Nido Blando

Preguntas sobre la postfotografía y una invitación a la imagen desconocida

En lo que tardes en leer estas líneas, habrá nacido un nuevo usuario de red social. Un usuario que elegirá para hablar: una imagen. Si pudiéramos imprimir las fotos que diariamente se comparten en los social media, podríamos tapizar de imágenes el camino a la vuelta al mundo. Mientras tanto ¿Qué hace la fotografía con semejante poder?
lunes, 12 de noviembre de 2018 · 10:46

Por la artista Marina Cisneros, la cazadora de arte y su bolsa de valores.

Pensadora 100 Pájaros volando.

 

En la actualidad hay 3,03 mil millones de usuarios activos de redes sociales. Estos datos suponen que hay un nuevo usuario de redes sociales cada 15 segundos. Sólo en Instagram hay 800 millones de usuarios, se suben 95 millones de fotos cada día y hasta la fecha se han compartido más de cuatro mil doscientos millones de fotos. Por otro lado, en la plataforma Facebook se suben más de 300 millones de fotografías al día, es decir: más de 136.000 fotografías a diario.

Pensando en estos datos nos preguntamos, ¿tenemos tiempo para ver las fotografías que sacamos? ¿de qué hablan 300 millones de imágenes en un día? ¿cuál es la necesidad detrás de este gesto fotográfico que ya casi no conlleva un pensamiento previo, si no un vicio ante el gesto de fotografiar con un aparato celular todo lo que nos rodea, nos gusta, nos asombra, nos alimenta, nos embellece?

Fotografía, Marina Cisneros.(Sin título) 

 

El derrumbe de mil Torres Gemelas

Si hoy compramos un teléfono que inicialmente tuvo como fin el de la comunicación pensando en qué cámara tiene, ¿será que pusimos a la imagen a la altura de la comunicación? ¿de la palabra? ¿cuántas veces respondiste con una foto? Todas estas preguntas nos llevan a pensar en un nuevo uso de la fotografía. Una imagen donde antes había palabras, hoy complementa un diálogo.
De algún modo, la tecnología en nuestro celular ha democratizado la fotografía, quitándola del pedestal en el que el sistema capitalista y el positivismo (padres creadores de la fotografía) la habían posicionado. Las primeras cámaras, adquiridas a principios de 1840, sólo podían ser manejadas por inventores y entusiastas. Luego, con la evolución de los dispositivos aparecieron los fotógrafos profesionales: niños mimados con costosos lentes en sus dispositivos y grandes firmas en sus fotografías. Hoy esta disciplina ya no es sólo para aquellos “magos de la luz”: cualquier usuario de un dispositivo celular con cámara incorporada puede ser  testigo de un hecho majestuoso, registrarlo, publicarlo y recibir miles de likes.  Esto queda ilustrado en el libro “Ante el dolor de los demás” donde Susang Sontag nos cuenta sobre una exposición fotográfica ejemplar que documentó la destrucción del World Trade Center (las Torres Gemelas) inaugurada en los escaparates del Soho de Manhattan a finales de Septiembre de 2011. “Los organizadores de Aquí está Nueva York, como se tituló la exposición, habían hecho un llamado invitando a todos (aficionados y profesionales a presentar las imágenes que tuvieran del atentado y sus secuelas. Hubo más de mil respuestas en las primeras semanas y al conjunto de los que ofrecieron fotografias se les aceptó al menos una para la exposición). Todas se exhibieron sin crédito ni pie, y se vendieron, en la forma de una impresión de chorro de tinta y alta calidad, por el módico precio de veinticinco dólares. Después de efectuada la compra, el propietario podía enterarse si había adquirido acaso una de un gran fotógrafo famoso, o la de una profesora de instituto jubilada que, con su cámara familiar y un disparo asomada por la ventana de su habitación, había captado la torre norte mientras se derrumbaba.” En este caso, todos son fotógrafos, y todas las imágenes tienen el mismo valor.

 

"Fotografiar es apropiarse de lo fotografiado", Susang Sontag.

 

Esto no es fotografía


Si fotografiar  es apropiarse de lo fotografiado como dijo en este mismo libro Susang Sontag, hoy todos somos dueños de todo. Esto significa también establecer con el mundo una relación determinada que parece conocimiento, entonces la fotografía es ahora (también)  una herramienta del saber, lo que nos pone a todos en el lugar de creadores de saberes. Pero, ¿somos conscientes de todo esto? ¿Lo pensamos antes de fotografíar, editar y publicar?
La postfotografía es el movimiento que viene a hacer estas preguntas, no sabemos si con una intención de responderlas, pero claramente quiere hacernos pensantes en el acto compulsivo de fotografiar. Si la fotografía tiene hoy tantos usos, ¿no sería necesario repensarla? Si la fotografía es hoy una herramienta de pensamiento, ¿por qué seguimos repitiendo las mismas imágenes? ¿Cómo hacemos para crear nuevos conocimientos desde la creación de una imágen? Una respuesta obvia sería, creando nuevas imágenes. ¿Es esto posible? ¿Te animás a crear la imagen que aún no conoces?

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