Hace apenas unos días (el 5 de abril) vivimos un nuevo aniversario desde que el mundo perdió a una de las figuras más icónicas e influyentes del siglo XX y de la historia de la música: Kurt Cobain. Su legado con Nirvana sigue vigente, no solo por su impacto simbólico al liderar el Grunge (movimiento del rock alternativo que nace desde su banda), sino también por la profundidad y complejidad de sus canciones, que continúan hoy, sonando estéticamente y melódicamente modernas e intensas.
Desde sus primeros días con Nirvana, el ascenso de Cobain fue meteórico. Con álbumes como “Bleach” y “Nevermind”, la banda no solo conquistó la cima detodos los rankings, sino que también cambió el panorama musical para siempre. Con himnos como “Smells Like Teen Spirit” y “Come as You Are”, Nirvana se convirtió en la voz de una generación desencantada, y Cobain, en su profeta incomprendido.
Desde su debut, Nirvana ha vendido más de 28 millones de álbumes en Estados Unidos y más de 75 millones en todo el mundo. Su éxito catapultó a otros grupos de Seattle, como Alice in Chains, Pearl Jam y Soundgarden. El Grunge fue, definitivamente, el género dominante de los 90 en Estados Unidos y se diseminó como un virus por el mundo.
Pero detrás de la fachada de la fama y el éxito, se escondía un hombre atormentado por sus propios demonios. La presión de la industria, la lucha contra la depresión y la adicción a las drogas marcaron los últimos años de la vida de Cobain. Su carta de despedida, con la célebre frase “Es mejor arder que apagarse lentamente”, sigue siendo un testimonio desgarrador de su dolor y su lucha interna.
El montaje de su muerte
El viernes 8 de abril de 1994, poco antes de las nueve de la mañana, el cuerpo de Kurt Cobain fue hallado en el invernadero de su casa. Lo descubrió un electricista que había ido a instalar un sistema de seguridad y dio aviso a la policía. Tenía 27 años y yacía desde hacía tres días, con un disparo de escopeta.
Durante toda su vida libró una lucha contra la depresión, que comenzó a los nueve años con el divorcio de sus padres como disparador y que lo llevó a vivir con una familia sustituta en un momento de su infancia. También padeció bronquitis, laringitis y dolores de estómago crónicos, sumados a la adicción a las drogas y al alcohol.
De su intenso dolor estomacal, su amigo Buzz Osborne lo asociaba al consumo de heroína: "Lo inventó para poder usarlo como excusa para seguir colocado. Por supuesto que vomitaba; eso es lo que hacen los heroinómanos, vomitar. Se llama 'vomitar con una sonrisa en la cara'”.
La escena estaba previamente pensada y montada por él. En algún momento del martes 5 de abril se encerró en el invernadero de su casa, una especie de apartado, como una casa de servicio dentro de su mansión. Trabó las puertas con un taburete. La investigación arroja evidencias de que se inclinó sobre una caja de cigarrillos que se cree contenía drogas.
Escribió la carta de despedida con una lapicera roja. Tiró al suelo la billetera, que tenía su licencia de conducir. Los forenses sólo pudieron reconocer su identidad por las huellas digitales. En su sangre se encontraron restos de heroína y Valium. La escopeta yacía sobre su abdomen, ese que le provocaba tanto dolor.
Michael Azerrad, periodista y autor de la biografía "Come As You Are: The Story Of Nirvana", señala que la forma en que Kurt falleció no define su legado. Nirvana era más que su líder, era una banda que tocaba canciones que conectaban con sentimientos profundos y complejos. Esta conexión perdura en el tiempo, y es lo que ha mantenido a Nirvana como un grupo tan vigente, con un mensaje de una realidad injusta que sigue resonando en la juventud actual.
El papelón argentino
En pleno auge de su carrera, Nirvana visitó nuestro país. El 30 de octubre de 1992, 40 mil personas pudieron ver a la banda de Seattle en el estadio de Vélez. Esa noche quedó en el recuerdo como una de las más vergonzosas vividas aquí.
Comenzaron teloneando Los Brujos, una banda que estaba sonando bastante con algunos hits radiales. Al terminar, Calamity Jane, banda femenina invitada especialmente por el propio Kurt Cobain para abrir los shows de su gira mundial, irrumpió sobre el escenario con su abrasadora propuesta grunge, pero con un repertorio absolutamente desconocido para el público en general.
De pronto, el escenario se pobló de monedas, basura, escupitajos y diversos objetos contundentes cubiertos por una catarata de insultos. Ante semejante panorama hostil el grupo dejó de tocar y abandonó anticipadamente el escenario.
Cobain estaba decidido a no salir a tocar, enojadísimo por la actitud del público. Luego de una hora de retraso, Los Nirvana montaron un “anti show” a modo de protesta. Diría Cobain, tiempo después sobre esta penosa situación: "El público no se dio cuenta de que estábamos protestando contra lo que habían hecho. Tocamos durante unos 40 minutos y la mayoría de las canciones estaban fuera del álbum Incesticide, por lo que no reconocieron nada. Terminamos tocando “Endless, Nameless” que está al final de Nevermind, y como estábamos tan furiosos y tan enojados por toda esta situación, esa canción y todo el set fueron una de las mejores experiencias que tuve en mi vida”.
Biopics y docus que retratan su vida
- “Last Days”, de Gus Van Sant, intenta plasmar los que pudieron ser los momentos finales de Kurt Cobain. Muestra una secuencia muy alegórica y extraña. Cuando se descubre el cadáver, un cuerpo espectral y desnudo emerge de él y asciende. Moría el hombre y nacía el mito.
- “Montage of Heck” estuvo producido por Courtney Love y Frances Bean Cobain, viuda e hija del líder de Nirvana, respectivamente, y quienes llenaron de imágenes inéditas y fuera de contexto al filme.
- “Las últimas 48 horas de Kurt Cobain” es un documental que intenta interpretar los últimos meses del líder de Nirvana, con sus adicciones y dolores profundos.
- “¿Quién mató a Kurt Cobain?” es un documental de la BBC que apunta a Courtney Love como la persona que estuvo detrás de la muerte de su marido. La hipótesis nunca fue tomada por la justicia.