Este jueves 4 de julio, la Ciudad de Buenos Aires rendirá un sentido homenaje a Justina Lo Cane y a los miles de argentinos que esperan un trasplante. En conmemoración por los siete años de la sanción de la Ley Justina, el Planetario, el Puente de la Mujer y el Monumento a los Españoles serán iluminados de violeta, el color favorito de la niña que se convirtió en símbolo de concientización sobre la donación de órganos.
La iniciativa es impulsada por el Gobierno porteño, junto con la fundación Casa Justina y la campaña #MultiplicateX7, creada por Ezequiel Lo Cane, padre de Justina. Esta ley, aprobada por unanimidad en el Congreso el 4 de julio de 2018, establece que todas las personas mayores de 18 años son donantes, salvo que expresen lo contrario en vida, marcando un antes y un después en el sistema de trasplantes argentino.
“Iluminar la Ciudad con el color violeta, el preferido de mi hija, es una forma de recordar no solo los siete años de vigencia de la Ley, sino también los siete puntos clave que aún deben mejorar para garantizar su cumplimiento pleno”, expresó Lo Cane.
Los siete puntos pendientes, según el activismo de Casa Justina, son:
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Obligatoriedad de notificación de fallecimientos por parte de unidades de terapia intensiva.
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Educación y concientización en escuelas y centros de formación.
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Presencia de procuradores en hospitales con capacidad para donar.
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Implementación del trasplante cruzado.
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Protección integral del donante vivo.
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Fomento de la inclusión laboral para personas trasplantadas o donantes.
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Agilización del acompañamiento legal en muertes accidentales.
Desde el Gobierno de la Ciudad destacaron que el gesto simbólico de vestir de violeta a tres íconos urbanos busca reforzar el impacto de la ley y renovar el compromiso colectivo con su espíritu solidario: “Acompañamos este homenaje con un gesto simbólico, pero contundente. Recordamos a Justina y a todos los que, como ella, esperan una segunda oportunidad”.
Una ley que cambió la historia
Justina Lo Cane tenía 12 años cuando falleció el 22 de noviembre de 2017, mientras esperaba un trasplante de corazón en la Fundación Favaloro. Su caso movilizó a todo el país: su familia, a través de una campaña en redes sociales, logró instalar el debate público sobre la donación de órganos.
Estuvo más de 60 días en terapia intensiva, con diagnóstico de cardiopatía transgénica desde los 18 meses. Aunque se encontraba primera en la lista de urgencia del INCUCAI, el órgano compatible nunca llegó. Su muerte conmovió profundamente a la sociedad y fue el motor para una transformación legal que hoy salva vidas.
Desde la sanción de la ley, Argentina logró alcanzar un récord histórico: en su primer año de vigencia, se registraron 19,5 donantes por millón de habitantes y la donación de tejidos creció un 77 %, lo que permitió que más de 1.600 personas recibieran un trasplante.
Este 4 de julio, los monumentos iluminados en violeta no solo honran su memoria: también invitan a reflexionar, agradecer y continuar luchando por un sistema de salud más justo y solidario.