NEUQUÉN

El VAR de las encuestas ya pone nerviosos a muchos

La dirigencia intenta dilucidar qué piensa la sociedad de este presente político, más allá de la vidriera de acuerdos y pactos.
domingo, 27 de noviembre de 2022 · 15:31

Aunque con los impasses que naturalmente imponen cada previa y presentación del seleccionado argentino, allá en Qatar, la política neuquina sigue adelante en un derrotero que encuentra fragmentadas a las expresiones locales de las grandes fuerzas nacionales; esas que alimentaron y alimentan la instalada grieta.
Madura el nocaut, se escuchaba decir a quien relataba aquellas grandes veladas del Caesars Palace o del Madison Square Garden (en tiempos algo lejanos en el calendario, pero cercanos en la memoria). Tal es la situación que, por estas horas, se apuesta a que Juntos por el Cambio (JxC) se bajará indefectiblemente del ring y no presentará candidato a gobernador en 2023 y si lo hace ya no será posible usar ese valioso sello distintivo. Lo mismo el Frente de Todos (FdT), pero este vaticinio -que también tiene sus argumentos- paga menos en las apuestas.
Los partidos, en realidad sus dirigencias, se encuentran en la construcción de eventuales alianzas (algunas programáticas y otras electorales), con las que aspiran a ocupar o mantener espacios de poder; y a las que no todos están dispuestos a subirse, algunos por convicción y otros por miradas contrapuestas (alimentadas desde el afuera). Pero siempre en nombre del sagrado interés de la provincia dueña de Vaca Muerta y del bienestar de quienes habitamos en ella.
Es así cómo las urgencias del ahora llevan a las simpatías de esa dirigencia a saltar literalmente del progresismo a la derecha o de esta al progresismo, sin que medie -al menos- una aclimatación en el centro. El calendario electoral -que maneja estratégicamente el oficialismo- hace que las decisiones se exterioricen poco a poco  y es así cómo se asiste a una serie de presentaciones y anuncios que encuentra desorientado a un sector mayoritario de la sociedad, que naturalmente optó por el modo mundial, aunque buena parte de él no haya podido memorizar los nombres de más de cuatro o cinco jugadores. 
A diferencia del componente politizado de la sociedad (ese que toca timbres, va a las reuniones partidarias, reparte folletos, opina desde las redes o, lo más difícil, trata de convencer a vecinos, familiares y compañeros de trabajo con argumentos sólidos), el resto -que sin dudas es mayoría- plantea un interrogante que inquieta tanto al oficialismo como a la oposición: ¿Confiarán sus votos a los armados de aquellos que conducen las fuerzas con las que sienten al menos vestigios de empatía? La respuesta es quién sabe porque, para qué negarlo, ese sector de la sociedad suele disociarse tanto de la política, que a buena parte de él le cuesta nombrar no a cuatro o cinco, sino a un par de diputados provinciales o ministros (y en este caso está muy mal que así sea, porque sabido es que aunque Ud. no se meta en política, la política se meterá indefectiblemente con Ud.)
Para conocer la opinión de esa mayoría silenciosa, la dirigencia política del MPN, mandó a realizar una encuesta cuyos resultados se conocerán, dicen, durante los primeros días de diciembre. Y para creerle a la encuesta le encargó otro muestreo a una encuestadora distinta. Desde que los consultores (o la mayoría de ellos) se convirtieron en operadores políticos y las encuestas en herramientas de campaña, estas perdieron confiabilidad. La sociedad lo sabe, porque los ejemplos abundan. El más cercano y contundente se vio hace apenas un par de semanas, en Brasil. Los tiempos cambiaron y lo más probable es que quien reciba el llamado de una encuestadora, corte antes de escuchar las opciones o bien opine algo distinto a lo que finalmente va a hacer. 
Claro que El MPN no es el único que intenta medir el sentir popular, todos los hacen con mayor o menor profesionalismo, contar con la mayor información clave y precisa para la toma de desiciones es ventaja distintiva en el marco de la batalla electoral. 

En fin, Neuquén asiste a esta realidad cambiante en medio de un gran cambio de escenario, en el que el rival mejor posicionado que tiene el candidato del MPN, Marcos Koopmann, es uno que hizo las inferiores y que llegó a primera en el mismo equipo: Rolando Figueroa. Y es precisamente esa puja la que generó todo este abanico de posicionamientos y alianzas a las que se hizo mención.
El PRO y Nuevo Compromiso Neuquino (NCN), ya expresaron su respaldo a Figueroa, la CC - ARI no se sumará, mientras que la UCR, al menos un sector, se mantiene firme junto a Pablo Cervi, quien dijo que no se bajará de su candidatura. Al mismo tiempo, parte del PJ se debate en cómo presentar el apoyo a Figueroa y otra parte en levantar la mano a Ramón Rioseco quien a su vez recibió el respaldo de Libres del Sur.
Jorge Sobisch dijo que en la semana anunciará su candidatura a gobernador por el partido de Miguel Angel Pichetto; Carlos Eguía le dijo adiós a la CC- ARI y lo será por el partido del libertario Javier Milei; al tiempo que Gloria Ruiz se convirtió en la candidata a vicegobernadora de Figueroa, lo que apuró los tiempos de su vecino, el diputado Andrés Peressini, quien respondió con el respaldo a Koopmann, quien tendrá, al menos, otras dos colectoras: la del partido de Mariano Mansilla y la de la lista Azul y Blanca petrolera, una de cuyas referentes,  Daniela Rucci, encabeza la lista madre que presentaron en sociedad los Azules. 
En fin, toda una gran ensalada que además tiene sus condimentos locales (en la ciudad capital la UCR está asociada con Rioseco y con el Frente Grande), y que lleva a la segunda y no menor pregunta, sobre la que quizá arrojen algo de luz aquellas encuestas: ¿Le interesará a la mayoría silenciosa toda esta madeja de encuentros y desencuentros o irá a las urnas para definir más simple? ¿Las encuestas pueden medir realmente el humor electoral? ¡Esa es la cuestión!

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