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Miércoles 28 de Mayo, Neuquén, Argentina
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En vísperas de su cumpleaños: ¿qué Storni estás hoy?

Para celebrar a la inmensa Alfonsina, dos poetas patagónicas nos comparten sus poemas elegidos.

Martes, 27 de mayo de 2025 a las 15:17
¿En cuál de todas ellas ves un poco de vos?

¿Es que acaso hay más de una? ¿Estamos hablando de la mismísima gran poeta argentina nacida en 1892? Sí, Alfonsina Storni la escritora cuya obra se retoma en cada generación nueva de estudios literarios desde diferentes herramientas analíticas y contextuales.

Su magnética figura no se aquieta en la unidad, pero si jugamos al fragmento podemos barajar las siguientes adorables Alfonsinas: la jovencita que estudiaba para ser actriz y encontró una voz destello saltando desde el abismo de su boca; la docente que además escribía una columna para el diario enmascarada de pseudónimo masculino; la hija de inmigrantes pobres que ingresa con altivo impulso a las “bellas letras”; la que supo ser provinciana y capitalina por el costado de la orilla; la que lloró el suicidio de su amigo Horacio Quiroga (y escribió versos al respecto); la que tomó decisiones (cómo maternar, cómo declamar sus poemas, cómo vivir una enfermedad); la Vicepresidenta del Comité Feminista de Santa Fé en 1911; la que envía su último poema al diario; la que se autocorrige inclusive cuando ya está editado el poemario; la que vive en el encanto de una zamba para siempre en el oído de todo un país.

Alfonsina Storni sigue poniendo a pensar a quienes escriben poesía: alerta y denuncia, aúlla y elogia, despabila y arrulla. El camino trazado con sus seguridades e inteligencia despejó el andar de poetas actuales a quienes su figura provoca admiración y cariño. Y, para este cumpleaños número 133, la recordamos a través de dos voces de poetas patagónicas que nos cuentan una anécdota y nos regalan su poema preferido de Storni.

En la ciudad de Mar del Plata, frente a la playa La Perla, hay una enorme escultura que le rinde homenaje.

 

La obra y la artista

Silvia Mellado nació en Zapala, Neuquén, en 1977. Es poeta, docente e investigadora de la Universidad Nacional del Comahue y doctora en Letras por la Universidad Nacional de Córdoba. Libros publicados: Celuloide (Edulp, 2009), Acetato (Educo, 2009), Moneda nacional (edición de autora sobre papel de perfiles de petróleo, 2012), Pantano seco (Ediciones con doble zeta, 2014) y La ficción de la poesía (2019), además de la inclusión en varias antologías nacionales y del extranjero. Una publicación destacada sobre sus estudios como investigadora es La morada incómoda. Estudios sobre poesía mapuche: Elicura Chihuailaf y Liliana Ancalao (Publifadecs,2014).

Silvia Mellado, de la localidad de Zapala, es poeta, docente e investigadora de la UNComa y doctora en Letras. “Se nos hace inseparable pensar la obra y la poeta”.

 

Algo que une a Silvia Mellado con la cumpleañera, es haber obtenido el Premio Storni Poesía 2021 con su libro Cantos Limayos” editado por Espacio Hudson. Y nos cuenta sobre nuestra deidad actual:

Tengo súper vivo el recuerdo de haber leído un poema que me fascinó: “un lápiz”, porque me quedó esa imagen de la escritura, por un lado, como una bomba de tiempo; y por otro, como una especie de arma, herramienta. Había escuchado antes lo usual de ella: cómo rompió con los modelos tradicionales de la época, esta idea de madre soltera sufrida y un poco siempre condenada por el entorno de los otros autores; algo de ese relato que la construía revictimizada en un sentido".

Lo que se contaba eran las afrentas que recibía y tal vez no se focalizaba en lo poderosa que había sido; por eso, ese poema me hizo pensarla de otra manera, una poeta que no hacía concesiones: la existencia de esa “bomba en la cartera” me pareció encantadora. Y después, con el tiempo, leyendo sobre ella, me fui enterando cosas maravillosas como que fue “corresponsal psicológica” en una empresa que necesitaba a alguien para el sector de publicidad y que además logró el puesto, porque a las mujeres les pagaban menos; el dato llamativo es que en ese lugar se enteraron, “la descubrieron”, que escribía poemas como “la loba” (los declamaba a viva voz) y le ofrecieron un mejor puesto si dejaba de hacerlo. Por supuesto que renunció.

Si bien no es una poeta que yo lea seguido, está ahí como figura tutelar así como también Gabriela Mistral (más esta última), ambas me llevan a pensar que en estos casos se nos hace inseparable pensar la obra y la poeta.

 

un lápiz

Por diez centavos lo compré en la esquina

y vendiómelo un ángel desgarbado;

cuando a sacarle punta lo ponía

lo vi como un cañón pequeño y fuerte.

 

Saltó la mina que estallaba ideas

y otra vez despuntólo el ángel triste.

Salí con él y un rostro de alto bronce

lo arrió de mi memoria. Distraída

 

lo eché en el bolso entre pañuelos, cartas,

resecas flores, tubos colorantes,

billetes, papeletas y turrones.

 

Iba hacia no sé dónde y con violencia

me alzó cualquier vehículo, y golpeando

iba mi bolso con su bomba adentro.

 

 

Maciorowski

Fernanda Maciorowski (Puerto Madryn, 1982) Poeta y Licenciada en Letras. Docente, tallerista y fanzinera patagónica. Editó los libros de poesía La superficie de Medea (Estrella Deliciosa, 2007), Conejo (Cartonerita solar, 2010), Doma latina (Infamia Trascendental, 2010), Ceremonia del té en los ojos (Fondo Editorial Provincial, Secretaría de Cultura de Chubut, 2012), El primer impulso (Elandamio Ediciones, 2018) y reina border (Espacio Hudson Ediciones, 2023). También fanzines, plaquetas como Los gorriones (Neuquén, la cebolla de vidrio ediciones, 2017), libros en colaboración y antologías como “Camellia, mujeres que toman té” de Tanta Ceniza Editora. Participa de la Feria del libro punk y Derivadxs Patagónica, escribe en el fanzine Shirley Temperley junto a la poeta Florencia Álvarez, borda poemas en la escuela pública junto a Yamel Najle y 90 adolescentes, todos los años desde el 2018.

Fernanda Maciorowski es una poeta y Lic. en Letras (entre otras cosas) de la ciudad de Puerto Madryn. "Me gusta su mensaje, que esté hablando del lugar de las mujeres en la sociedad".

 

Nos cuenta sobre nuestra diosa máxima del día:

Mi relación con Alfonsina empezó no a través de un poema o un libro, sino a partir de la canción “Alfonsina y el mar” que me encantó. Yo vivo al lado del mar y me quedó resonando esa frase “te vas Alfonsina…” ¿a dónde se va? ¿por qué el mar? Todo eso me generaba un interés de conocer esa vida aventurera, el por qué de esa decisión, por qué ese personaje, y a partir de este misterio la he leído a lo largo de toda la vida.

No deja de parecerme súper atinada con los poemas que escribe, me encanta que use un lenguaje rimbombante con palabras hermosas, magistrales, a veces incomprensibles y que está diciendo otra cosa por debajo de eso que está tan florido y con un marco dorado. Me gusta su mensaje, que esté hablando del lugar de las mujeres en la sociedad, las distintas maternidades, de sentir, de los amantes, que sea contestataria respecto de los hombres y su poder; me llega. Me gusta ver esas fotos antiguas de los círculos literarios a los que ella pertenecía: está ella, un par de mujeres más y todos varones. Esa actitud de ella frente a su quehacer (que es la literatura y el periodismo) me parece muy valiente, y sumamente inteligente y contestataria en todos los aspectos, no solo en la literatura, sino que también en su vida.

Se vuelve súper actual, la leo y la releo, y cada vez encuentro algo nuevo, la comparto con mis estudiantes, con mis amigas y siempre es eso: hay una actualización constante, una modernidad en Alfonsina. Me parece una poeta fundamental como Alejandra Pizarnik. Tengo una colección de distintas ediciones de libros de Alfonsina y de su biografía también, vida y obra están bordadas de una manera muy hermosa.

El poema “la loba” me encanta, la equiparación de la mujer con un animal me parece un lugar interesante donde pararse, tomar esas características de animal: -yo soy la loba y ustedes son las ovejas; ustedes sigan haciendo lo que les dicen que tienen que hacer, yo no, yo me voy sola, me voy al campo, corro hago la mía- esa postura me parece genial. Ojalá todas tuviéramos esa conciencia de dónde estamos paradas y quiénes somos todo el tiempo. No sé si ella lo sabía, pero da esa sensación en los textos, eso lo transmite y esa es la fuerza, es lo que me gusta.

 

la loba

Yo soy como la loba.

Quebré con el rebaño

Y me fui a la montaña

Fatigada del llano.

 

Yo tengo un hijo fruto del amor, de amor sin ley,

Que no pude ser como las otras, casta de buey

Con yugo al cuello; ¡libre se eleve mi cabeza!

Yo quiero con mis manos apartar la maleza.

 

Mirad cómo se ríen y cómo me señalan

Porque lo digo así: (Las ovejitas balan

Porque ven que una loba ha entrado en el corral

Y saben que las lobas vienen del matorral).

 

¡Pobrecitas y mansas ovejas del rebaño!

No temáis a la loba, ella no os hará daño.

Pero tampoco riáis, que sus dientes son finos

¡Y en el bosque aprendieron sus manejos felinos!

 

No os robará la loba al pastor, no os inquietéis;

Yo sé que alguien lo dijo y vosotras lo creéis

Pero sin fundamento, que no sabe robar

Esa loba; ¡sus dientes son armas de matar!

 

Ha entrado en el corral porque sí, porque gusta

De ver cómo al llegar el rebaño se asusta,

Y cómo disimula con risas su temor

Bosquejando en el gesto un extraño escozor...

 

Id si acaso podéis frente a frente a la loba

Y robadle el cachorro; no vayáis en la boba

Conjunción de un rebaño ni llevéis un pastor...

¡Id solas! ¡Fuerza a fuerza oponed el valor!

 

Ovejitas, mostradme los dientes. ¡Qué pequeños!

No podréis, pobrecitas, caminar sin los dueños

Por la montaña abrupta, que si el tigre os acecha

No sabréis defenderos, moriréis en la brecha.

 

Yo soy como la loba. Ando sola y me río

Del rebaño. El sustento me lo gano y es mío

Donde quiera que sea, que yo tengo una mano

Que sabe trabajar y un cerebro que es sano.

 

La que pueda seguirme que se venga conmigo.

Pero yo estoy de pie, de frente al enemigo,

La vida, y no temo su arrebato fatal

Porque tengo en la mano siempre pronto un puñal.

 

El hijo y después yo y después... ¡lo que sea!

Aquello que me llame más pronto a la pelea.

A veces la ilusión de un capullo de amor

Que yo sé malograr antes que se haga flor.

 

Yo soy como la loba,

Quebré con el rebaño

Y me fui a la montaña

Fatigada del llano.

 

 

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