EL FIN DE LAS CONCESIONES DE REPRESAS

Los neuquinos, cada vez más secos: ¿Qué puede pasar?

Algunos apuntes político-económicos en una situación que preocupa, aunque sigue lejos de la percepción social.
viernes, 6 de agosto de 2021 · 16:29

Los efectos de una prolongada sequía -lleva años- serán sentidos con más fuerza, dicen los expertos, en la próxima temporada de primavera-verano. Los niveles de las represas de la región están peligrosamente cercanos a los límites mínimos, justo cuando se comenzará a usar más volúmenes de agua; y las admoniciones al respecto comienzan a tener publicidad oficial al servicio.

Neuquén es accionista de las centrales hidroeléctricas, y parte interesada doblemente en este tema. Cuando se hizo la repartija de posibilidades en las privatizaciones de la década del ’90 del siglo pasado, la provincia eligió porcentajes accionarios en las represas, y descartó formar parte de los ferrocarriles. La evolución de las normas legales argentinas permitió después avanzar en la conciencia de los patrimonios: los recursos naturales les pertenecen a las provincias, y no solo tienen que ver con los hidrocarburos, sino también con los ríos. Puede decirse, en este contexto, que el agua es para Neuquén un combustible todavía más importante que el petróleo, para el motor de su economía.

Neuquén usa el recurso hídrico con escasa conciencia de su cuidado. Cada neuquino de la capital gasta alrededor de 600 litros de agua por día, un nivel de consumo de los más altos del mundo. Se usa el agua potable no solo para alimentarse, sino también para todo efecto sanitario, para regar el césped, para las piscinas. Se la deja correr criminalmente por las calles a través de innumerables pérdidas de la red de distribución. La capital neuquina gasta y mal utiliza un recurso precioso y, ahora, escaso, sin la menor conciencia acerca del equilibrio natural y su propia valía. Otras ciudades -como Cutral Co y Plaza Huincul- reciben agua desde lugares lejanos, mediante mecanismos de bombeo eléctrico, y practican la misma desidia en cuanto a la racionalidad del uso, pues, tras los años, se perdió aquella conciencia inicial de que no había agua y que, por lo tanto, había que usar la que se proveía con mucho cuidado.

A Cutral Co-Huincul el agua llegaba, en el siglo XX, en tanques, por el tren. Ahora llega por acueductos, y, de a poco, aquella conciencia de la escasez dio paso a la comodidad de la abundancia.

Solo faltan dos años para que las concesiones a privados de aquella privatización de los ’90 lleguen a su fin. Las represas volverán al Estado, y se deberá decidir qué hacer con ellas. El fin de las concesiones será en 2023.

Esta sequía devastadora precede a ese plazo. Sería muy bueno que la situación al menos sirva para despertar conciencia política acerca de la importancia del agua.

 

Mantenete informado todo el día. Escuchá AM550 La Primera aquí

Seguinos por la tele, en CN247 aquí

Comentarios