada o, no sé, depresiva, que levante la cabeza y vea algo que le haga olvidar por un momento todo eso”, concluye.

Lo podés contactar en @hommie.murales

 

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