"Nosotras como mujeres abrazamos las aguas, abrazamos los proyectos, abrazamos la madre tierra", expresó a Mejor Informado Cristina Ganem, una de las neuquinas que se prepara para "Brazadas Antárticas", un proyecto que harán en febrero del 2025. Junto a Carolina Modena, navegarán las aguas heladas de la Península Antártica en velero y buscarán nadar 5 kilómetros -o 5000 brazadas- para concientizar sobre el cuidado del medio ambiente.
"No soy nadadora de élite, simplemente soy una madre, una ama de casa y arquitecta", continuó Cristina. Hoy, con 58 años, recuerda el primer momento que se sumergió en el agua cuando era pequeña y cómo se convirtió en una pasión cuando tenía 42: "tuve un accidente y me dijeron 'anda a nadar porque la columna necesita fortificar los músculos'", explicó.
Sin embargo, aquella precaución la llevó a adoptar una filosofía de vida y actualmente es una de las mayores exponentes de la natación en aguas abiertas a nivel nacional e internacional. "70% del mundo es agua, nosotros somos el 70% de agua", explicó. "El agua es vida, cuando te morís te dicen que quedaste seco", continuó entre risas.
"Para mi es abrazar mi vida, cada brazada que doy hacia adelante es dejar atrás lo del pasado".
Sin más palabras para describirlo y haciendo brazadas en el aire como si estuviera sumergida, Cristina se quedó unos segundos en silencio. "La natación para nosotros es una pasión. Y cuando hablamos de pasiones podemos hacer muchas cosas y alcanzar metas a veces soñadas", retomó.
Para Cristina y Carolina, hacer las cosas con propósito va más allá de lo impensable. Este proyecto deportivo ambiental y nadado por mujeres es una combinación de muchas pasiones y un trabajo en equipo, donde cada persona cumple un rol esencial.
Brazadas Antárticas: un proyecto que busca dejar un mensaje
"Hoy la Antártida nos necesita más que nunca y no podemos hacer todo, pero podemos hacer algo", explicó Cristina sobre el lema que atraviesa y motiva a este grupo de mortales. A bordo de un velero especial, muy pequeño y con casco metálico para soportar los fuertes bloques de hielo, partirán rumbo hacia el continente. Durante un mes, nadarán tramos de 500 metros, en forma de relevo y en tándem -a la par- en aguas que estarán a menos de 3°C.
Su compañera de brazadas, Carolina Modena, tiene 48 años, es psicóloga social y este año fue campeona a nivel internacional de aguas frías en El Calafate. Desde los 41 años que hace natación, pero las aguas heladas la cautivaron totalmente.
Sin embargo, no lograrán esta expedición sin un equipo de gente capacitada y que también sienten aquel frenesí por un proyecto de esta índole. A bordo del velero, siempre las estará esperando Agustín Sánchez, un médico y nadador neuquino con extensa trayectoria en el hospital Castro Rendón. A la vez, Virginia Luc y Angel Stoll, serán sus asistentes de nado o "ángeles", que acompañarán a las nadadoras durante cada tramo.
Rodolfo Werner, un biólogo marino y conservacionista especializado en la preservación del Mar Patagónico, el Océano Austral y Antártida, fue el encargado de enseñarles y hacerlas querer más a este continente.
Todo esto no viene sólo, sino que será documentado por Sebastián Vereertbrugghen, un fotógrafo y documentalista especializado en naturaleza y deportes. A través de sus ojos, las nadadoras esperan realizar un documental para promover la conservación de la península y difundirlo en escuelas. "Ahí es donde nace y donde se educa a ser más conscientes sobre lo que le hacemos a nuestra tierra", explicó Cristina.
¿Porqué sumergirse en aguas heladas?
La Antártida es un territorio, un continente de paz y de ciencia. "Es de todos", expresó Cristina. "Nosotros como argentinos fuimos pioneros, junto con otras naciones, pero fuimos uno de los pioneros en asentar bases y trabajar por esto", continuó.
"Nuestros nados pretenden concientizar la importancia de crear un AMP (área marina protegida) en la Península Antártica de 500.000 km2", describe su proyecto. Esta zona que concentra gran cantidad de fauna se encuentra amenazada por el impacto de las actividades de pesca del kril -que es la base de la cadena alimentaria del ecosistema marino- y el cambio climático.
Nuevamente, el sentimiento del agua rodeando al cuerpo resurge como inspiración. Para lograr el objetivo y tal vez para sorpresa de muchos, las nadadoras no utilizarán trajes de neopren. "Con traje es como jugar una carrera de embolsados, ¿Cómo te sentirías?", refutó. "Me encanta sentir el agua pura en mi cuerpo, son aguas milenarias y únicas en el planeta Tierra", continuó.
"Si yo puedo hacer un esfuerzo de nadar sin traje, ¿Por qué algunas organizaciones no pueden hacer otros esfuerzos como para mantener la parte de la Antártida un poco más intacta?"
Una emoción que sobrepasa los límites y la ansiedad de que sea febrero
"No suelo tomar conciencia, estoy muy focalizada en lo lindo que va a ser, en el mensaje que vamos a dar", expresó Cristina con mucha emoción. Esta expedición, que está totalmente planificada con los mejores profesionales y elementos técnicos, llega con nadadoras preparadas hace meses para sumergirse en el agua. "En mayo le pusimos fecha y números", comentó.
"Mi cabeza no funciona para los riesgos, pero sí para las cosas positivas", agregó. "Tengo mucha confianza en el capitán del barco, en mis compañeros y equipo. La verdad que me saco el sombrero y la emoción me sobrepasa", continuó.
El 30 de enero, todos tomarán un vuelo a Ushuahia y desde ahí, el 1 de febrero, pisarán por primera vez el velero que será su casa durante un mes. Allí, Cristina también buscará transmitir un mensaje y por el cual fueron convocadas por la Secretaría de Mujeres de Neuquén: "como mujeres, a los 58 años muchas personas están queriendo jubilarse. Caro también tiene casi 50 y nosotras estamos con proyectos", explicó. "Creo que es un buen ejemplo para decir: no te quedes, salí. Si no tenes objetivos, inventalos, busca cual es tu pasión y seguí adelante que podes llegar hasta lo máximo", concluyó.