La Bombonera afina sus bombos para recibir a un viejo conocido. Esta vez no hay rumores, cláusulas ni comunicados tibios: Leandro Paredes vuelve a su casa. Y no vuelve solo, vuelve con una estrella bordada en el pecho y la cinta de líder que no necesita llevar en el brazo.
Después de tanto amague, de contratos que vencían, de silencios que gritaban y negociaciones que parecían de otro planeta, Boca se dio el gusto. Y el hincha también. El mediocampista surgido de las inferiores xeneizes regresa a los 31 años, en plenitud, con el amor intacto por los colores y con la madurez de un jugador con experiencia.
El miércoles feriado, mientras el país celebra su independencia, Paredes pasará la revisión médica. Si todo está en orden, el jueves a las 18 horas la Bombonera abrirá sus puertas para un recibimiento a la altura del personaje. Un show al estilo rockstar, como aquel que vivió Carlos Tevez en 2015, también bajo la batuta de Juan Román Riquelme.
Porque si algo sabe hacer Román es preparar regresos con aroma a epopeya. Esta vez el pase se cocinó sobre la hora, con más misterio que certezas, pero con final de película. Paredes vuelve al barrio, al club que lo vio nacer y que ahora lo espera con los brazos abiertos y la ilusión por las nubes.
El mensaje es claro: Boca no está para mirar el mercado desde afuera. Está para moverse en silencio, golpear fuerte… y emocionar a su gente.