“Me formé gracias a haber pasado por las universidades públicas de la Argentina”, afirma orgulloso Elio Maximiliano Ortiz, nacido hace 41 años en Allen, Río Negro, que se graduó como licenciado en Genética en la Universidad Nacional de Misiones y culminó su Doctorado en Ingeniería Genética en la Universidad de Buenos Aires.
Actualmente despliega sus conocimientos como investigador en la Universidad de Clemson en Carolina del Sur, Estados Unidos. En diálogo con el programa Entretiempo por AM550, Ortiz explicó que se formó en la ingeniería genética que se integra dentro de los programas de Biotecnología y Bioinformática.
Dice que Sudáfrica le abrió las puertas cuando en Argentina se les cerraron por los recortes a la ciencia y a la investigación científico. En junio de 2017 se doctoró y en septiembre del mismo año empezó en la Universidad de Pretoria, en Sudáfrica, hasta diciembre de 2020 y en febrero del año siguiente llegó a Estados Unidos. “En 2017 era becario del Conicet y así como vivimos en los ’90 que a los científicos les dijeran que vayan a lavar los platos, en ese momento también fui victima de eso y no me quedó otra que irme”, describe. "Mi cerebro y yo nos decidimos fugarnos”, sintetiza.
Asegura que la universidad pública le cambió la vida. “Fui a la universidad pública argentina, hice el doctorado en la Universidad de Buenos Aires, trabajé en el INTA hice todas las becas, me dieron la oportunidad de formarme en lo que hago pero no me quedó otra que irme en su momento. Yo me quería quedar", describe.
A la hora de recordar de dónde viene, cuenta que nació en Santa Catalina, un barrio humilde de monoblocks al fondo de la localidad de Allen. Cursó la educación primaria en las Escuela 282 y el secundario en el Bachillerato con Orientación Docente N° 24. “No tengo apellidos ni mi familia tiene dinero, somos gente trabajadora y yo soy el primer graduado de la universidad”, apunta.
No deja de destacar el apoyo que recibió de su familia y sus amigos, especialmente de su padre, Eleodoro, el gran impulsor de su carrera. “Mi viejo no terminó la primaria, llegó a tercer grado pero me inculcó a buscar lo de uno y a pelear en esta vida. Hizo grandes esfuerzos para que yo pudiera estudiar, realmente pasaba hambre y me mandaba lo que podía y así yo podía seguir y seguir. Fue y es alguien que está incondicionalmente todo el tiempo como también mis hermanos. Mi padre trabajó treinta y largos años en el alumbrado público y todo lo que sabe lo aprendió mirando a un ingeniero que le enseñó", expresa y no oculta la emoción.
Del descubrimiento en la Antártida a Ciudadano Ilustre de Allen
Sobre su actividad diaria en la Universidad de Clemson, Elio precisó que trabaja en la unidad de Bioinformática que asiste a investigadores no solo de esa universidad sino a los de otros estados del país. “Estamos asociados con más de 20 proyectos que ya hemos terminado y otros más que están en camino, haciendo investigaciones en medicina, agronomía, veterinaria y estudios ambientales”.
Se sonríe y emociona, cuando se le menciona que hace cinco años la Municipalidad de Allen lo declaró "Ciudadano Ilustre" por su investigación en la Antártida sobre nuevas familias de genes que permite a los microorganismos formar una proteína y enzimas, las que en ambientes extremos pueden producir energía a partir del aire y producir moléculas de agua que retienen en la célula e hidratarse desde ahí.
“Las bacterias en la Antártida, utilizan principalmente hidrógeno de la atmósfera con el que se alimentan, para producir energía y a su vez su propio agua”, explica. Esto nunca se había detectado, siendo una nueva estrategia de vida, una evidencia científica y que a partir de ella debe protegerse a la Antártida de la actividad humana, ya que la misma produce el calentamiento global, lo que conlleva el derretimiento de los hielos y además invade el suelo con microplásticos.
El allense, autor de este descubrimiento, llenó de orgullo a este pueblo rionegrino “ya que este tipo de investigaciones nos ponen de cara al futuro, frente a interrogantes tales como la aceleración de la contaminación del planeta o como se va a alimentar la humanidad. Nuestro destino está en manos de científicos como Ortiz, quienes día a día trabajan en pos de la humanidad toda”, señalaron desde el Concejo Deliberante de Allen cuando le otorgaron la distinción.
“Tuve la suerte de hacer un gran descubrimiento en la Antártida, probamos que básicamente los microorganismos pueden producir su propia agua y su propia energía”, sostuvo. “Eso tuvo un impacto grande en lo que es buscar vida en este universo porque antes buscaban agua y ahora con esta investigación le estamos diciendo que busquen gases porque los organismos pueden vivir de eso”, agrega el investigador que a partir de este descubrimiento colabora con gente de la NASA.
“Yo sabía que tenia que sacrificar todo para poder llegar, sacrificar como irme lejos y no poder ver a la familia. Yo sabía que estudiar me iba a abrir las puertas del mundo y tuve que renunciar a muchas cosas”, confiesa.