Antes de que todo el mundo lo llamara por su nombre artístico, Juan Facundo Almenara Ordóñez era un joven que se debatía entre el sueño y la realidad, entre la pasión y la rutina. Criado en el barrio Marqués de Sobremonte, a pocos kilómetros de Córdoba capital, creció rodeado de veredas largas, mates al sol y domingos que sonaban a rock nacional en su casa familiar.
"Mi vieja ponía Bersuit, Babasónicos, Andrés Calamaro y Soda Stereo. Y con eso me empezaron a gustar los canales de tele que pasaban temas. Y por ese lado conocí a Gorillaz, Foo Fighters o Rage Against The Machine. Después empecé a abrirme un poco más hacia otros estilos. Porque siento que dentro de cada género existe algo y mucho que aprender”, contó de sus inicios a un diario porteño.
Su adolescencia siguió entonces esos rumbos. Más aún cuando colgó los botines y con ellos la ilusión de ser futbolista, luego de dos lesiones en su rodilla. Su primer instrumento no fue del todo musical. Con el juego de Playstation “Guitar Hero” dio sus primeros pasos con la guitarra, que luego compraría de manera real a los 16 años, fruto de ahorrar peso a peso vendiendo tortillas en un puesto callejero junto a su padre.
Así, la historia de Luck Ra comienza lejos de las luces, y hoy es el artista de cuarteto más escuchado del país y despliega carisma todas las noches en la televisión.
GRITO SAGRADO
Esa curiosidad musical de este pibe cordobés, lo llevó a liderar varias bandas de distintos espectros musicales, aunque fue el trap en 2018 el que le dio su primer espaldarazo en la industria. A sus 18, mientras trabajaba atendiendo la zapatería de un shopping de su ciudad, subió a YouTube el single “No quiero más”, que lo puso en el radar del público. No fue un hit ni mucho menos, pero fue un grito. Varias escuchas, algunos comentarios alentadores y un par de mensajes privados de gente que decía que lo sentía auténtico, lo alentaron a seguir.
Panter Music se interesó en su música, y de su mano lanzó sencillos como “Sola” y “La Clave”, hizo shows en Córdoba y se compró su primer micrófono digno. Pero, mostrando una gran inquietud creativa, pronto rompió ese vínculo (también por falta de pago) para explorar en solitario, ampliando su red sonora.
Fue cuando el cuarteto, el verdadero pulso de su tierra, lo encontró a él.
PANDEMIC
En pleno encierro pandémico en 2020, mientras otros buscaban un escape en lo global, él se encontró con lo local. Se metió a escuchar lo clásico de su provincia y empezó a empaparse de percusión. Lo que pasó después fue casi una explosión: lanzó “Te Mentiría”, producida por su amigo del colegio Ramky, su primera canción en clave cuartetera, y sintió que por primera vez el género lo tenía a él, no al revés.
En cada verso, entre tambores y teclados, llevaba sus noches de búsqueda, las historias de un pibe que eligió trabajar de músico y que soñaba con algo más grande. Esa mezcla rara, honesta, fue la chispa que encendió el fuego: con el cuarteto, ahora podía contar historias, tener emociones urbanas, ampliar su carisma natural y generar empatía.
Ejemplo claro del signo de los tiempos, donde la inmediatez a veces tracciona a favor, lo puso de geta frente al éxito. Así, fue la cara de “El Campeón”, himno de la Copa América 2021 y, click a click en reproducciones de Spotify, pasó a ser figura en su provincia e inmediatamente en todo el país. De allí en más, el crecimiento fue meteórico. En 2023, “Ya no vuelvas”, junto a La K’onga y Ke Personajes, fue primer premio Gardel a mejor canción de cuarteto. Luego “La Morocha”, su caballito de batalla y megahitazo, también se coronó como mejor canción de cuarteto en 2024.
En febrero de 2024 lanzó su primer disco, “Que Nos Falte Todo”, grabado en vivo en Buenos Aires. El álbum debutó con fuerza estando entre los más escuchados globalmente en Spotify y acumulando 1.250 millones de reproducciones en poco tiempo. El repertorio era un festín de colaboraciones: Abel Pintos, Bersuit Vergarabat, Khea, Rusherking, Euge Quevedo y artistas de la vida musical cordobesa. Entre los hits que explotaron en la pista de baile surgieron “Que Me Falte Todo”, “Toco y Me Voy”, “Hola Perdida” y por supuesto “La Morocha”, que sonaron incansable todo ese verano y más.
LOVIU
La ola fue imparable. Entradas agotadas en el Luna Park y Movistar Arena y presentaciones por todo el país, donde incluso se subió al escenario con muletas tras fracturarse una pierna. No había tiempo para cancelar shows. Le siguieron más premios y un encuentro con el amor. A mediados de 2024 conoce a La Joaqui, también cantante, y comienza una relación amorosa que lo posiciona en las redes sociales y le abre la puerta de Latinoamérica.
En abril de 2025 estrenó su segundo álbum, “Qué Sed”, de la mano de Sony Music. Un proyecto ambicioso con 14 tracks que fusionan cuarteto con cumbia, reggae y urbano, y que incluye colaboraciones de tremendo renombre como Maluma, Chayanne, Nicki Nicole, Lola Índigo, Tiago PZK, Kenia OS y Dread Mar-I.
Y como si eso fuera poco, además, desde junio, junto con Soledad Pastorutti, Miranda y Lali Espósito forma parte del jurado de La Voz Argentina, el popular reality show de Telefe que está funcionando muy bien en el prime time televisivo, con picos de rating de 14 puntos.
Hoy, frente a cámara, sin perder la frescura ni el humor, demuestra noche a noche que su llegada a la cima no le quitó ni un gramo de cercanía y que su carisma lleno de barrio a fuerza de sonrisa tatuada y pelo esmeralda, lo tienen tan cómodo en un estadio repleto como en la tele. Porque Luck Ra no actúa: es.