“Alison es como un ángel, tiene ojos de cielo. La tuve a los 18 años, es mi única hija mujer. Por eso somos como amigas, siempre nos contamos todo. Me dijo que iba a ligarse las trompas, porque ya no quería más hijos. Sería algo simple, y mirá lo que pasó…Para mí la pasaron de anestesia, pero no quiero pensar en eso. Ahora, quiero que se salve. Por mis dos nietos, y por todos nosotros”.
Con esas palabras Carina Calfunao, la mamá de Alison Jofré Calfunao, se refirió a la angustia que atraviesa por la salud de su hija, que está hospitalizada en la clínica Pasteur de Neuquén, esperando ser derivada en un vuelo sanitario a Buenos Aires, para que le implanten un nuevo corazón.
"Le tienen que terminar de ‘bajar’ la medicación. Ahora el corazón le funciona a un 2%. El resto de sus órganos están sanos, pero hasta que no logren bajarle los remedios que la sedan, no podrá volar. Ya se los redujeron, así que estamos a la espera. Quiero que resista. Tengo fe, pero por momentos no doy más”.
La mujer, de 48 años, todavía no puede creer lo que está pasando con su hija, que tiene 29 y dos nenes de 4 y 11. “Toda la familia sabía que iba a ligarse las trompas. Nunca tuvo problemas cardíacos. Estaba sana. Hace muchos años la operaron del fémur, nada más. Esta vez entraría y saldría del quirófano, sería algo simple, como le dijo el ginecólogo. Todavía no sabemos que pasó” aseguró.
¿Mala praxis?
Otros allegados abundan en la sospecha de mala praxis, vinculada a que según ellos la sometieron a una dosis exagerada de anestesia. Pero por ahora no hicieron ninguna presentación, ya que todos coinciden en que sus cabezas están puestas en el restablecimiento.
“El 10 –anteayer-estaba programada la operación. La intervinieron en el centro San Agustín y de allí la pasaron a la (clínica) Pasteur, después de que tuvo dos paros cardíacos. Nosotros como vecinos actuamos porque la mamá me llamó desesperada, ya que inicialmente le habían dicho que el vuelo sanitario que la trasladaría a Buenos Aires tenía lugar sólo para la paciente y un médico. Ellos como familia no tenían plata para moverse en avión, y en dos horas juntamos lo necesario” se enorgulleció Gustavo Ancafil, de la comisión vecinal del barrio Unión de Mayo.
Ahora, los vecinos siguen apoyando a Carina y a los suyos, y se juntan a la entrada de la clínica para tender la mano que se necesite. “Por suerte la situación mejoró. Hicimos ruido y desde el ministerio de salud, la Legislatura y la obra social de Alison se pusieron a disposición” amplió Gustavo.
La Legislatura se sumó al apoyo porque la chica trabaja en una empresa de limpieza que presta servicios allí.
“Son humildes. Querían comprar un terreno en Balsa Las Perlas, y Alison buscaba planificar su familia, por eso su operación” agregó el vecino.
Su mamá, por su parte, contó el buen momento que estaba atravesando su hija, tras lapsos de mucho apuro económico.
“Mi yerno hace dos meses que encontró trabajo. Él es chofer, y ahora gracias a ese empleo tienen obra social. Ella estaba contenta. Este golpe nos partió. Nadie entiende cómo pudo cambiar todo” lamentó.
Lo cierto es que hoy toda la expectativa está puesta en que la chica se equilibre clínicamente para que en Buenos Aires pueda recibir un trasplante. “Todos rezamos por ella. Es lo único que nos sostiene” cerró su madre, esperanzada.