En un fútbol donde los contratos millonarios suelen acaparar los titulares, Adrián “Maravilla” Martínez demostró que hay historias que valen mucho más que una cláusula. Esta semana, el delantero renovó su vínculo con Racing hasta 2028 con una cifra récord para el fútbol argentino: 122 millones de euros de cláusula de salida. Pero fue otra cosa la que tocó el corazón de hinchas y futboleros: su profundo agradecimiento a la mujer que nunca lo soltó la mano, ni siquiera cuando estuvo privado de su libertad.
Todo comenzó con una publicación de su esposa, Anabella. Subió una imagen con un versículo de Mateo 28: “El camino no será fácil, pero Dios prometió: ‘Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo".
“Maravilla” le respondió desde lo más hondo de su historia:
“Y eso que me ibas a visitar a la cárcel! Perdimos todooo… Le creímos a Dios y Él nos exaltó… Gracias por el aguante en las malas y en las buenas, sos parte.”
Esas palabras no solo reflejan amor. Son el testimonio de una vida marcada por la lucha, el dolor, la fe y la reconstrucción. Porque antes de los goles en Primera, Martínez tocó fondo. La cárcel, la incertidumbre, los años en los que parecía que el fútbol, y la vida, le habían dado la espalda. Pero tuvo quien lo esperara. Y cuando salió, también tuvo quien le tendiera una mano.
Defensores Unidos de Zárate fue el club que le dio esa segunda oportunidad. Allí comenzó el renacer. Luego vinieron los goles, los saltos a otras categorías y finalmente la consolidación en Racing, donde hoy es referente, goleador y símbolo de entrega.
“Esta renovación me da paz. No solo a mí, también a mi familia. No es fácil tener estabilidad en esta profesión. Todos los diciembres era ver qué pasaba, si te quedabas o te ibas”, confesó.
Y aunque su presente brilla, no olvida de dónde vino. “Siempre quise volver a Defensores Unidos, el club que me dio la posibilidad cuando salí de prisión. Pero terminar mi carrera en Racing es lo que hablamos con mi familia”.
Consultado por los rumores de ofertas y hasta llamados desde River, fue directo: “Eso ya quedó en el pasado. Estoy enfocado en el presente. Les dije que pusieran lo que quisieran en la cláusula, yo me quiero quedar”.
Y así, mientras en Avellaneda celebran su renovación, en redes se viraliza su historia. Una que habla de caídas, pero también de amor. De cárceles y estadios. De mujeres que acompañan y de hombres que se reconstruyen. Porque “Maravilla” Martínez no solo venció al destino: lo hizo con fe, con goles… y con ella al lado.