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Argentina en los BRICS: Un paso en falso en un momento poco atinado

El ingreso de Argentina a los BRICS en pleno proceso electoral poco tiene para aportar a la agenda de la ciudadanía.
Viernes, 25 de agosto de 2023 a las 08:20

El anuncio del ingreso de Argentina al bloque de los BRICS, cuyos socios fundadores con Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, generó reacciones en todo el arco político. Si bien el anuncio formal hecho por el presidente Fernández motivó pocas reacciones en la población, los dirigentes políticos sí se hicieron eco.

Considerando a los tres principales candidatos a presidente, las reacciones fueron negativas. Massa, recién regresado de Washington, aunque es la pieza vital del gobierno, evitó referirse abiertamente al tema. Patricia Bullrich se expresó con claridad: “Quiero dejar una cosa muy clara: hemos expuesto nuestra posición contraria al ingreso a BRICS”. Javier Milei, por su parte, y fiel a su estilo, fue más lejos: “No voy a impulsar un acuerdo con comunistas”.

Proceso electoral al margen, lo cierto es que el ingreso de Argentina a los BRICS no parece ser un paso hacia adelante. Si bien es cierto que, en términos económicos, todos los países parecen ser oportunidades de comercio apetecibles para nuestro país. Por un lado, es marcar un alineamiento con el eje Rusia-China en momentos en los que la relación de nuestro país con Estados Unidos no puede sufrir fisuras, por la deuda externa. Rusia es cuestionado en buena parte del mundo por su invasión a Ucrania. China es visto como un pulpo que avanza sobre el mundo en desarrollo gracias a su imparable poderío económico. Ambos países son, formal o tácitamente, adversarios de Estados Unidos y Occidente, el eje con el que históricamente ha estado alineado Argentina.

Por otro lado, junto a Argentina se sumarán países que lejos están de representar los valores tradicionales de nuestro país: respeto por los derechos humanos, la democracia y la diversidad. En general, se trata de países autocráticos. Junto a Argentina, ingresarían Irán y Arabia Saudita, por ejemplo, países en los que, con diferencias, lo que está claro es que no reina la democracia y que la diversidad permitida es solo la tolerable por el régimen. Además, Argentina pasaría a sentarse en una misma mesa china con Irán, el país acusado de la autoría intelectual de los dos atentados terroristas sufridos por nuestro país en 1992 y 1994, respectivamente.

Volviendo al nivel local, tomar esta medida en medio de un incierto proceso electoral, con un gobierno cuyo candidato aparece ciertamente relegado camino a la elección general, parece una afrenta a la institucionalidad. Si bien el gobierno tomará las decisiones hasta el 10 de diciembre, una medida de este tipo, que compromete el futuro del país en materia de alineamiento internacional, de mínima debería ser consensuada con las distintas fuerzas en pugna en el proceso electoral. En el mejor de los casos, debería ser postergada directamente para que el nuevo gobierno la considere y decida en consecuencia.

En síntesis, la novedad del ingreso de Argentina a los BRICS, en momentos tan convulsionados a nivel interno y externo, parece un paso en falso. La agenda local marca que la inflación y la inseguridad son las preocupaciones principales de una ciudadanía que, difícilmente, esté al tanto de qué son los BRICS.

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