"En mi opinión, en diez años alguien que esté mirando su celular todo el tiempo -como lo hacemos hoy- va a ser visto como alguien que fuma en un restaurante. Hace 20 o 30 años, fumar era algo 'cool”', sostuvo Facundo Manes, reconocido neurólogo argentino, neurocientífico e investigador, en una entrevista exclusiva con Mejor Informado.
El especialista sostuvo que ya existe evidencia de que el celular "nos genera ansiedad, insomnio, rumiación mental". "A la noche, por ejemplo, el celular emite una luz que el cerebro interpreta como si fuera de día. Además, empezamos a preocuparnos por cosas que vemos: el político que no nos gusta y va bien en las encuestas, o un familiar que está en la playa mientras nosotros trabajamos", agregó.
Hoy, socialmente, pareciera que hay menos conversación. ¿Cómo ves la forma en que conversamos actualmente? ¿Se conversa menos? ¿Se conversa más rápido?
Estoy en una etapa de mi vida donde estas preguntas son fundamentales. Hoy hablamos de una “segunda adolescencia” que va de los 50 a los 100 años. La expectativa de vida aumentó. Si nos cuidamos, si no tenemos mala suerte con una enfermedad inesperada o un accidente, y si llevamos una vida saludable, muchos vamos a llegar a vivir 100 años. Especialmente en países desarrollados. Incluso, los niños que nacen hoy podrían vivir más de 100. Entonces, la gran pregunta es: ¿qué hacemos después de los 50? Antes, por ejemplo, mi papá ya pensaba en jubilarse a los 55. Hoy, a los 55, uno piensa en cómo reinventarse. Yo lo hice: fui médico, después científico, luego escritor y político. Pero la mejor reinvención es la interna: tener paz mental, afectos, amigos… y para eso necesitamos conversar.
¿Creés que las redes sociales están afectando esa conversación?
Totalmente. El autoconocimiento, meditar, evitar pensamientos tóxicos son fundamentales. Pero hoy tenemos un enemigo: las redes sociales y la tecnología. Son herramientas fabulosas -yo mismo las uso para trabajar, por ejemplo en un rato tengo un Zoom con Europa, pero el problema es cuando no las usamos como herramientas, sino como una forma de vida. Esto es como un auto: sirve para trasladarse, pero no para vivir adentro. Con la tecnología pasa lo mismo. Las redes, estar conectados todo el día, nos está haciendo más miserables.
"Hoy, a los 55 años, uno piensa en cómo reinventarse. Yo lo hice: fui médico, después científico, luego escritor y político. Pero la mejor reinvención es la interna: tener paz mental, afectos, amigos… y para eso necesitamos conversar".
¿Podés mostrar el teléfono?
Claro. (Muestra el celular) En mi opinión, en 10 años alguien que esté mirando su celular todo el tiempo —como lo hacemos hoy— va a ser visto como alguien que fuma en un restaurante. Hace 20 o 30 años, fumar era algo “cool”. Hasta se fumaba en aviones. Y aunque ya había evidencia de que hacía mal, veías publicidades con médicos fumando.
Con el celular está pasando lo mismo. Ya hay evidencia de que nos genera ansiedad, insomnio, rumiación mental. A la noche, por ejemplo, el celular emite una luz que el cerebro interpreta como si fuera de día. Además, empezamos a preocuparnos por cosas que vemos: el político que no nos gusta y va bien en las encuestas, o un familiar que está en la playa mientras nosotros trabajamos.
Eso genera angustia, nos roba el descanso y nos crea la falsa ilusión de la multitarea. El cerebro no puede hacer dos cosas a la vez. Si estamos en una reunión y chequeamos el celular, creemos que podemos hacer ambas cosas bien, pero en realidad no escuchamos con atención y tendemos a equivocarnos más.
"En mi opinión, en 10 años alguien que esté mirando su celular todo el tiempo —como lo hacemos hoy— va a ser visto como alguien que fuma en un restaurante"
Vos decís algo que va en contra de la inmediatez que vivimos hoy. ¿Cómo se revierte esta tendencia?
Mirá, como con el cigarrillo: va a haber gente que siga siendo adicta al celular, pero eso va a ser una patología. Yo ya implemento límites. Ahora tengo el celular porque vine a la entrevista, pero cuando escribo o me concentro, lo dejo lejos. Uso horarios para revisar mensajes, y sólo cuando estoy de buen humor leo WhatsApp. No quiero que una noticia me arruine el día si no estoy listo para recibirla.
"Como con el cigarrillo: va a haber gente que siga siendo adicta al celular, pero eso va a ser una patología.
Hablemos de decisiones. ¿Cómo decidimos las personas?
Esa es mi especialidad. Estudié durante 30 años las decisiones humanas y las áreas del cerebro involucradas. Podría resumirlo así: decidimos socialmente, es decir, influenciados por nuestro entorno. La ropa que usamos, por ejemplo, tiene que ver con el contexto. Si te parás en una vereda a mirar hacia arriba, seguramente alguien más lo haga. Lo social es contagioso. También decidimos con sesgos mentales. A medida que crecemos, construimos esquemas a partir de nuestra historia, nuestra familia, nuestra ideología. Son como anteojos a través de los cuales miramos el mundo.
Además, decidimos mucho más desde el inconsciente de lo que creemos. Nos gusta vernos como racionales, pero usamos dos sistemas. El sistema A, que es racional, analítico, deliberado. Por ejemplo, aceptar esta entrevista requirió organización, agenda, disposición. Ese sistema gasta mucha energía mental. El sistema B, que es más emocional, automático, rápido, inconsciente. Es el que usamos la mayor parte del día.
Por eso tenemos hábitos. Nos levantamos, nos cepillamos los dientes… no lo pensamos, lo hacemos. Incluso gente como Barack Obama usaba siempre el mismo tipo de traje para no gastar energía decidiendo qué ponerse. El cerebro tiene recursos limitados, y gastarlos mal nos agota. Por eso, si pasas media hora saltando entre WhatsApp, Instagram, noticias y YouTube, después sentís que no hiciste nada, pero estás mentalmente agotado.
La entrevista completa: